(Los acentos fueron
obviados por cuestiones tecnicas)
Este sistema de salud, denominado SER, incorpora a
la poblacion indigena desde lo mas fundamental:
conociendo su cosmovision en terreno.
Dr. Jorge Gronda
En 1988 el ginecologo Jorge
Gronda subio a la montaña de la puna, en el norte
argentino, tras renunciar al hospital central de
Jujuy, la provincia fronteriza con Chile y Bolivia.
Estaba desencantado por la forma como los medicos
trataban a la poblacion indigena. “Un trato de una
discriminacion despreciativa a irrespetuosa”,
recuerda hoy Gronda. “Alli el Estado hace como que
paga, los medicos hacemos como que trabajamos, pero
la gente no hace como que se enferma”. Cirujano de
la Universidad de Cordoba especializado en
ginecologia y obstetricia, sentia que se estaba
contagiando de los malos hábitos y por eso decidio
escapar.
Su plan era comenzar en la
montaña un criadero de vicuñas, una de las especies
originarias del altiplano. Pero alli Beatriz Quispe,
una mujer de la etnia local kolla, lo reconocio como
el ginecologo del pueblo. “¿Por que no se deja de
joder con las vicuñas y nos ayuda como doctor?”, le
increpo. Quispe le conto de las altas tasas de
muerte por cáncer de cuello uterino. “Era genocidio,
se morian mujeres porque no podian hacerse un
estudio de dos o tres dolares”, comenta el medico.
“Y el Estado no solucionaba las cosas”.
La montaña y las palabras de
Quispe cambiaron sus planes: abandono el proyecto
“vicuñas” y, junto con continuar con el centro
ginecologico que comparte con un colega en Jujuy,
comenzo como voluntariado a atender a las mujeres de
la etnia kolla en la montaña. Pero con visitas
puntuales no lograba gran impacto; para un cambio
mayor precisaba de un modelo adecuado, una tercera
via alternativa a los modelos publico y privado de
la salud argentina. El primer desafio fue solucionar
el costo del servicio para una poblacion en la base
de la pirámide. El segundo fue desterrar los malos
tratos de los medicos hacia los kollas.
Los otros
Las llanuras de la puna
jujeña y las cumbres de la cordillera de los Andes,
algunas de 6.000 metros sobre el nivel del mar, son
escenario de la cultura kolla. Son unas 26.000
personas, un 7,9% de la poblacion de Jujuy, segun el
ultimo censo, dedicadas a la crianza de animales y
la siembra de hortalizas en el altiplano.
Apenas comenzado su
voluntariado en la montaña, Gronda busco una
alternativa de atencion medica para las mujeres
kolla. Cuando las pacientes bajaban a la ciudad, y
no las atendian en el hospital publico gratuito, se
dirigian a la consulta ginecologica privada de
Gronda. De golpe la sala de espera, con aire
acondicionado y tecnologia avanzada, comenzo a
reunir a pacientes acomodadas y a mujeres campesinas
con su cuero al hombro.
Al principio Gronda trato de
convencerlas para que volvieran al hospital estatal,
pero la respuesta era siempre la misma: preferian
atenderse con el en su consulta. “No me sentia bien
cobrándoles”, dice Gronda. “Pero al momento que el
70 % de las consultas eran gratis, eso no era
sustentable”. Incluso Beatriz Quispe le recordo las
falencias de un modelo paternalista: “Doctor,
regalarles a los pobres no sirve”. Además, las
cuatro personas que trabajaban alli no daban abasto
con el creciente flujo de pacientes. Necesitaban un
plan.
Con este desafio Gronda ideo
un nuevo modelo de negocio, definiendo lo que
denomina “un precio justo”. Lo bautizo Sistema SER y
sumo a medicos de otras especialidades en la
provincia. “Incorporar prácticas de otras
disciplinas hace innovador al modelo de Gronda”,
comenta Tomás Kidd, academico de la Universidad
Torcuato Di Tella que estudio el caso para incluirlo
en el libro Marketing in Growth Markets, que se
publicará este año. “No se parece ni al modelo de
salud publica ni al privado”, agrega.
Altiplano simbolico
En Argentina, mientras el
sistema publico es gratuito, el privado consta de un
seguro de pago mensual. Las atenciones se costean
con bonos y el medico recibe semanas o meses despues
el pago.
En SER, en cambio, mediante
una suscripcion anual de US$ 5 se accede a una red
de especialistas pagando directamente cada atencion,
sin sobrecostos. La clave es eliminar los pagos a
los intermediarios que tiene el sistema privado de
salud en Argentina, y con el beneficio para cada
medico de recibir en efectivo la paga. “Permite que
el precio de la atencion sea tres o cuatro veces más
bajo”, dice Jacqueline Pels, academica de la
Universidad Torcuato di Tella y coautora junto a
Kidd del caso basado en Gronda.
El sistema se consolido en
2005, cuando se establecio una fundacion como
administradora. Los pacientes recibieron una tarjeta
de usuario, la que se constituyo en un elemento
simbolico del sistema. Para Pels, es un elemento
clave que empodera a los usuarios kolla. “No tienen
muchas veces ni documento de identidad y tener un
carnet representa no ser un excluido”, comenta.
Sin embargo, seguia
existiendo prejuicio hacia las pacientes indigenas
entre los medicos participantes en SER. “Estaban
recontentos de cobrar en efectivo, pero menos
contentos con quien les estaba pagando”, dice Pels.
Por eso habia rotacion entre los especialistas
participantes. “Entraba un medico y a la semana se
iba porque seguian atendiendo a la gente igual que
en el hospital”, comenta Gronda. “Tenian una actitud
rozando lo racista”.
La solucion no vino de la
medicina, sino de la antropologia, o más
especificamente de la etnografia. Gronda incorporo
la práctica de convivir con un grupo humano para
conocer de primera mano su cosmovision.
La montaña me hablo
En 2008 el Ministerio de
Salud argentino, asombrado con SER, contrato a la
fundacion para realizar atencion gratuita a las
mujeres en la puna de Jujuy. Como lo realizado por
Gronda en 1988, pero esta vez con mayor respaldo y
recursos. En el primer viaje, el ginecologo invito a
cuatro medicas recien tituladas para probar
etnográficamente si se podia mejorar la relacion
entre kollas y medicos.
Tras seis meses contacto con
la montaña, las cuatro medicas ingresaron a SER.
Gronda decidio repetir la experiencia, y en alianza
con el Ministerio, invito a otros medicos a visitar
la puna jujeña. Alli atendieron a una comunidad que
por siglos ha vivido sin agua potable o electricidad
y con una cosmovision ritual de conexion con la
Pachamama.
“Son comunidades que
quieren respeto, con las mismas necesidades que las
mujeres de un consultorio privado”, dice Gronda.
Para las pacientes kolla tambien fue un aprendizaje,
ya que asimilaron la importancia de la prevencion en
salud, con los medicos como evangelizadores. “El
concepto de gastar hoy para estar mejor mañana lo
sentian muy lejos”, dice Pels.
En este trabajo etnográfico
Gronda hizo escuela: hasta el dia hoy los medicos
que fueron a la montaña llevan a los más nuevos.
Otra arista a enfrentar fue
la cobertura en terminos de prestaciones medicas.
“El 90% de los problemas de la poblacion femenina se
soluciona con tres consultas, cinco estudios y un
valor de US$ 100 por año”, dice Gronda. “Es toda la
logica del sistema SER”. ¿Pero como enfrentar
financieramente partos, enfermedades catastroficas u
operaciones más complejas? SER incorporo el
denominado Banco para la Cirugia: si un parto cuesta
US$ 900 dolares, se le permite a la paciente abonar
mes a mes el costo, de modo que al momento del
nacimiento el dinero este. “Luego hacen
planificacion familiar y no pagan más dinero o
seguro”, explica Gronda.
En 2010, SER ya contaba con
60 medicos afiliados y 46.000 pacientes entre
mujeres, hombres y niños, kollas y no-kollas. El
modelo habia crecido y funcionaba, pero Gronda
colapso. La presion de estar al frente de una
organizacion de miles de personas le provoco
depresion y crisis de pánico. “No estaba preparado
profesionalmente ni emocionalmente para manejarlo”,
comenta. Entonces su mujer y su hijo, Irene y Simon
Gronda, se hacen cargo de la administracion. “Al
principio fue caotico estar sin Jorge, pero
aprendimos a funcionar”, comenta Simon,
administrador de empresas y MBA de INCAE. El nuevo
equipo mejoro la gestion, demostrando de paso que
SER podia sobrevivir sin su fundador.
Hoy de regreso, Gronda
preside la Fundacion SER y está retomando su
consulta ginecologica adherida al modelo de salud
que creo. Pero su principal entusiasmo está en
promover que otros repliquen el modelo. Por ejemplo,
en las favelas de Brasil. “Se podria replicar
siempre y cuando se haga el trabajo de hormiga de
contactarse con referentes locales y construir
confianzas”, dice Kidd, de la Torcuato di Tella. ¿Y
las vicuñas? Siguen esperando al doctor en la
montaña.
Fuente: David Cornejo - MBA
& Educacion Ejecutiva
Leido en Baires Salud
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