La
calidad asistencial tiene básicamente unas ocho a diez dimensiones,
como resultan la calidad técnica, vinculada con el desempeño de los
equipos de salud, con la calidad de vida ganada, con la disminución de las
complicaciones y los eventos adversos. Luego está la satisfacción del usuario,
que no se lo considera el verdadero juez de la calidad asistencial, porque no
sabe cuál la necesidad expresada y la normatizada en función de una morbilidad
diagnosticada.
La
satisfacción es un cociente positivo en su resultado en la relación entre
lo que se le da en el denominador y lo que espera el paciente, resultado esto
un punto que se mueve al compás de la experiencia comparativa y naturalizar
ciertos componentes del servicio. entendiendo que hay productos intermedios de
la producción sanitaria que se debe acoplar al producto en tiempo, y forma.
La
satisfacción es un aspecto comparativo, de
tolerancia con la expectativa de la calidad de vida esperada. También la
satisfacción está sesgada por el resultado. Si le fue bien en la prestación el
paciente y su familia pasan por alto elementos que como gestores tenemos la
obligación de valorar, de mejorar. Aspectos vinculados con el confort, con la escucha,
con la participación.
Es
también eficiencia, cuanto se gasta o se sacrifica para ser efectivo en
condiciones reales. En esta dimensión de la calidad entran en la consideración
los desperdicios, que no agregan valor.
La
calidad debe ser oportuna, o sea estar disponible cuando el paciente lo
necesita, el acceso vinculado a la organización de la oferta, a la económica,
la distancia geográfica, la cultural.
Las
prestaciones deben ser valoradas como apropiadas, ser adecuadas a lo que
el paciente, su evolución, el estadio de la enfermedad necesita, son en
magnitud y calidad para cubrir la necesidad de los usuarios. Se debe generar
valor: basado en la obtención de un resultado deseado y sustentable, en
calidad. la medicina basada en el valor es un aspecto que debemos
incorporar en la calidad. la calidad es seguridad en la atención, prevenir los
eventos adversos.
También
la calidad tiene otra dimensión que es disminuir la desigualdad injusta, la
inequidad, calidad debe ser equitativa, sino resulta un privilegio.
Otra
dimensión de la calidad debe ser la
rapidez, especialmente en las patologías cuyos resultados son tiempo
dependientes.
Los
servicios deben ser suministrados por personas competentes, que tengan
habilidades entrenadas y competencias.
También
está en la calidad el respeto por la
información y los datos, la confidencialidad. Calidad es informar
adecuadamente a los pacientes y las familias para que coparticipen. Esa
información debe ser segura, confiable, e independiente.
Estamos
en el centro de la crisis de financiamiento y sustentabilidad, donde a los
gerenciadores financiadores no les interesa la calidad de los prestadores, que
no tengan complicaciones, que logren un modelo de gestión de procesos basado en
la continuidad de atención, en la digitalización. En contratar mejores equipos,
que les paguen bien a los profesionales, dignifiquen la atención, ofrezcan
ambientes seguros, se les pague mejora a estos, porque en definitiva reducirán
el gasto, porque mejoran la calidad de vida de las personas, logran una
adherencia al tratamiento y a los cambios de hábitos, debiendo ampliar las
fronteras de acción para lograr ir no solo a un modelo de atención episódico,
sino cuidado a los pacientes.
La
rectoría, los financiadores, para su bien, y el de los pacientes y la comunidad
deben incentivar a que los prestadores trabajen en procesos, tengan
información, digitalización la información, eduquen para la salud de los
pacientes, se anticipen a las complicaciones y eviten los eventos adversos,
esto será un círculo virtuoso, que sustancie el modelo de atención futuro, con
el compromiso profesional y las actuaciones que eviten la fragmentación de la
atención y su continuidad.
1.
Coordinación de actividades y procesos. Core con
los de suministro información, logística y funcionalidad
Hace efectivo el
concurso del esfuerzo de los equipos de trabajo.
2.
Tener objetivos comunes.
Sirven como guía de
la actuación individual. Se relaciona con los propósitos
3.
Diferenciación y complementación de funciones
Para lograr una
gestión más eficaz.
4.
La jerarquía de la línea de mando
Para que exista
coordinación, dirigir los esfuerzos y controlar los resultados.
5.
División del trabajo
No sobrecargar a
los equipos, aumentar la capacidad de respuestas
6.
Los procesos, las normas, los procedimientos, las
guías, y las vías
Definen funciones
de las personas, las relaciones entre ellas y las especificaciones de que se
espera con su actuación.
7.
Tener un sistema de reconocimiento, de incentivos,
motivación y castigos
Para incentivar a
los individuos a desempeñar correctamente sus funciones.
La calidad es importante, debe ser
reconocida, los prestadores acreditados, definir claramente que se cubre, que
es costo efectivo, y que calidad es la esperada en la prestación.
Autor: Dr. Carlos Alberto Díaz. Profesor
Titular de Gestión estratégica de Salud
Fuente: Gestión y Economía de la Salud