miércoles, abril 08, 2015

Palabras que curan .

(Los acentos fueron obviados por cuestiones tecnicas)
Palabras que curan .

No se si a usted le habra sucedido alguna vez, pero a mi me paso el otro dia. La especialista miraba el monitor de su PC, mientras intentaba explicarle el motivo de mi consulta. La doctora iba embutiendo mis palabras en la caja negra de ese extraño “genero literario” llamado historia clinica. Su mala praxis modal –el esbozo de una seriedad oscura durante todo mi monologo- y su desinteres cuando pretendia narrarle como y de que forma se presentaba mi dolor hizo que mi condicion de padeciente (¡Presteme el termino por un rato, mi estimado Gabriel Rolon!) trocara por algo inferior: por un momento me senti culpable de estar enfermo.
En las consultas medicas nos sentimos empequeñecidos y cosificados. Es posible que del otro lado del escritorio encontremos a una persona que, ante su actitud, nos invite a pensar que estamos solos y aislados con nuestras dolencias, acaso sin advertir que el enfermo no tiene atenuantes: somos una carretada de tripas que cada quien empuja como puede, diria el escritor Hector Rojas Herazo. Por lo bajo, los pacientes confesamos sentirnos “incomprendidos” -aunque conocidos por nuestros doctores-, y subordinados a una chorrera de estudios de protocolo que los galenos –siempre- apuran endosarnos. Pienso en Oliver Sacks, el gran neurologo ingles: “Los animales contraen enfermedades pero solo el hombre cae radicalmente enfermo”.
En general, la medicina occidental ve la enfermedad, pero escatima escuchar al enfermo. Atiende sus dolencias, pero no pregunta por su origen privado: el contexto en el que vive la persona; su historia, su experiencia vital. Porque no es solo una cuestion de empatia profesional, o un asunto de buena voluntad de los medicos lo que le hace falta a las ciencias medicas, el punto esta en poder comprender que significa escuchar al que sufre. El desafio se encuentra en saber que hacer con las palabras que no tengan que ver estrictamente con el modelo biomedico.
Sin embargo, desde principios del 2007, un grupo de profesionales trabaja sobre la identificacion de los profesionales de la salud con las narraciones orales o escritas de sus pacientes. Llaman a este movimiento Medicina Narrativa (MN), segun me cuenta Silvia Carrio, magister en psicologia cognitiva y educacion (FLASCO) del Hospital Italiano de Buenos Aires. Carrio, co-directora del curso de habilidades narrativas del la misma entidad, señala que “algunos sostienen que el objetivo principal de la MN es recuperar la humanidad en la relacion con los pacientes. Sin embrago a mi me gusta mas la idea de cultivar la capacidad de apreciar y co-crear historias”. Y agrega: “Desde nuestra perspectiva toda la medicina es narrativa, incluso la que pretende no serlo, porque es una practica mediada por el lenguaje. La distincion entre una medicina narrativa y otra que no lo es supone que el lenguaje no crea realidades sino que simplemente es descriptivo”.
La medicina narrativa moderna comenzo en EE.UU y se esta difundiendo a traves de cursos para estudiantes y profesionales, con el objeto de enseñar la practica de la comunicacion y la capacidad de escuchar e interpretar las historias de los pacientes. Autores como Brian Hurwitz y Trisha Greenhalgh sostienen que las narraciones cumplen una funcion de puente entre medicos y pacientes, y que este canal puede ayudar a acortar la distancia entre saber a cerca de la enfermedad y comprender su experiencia.
La Dra. Rita Charon, referente mundial en MN, afirma que “el que escucha tiene que poder recibir, como una gran vasija de arcilla, todo lo que yo, el paciente, emito. Y esa persona que escucha, si sabe hacerlo, se enterara de algo muy diferente a lo que le informan las respuestas a preguntas como: ¿le arde al orinar? o “¿le falta el aire? Juntos, quien habla, el paciente, y quien lo escucha, el profesional, construiran una narracion diferente de la que el enfermo penso que tenia que decir o de la que el clinico penso que iba a escuchar. De modo que es una creacion activa y, como sabemos acerca de cualquier caso de escritura o relato, el descubrimiento ocurre al decirlo. No sabemos lo que tenemos que decir hasta que haya un receptor que lo oiga”.
Carrio me cuenta que el mayor centro de desarrollo de MN esta en la universidad de Columbia, Nueva York y que en los ultimos años los profesionales del equipo de Medicina Narrativa con los que trabajo inicialmente han estado en contacto con ese grupo. Con todo surge, inevitable, la pregunta: ¿los medicos en la Argentina estan capacitados para recibir lo que una persona enferma tiene para decirles? Para Silvia Carrio la enseñanza de la capacidad de recibir historias suele estar ausente en los programas de formacion: “¿Que lugar tiene hoy en la educacion medica el efecto de nuestros juicios? ¿Como se trabajan el modo en que las palabras pueden dañar y las posibilidades que se generan mirando desde diferentes perspectivas? ¿Que peso tienen la necesidad de sentido, el poder de los detalles, la funcion de las metaforas? ¿Como cultivamos la creatividad, la capacidad poetica, el don de la presencia? Creo que todos tenemos mucho que aprender de la potencia de los finales abiertos, de la ambigüedad de nuestro lenguaje,  la polisemia y la construccion de diferentes posibilidades segun nuestras distinciones”.
En un trabajo cientifico presentado en la revista del Hospital Italiano, Carrio y colaboradores manifiestan que a pesar de vivir en esta epoca de la “medicina basada en la evidencia”, sabemos que los relatos de los pacientes y de nuestros pares influyen en el quehacer cotidiano. No solo escuchar las historias de todos los dias, sino tambien leer historias de otros, recurriendo a la literatura, aumenta nuestra sensibilidad, nos ayuda a comprender la percepcion de enfermedad de nuestros pacientes y nos brinda otras miradas sobre el impacto que producimos en ellos.
Cuando a Carrio le consulto acerca de la utilizacion de la literatura de ficcion en sus cursos, responde: “Trabajamos con fragmentos de novelas, cuentos, poesias, (no nos parece necesario centrarnos en la enfermedad o el sufrimiento) para despertar ideas, sentimientos, sensaciones. La literatura tiene la ventaja de contar historias singulares y de enunciar quien dice lo que dice, sin pretender tratar de verdades universales”.
De todos modos, conviene agregar algo mas en cuanto a como lograr describir la enfermedad y poder integrar a esa narracion, al enfermo. La MN apunta a que el profesional debe aprender a obtener los significados de la historia clinica -ya sea escrita u oral- para no quedar atrapado solo en el cuerpo. Hay todo un mundo metaforico (silencios, movimientos corporales, etc.) que es parte de la comunicacion y solo se consigue acceder a ese territorio a traves de los distintos tipos de lenguajes. ¿Con que objetivo? La doctora Charon lo explica: “Los frutos van a ser hemoglobina A1c mas baja, mejores controles de la presion arterial, menos cigarrillo, mas perdida de peso, una mejor funcion luego de la muerte de un conyuge, claridad acerca de los estudios que se les solicitan: tomar las medicaciones, hacerse un Papanicolau o una mamografia. Esas seran las diferencias. Y los pacientes se sentiran escuchados, y los medicos estaran contentos”, concluye la especialista.
Tal vez la medicina moderna deba modificar sus paradigmas comunicacionales y, con ello, consiga penetrar la tragica grandeza del destino del genero humano.

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