jueves, mayo 04, 2017

Cómo mejorar el sistema de salud de la Argentina.

Un análisis simple del sistema de salud supone un escenario donde confrontan recursos públicos y privados ante necesidades permanentes o circunstanciales de la población: en un polo están los recursos (oferta) y en otro las necesidades (demanda). El sistema presenta dos grandes estratos: los habitantes con ingresos medios o altos y los trabajadores formales que tienen acceso a servicios privados y cuentan con cobertura de obra social (OS) o prepago; y los de bajos ingresos y trabajadores informales que carecen de cobertura y son usuarios de servicios públicos (hospitales y centros de salud).
Para proteger este sector, el Ministerio de Salud promueve la Cobertura Universal de Salud (CUS). Toda la población quedaría integrada a la Seguridad Social (SeS). Se contempló a los dos estratos: los beneficiarios de la CUS tendrán una Canasta Básica de Prestaciones (CBP) del sector público, junto con descuentos en medicamentos y derivaciones a prestadores privados. Los que tienen cobertura seguirán accediendo al Programa Médico Obligatorio (PMO).
La ejecución se hace mediante convenios de adhesión de los ministerios provinciales, que deberán aprestar sus servicios según las normas acordadas. Pero es difícil lograr una reconversión exitosa para atender los mismos pacientes con una gestión administrativa distinta: se requerirá un cambio en la cultura filantrópica que allí predomina. Los instrumentos nombrados -CUS, CBP, PMO- son parte de la oferta. Enfocados desde la demanda, son los carentes de cobertura los que deberían adoptar la CUS: esto implica un padrón provincial o nacional, un carnet, una historia clínica electrónica y registros de SeS, como los trabajadores formales.
No es atractivo para usuarios que acceden a esos servicios sin cargo y con registros locales. Es un sector de población habituado a la economía informal, que va a resistir circuitos formales que puedan implicar otras cargas tributarias. Para que la CUS resulte atractiva deberá ganar su voluntad. El Seguro Popular de Salud de México logró insertarse en la población sin cobertura, después de varios años de educar a los usuarios.
El proyecto de ley de la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías (AgNET) tiene un trámite parlamentario discutido. Los países con sistemas estructurados, cuentan con este tipo de agencias: avances en investigaciones e innovaciones tecnológicas pueden no tener respaldo científico suficiente y debe evaluarse qué cambios favorecerán la salud. La motivación original de la AgNET desde hace una década, es la llamada “litigiosidad indebida”, por la que han reclamado obras sociales y prepagos, debido a costosos tratamientos de efectividad discutible, donde los jueces laudan a favor del pedido del paciente sin muchos fundamentos técnicos. La experiencia de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico de México resuelve la mayoría de los conflictos entre Seguridad Social y beneficiarios, antes que alcancen estado judicial. Aunque sea necesario tener estudios rigurosos, la AgNET está diseñada para la oferta; definirá qué prestaciones van a incorporarse al PMO, en vez de precisar cuáles serán los problemas prioritarios y con qué nivel de cobertura, protegerán la salud de los afiliados.
Más salud no implica optar entre estrategias basadas en oferta o demanda, sino en un equilibrio que derive en un desempeño racional del sistema.
Por Hugo E. Arce para LA NACION
      

Médico Sanitarista, miembro del Grupo PAIS. 

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