lunes, julio 18, 2022

Telemedicina: cómo mejorar la relación médico-paciente y la formación de profesionales

La crisis desatada por el COVID-19 nos interpela y nos está dando la oportunidad de aprender y de superarnos. Los desafíos que debemos tomar desde la Medicina.

Si bien en otros países la telemedicina ya estaba incorporada a la práctica profesional desde hace tiempo, su uso en la Argentina se aceleró ante el avance de la pandemia por coronavirus.

La tecnología disponible nos permitió surfear este nuevo tiempo con herramientas de comunicación que ayudan a hacer seguimientos a los pacientes, realizar consultas, evacuar dudas más rápidamente y evitar que los consultorios y los centros de salud reciban más personas que la cantidad deseable.

La vieja discusión sobre si la tecnología va en detrimento de la humanización en el vínculo médico-paciente quedó obsoleta tras la irrupción del brote mundial. En estos meses de confinamiento, quedó demostrado cómo los avances y los adelantos técnicos nos facilitaron la interacción, nos permitieron estar cerca y nos trazaron el escenario para que sigamos en contacto.

Es verdad que la dinámica que instauró la virtualidad requiere que las habilidades emocionales que siempre deben estar presente en la relación profesional con nuestros pacientes empiecen a ser consideras más relevantes aún.

Comunicar más y mejor resulta imprescindible para ejercer la medicina de manera remota en el contexto que estamos atravesando. Pero no solo este aspecto resulta fundamental hoy. Es imprescindible también que esté incluido de manera medular en los programas de formación de los futuros doctores.

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Tal como el conocimiento científico y el saber específico de cada especialidad, la empatía, la inteligencia emocional y las habilidades de comunicación de los profesionales de la salud deberían marcar la diferencia en la “nueva normalidad” que deseamos para el ejercicio de la medicina.

Hoy más que nunca, el paciente necesita ser y sentirse más escuchado. En un tiempo en el que el miedo, las ansiedades y la incertidumbre están a flor de piel, las personas valoran enormemente cuando un profesional transmite calma, genera confianza, disipa temores, protege la confidencialidad, sabe resguardar su privacidad, cuando, en definitiva, con la palabra y el poder de escucha logra establecer una comunicación clara basada en la información certera y disponible.

Este saber no técnico, es vital. Debe formar parte del nuevo paradigma de formación y práctica que el mundo actual está demandando.

El futuro nos está pidiendo que seamos flexibles, que apostemos a la innovación, que dejemos atrás viejos hábitos, que abracemos la tecnología y la utilicemos con un abordaje humanista. Que conozcamos las nuevas dinámicas sociales y que estemos al tanto de los códigos intergeneracionales.

Todo esto se puede aprender y lo importante es que también se debe enseñar a los profesionales del mañana. También es importante llevar esta mirada puertas adentro., a los quirófanos y a los consultores. Hay que saber trabajar en equipo y encarnar nuevas formas de liderazgo que generen valor. La experiencia indica que -incluso- se logran mejores resultados técnicos.

La gran crisis desatada por la pandemia nos interpela y nos está dando la oportunidad de aprender y de superarnos. Es un desafío que, desde la Medicina, debemos tomar para poder ser mejores profesionales y brindar las respuestas que este nuevo tiempo está demandando.

Fuente: TN.com.ar

Leído en el blog de la Dra. Marisa Aizenberg

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