miércoles, junio 06, 2018

Digitalización, códigos QR y chips: se aproxima la Medicina del Futuro

Cómo avanzará el campo de la Salud de la mano de los avances tecnológicos en los próximos 25 años. Escribe el especialista Diego Pereyra.


Por Diego Pereyra, médico especialista en Terapia Intensiva y Tecnólogo, coordinador de la Unidad de Cuidados Intensivos del Sanatorio Güemes (M.N. 122603).
Se cumplieron 202 años desde que René Laënnec inventó el estetoscopio, y pasó todo ese tiempo hasta llegar hoy al estetoscopio electrónico. Sin embargo, vivimos una etapa en la que las invenciones tecnológicas médicas avanzan en cámara rápida. La tecnología llegó a nuestras vidas y se encuentra a disposición de la salud de los pacientes para su buen uso.
Por su parte, las enfermedades también evolucionan, mientras que los seres humanos hacemos lo mismo para adaptarnos al medio. Sin profundizar en el tema, cuando un médico se recibe ya se han desarrollado alrededor de un 30% de nuevos medicamentos que jamás ha estudiado en la Universidad.
Adiós a la bolsa llena de papeles y estudios médicos
En la actualidad, varias clínicas y hospitales se encuentran trabajando con historias clínicas electrónicas alojadas en una nube, con el objetivo de ayudar a los pacientes. Cada vez que necesitan ser internados por diversas patologías, los vemos ir de un médico a otro con las bolsas llenas de estudios, todos mezclados, y con el riesgo de perder esa información tan valiosa.
Es por esto que varias empresas de salud informática están desarrollando una alternativa para que toda esa información esté almacenada en nuestras casillas de correo. De esta manera, con solo dar nuestra dirección de e-mail (y con previa autorización) cualquier médico podría ver nuestro historial clínico en vivo desde cualquier dispositivo móvil. Por eso creo que los médicos del futuro vamos a tener que registrarnos en las historias clínicas de nuestros pacientes.

¿Y ante una emergencia?
¿Qué pasaría si tenemos un accidente y no podemos dar nuestros datos de historia clínica? También hemos pensado en eso. Uno de los grandes problemas en las Emergencias Médicas es que los pacientes, por lo general, no pueden comunicarse con los profesionales de la salud, ya sea a causa de un desmayo, convulsiones o un ACV, por ejemplo. Ante esta imposibilidad, el paciente es un “NN” hasta que llegue algún familiar y nos entregue sus datos.
Para solucionarlo, se han desarrollado pulseras con códigos QR (algo parecido a los códigos de barras) donde puede alojarse nuestra historia clínica. Esa misma pulsera hoy es capaz de medir nuestra frecuencia y ritmo cardíaco, e informar en vivo a un cardiólogo si presentamos una arritmia.
Y si pensamos que esto es ciencia ficción, quizás deberíamos saber que en Argentina ya existen chips que se colocan debajo de la piel (tecnología de identificación por radiofrecuencia) con capacidad de almacenamiento al igual que un pendrive. Estos chips poseen, además, un magnetismo capaz de almacenar datos y cumplir funciones (como abrir una puerta sin el uso de una tarjeta magnética o pagar un transporte público con solo apoyar la mano).
Entonces, ¿qué nos espera en el futuro?
En los próximos años no solo vamos a utilizar tecnología vestible para obtener datos médicos en vivo, sino que también emplearemos tecnología debajo de nuestra piel (algo frecuente desde hace años en veterinaria, para la localización de animales). Asimismo, ya se trabaja en la edición genética para ingresar, modificar y eliminar datos de nuestro ADN (tecnología CRISPR CAS-9).
En los próximos 25 años recibiremos transfusiones de sangre con glóbulos rojos artificiales de laboratorio, eliminándose así las donaciones de sangre. También se realizarán tratamientos médicos más cortos: imaginemos tomar una sola pastilla (antibiótico) por una faringitis a cambio de una semana de tratamiento, obteniendo el mismo resultado. Además, y aunque suene increíble, podremos imprimir comida con una impresora 3D.
Es importante hacer hincapié en que todas estas invenciones tienen varios objetivos: eliminar la desnutrición; disminuir la mortalidad infantil; mejorar la relación médico-paciente al agilizar procesos y automatizar otros; y, por sobre todas las cosas, mejorar nuestra calidad de vida.
Desde enviar un telegrama o una postal a un mensaje de consulta al médico pediatra a través de aplicaciones de mensajería; o desde ir a la farmacia a tomarnos la tensión arterial a poder controlar los signos vitales con una pulsera y enviar la información al médico de cabecera en tiempo real. Todas estas nuevas tecnologías ya se aplican pero, ¿realmente podrían cambiar nuestros hábitos? Bienvenidos a la Medicina del Futuro… Esto es solo el principio.
Leído en TN

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