La 5ª edición del evento anual organizado por SADAM se realizó el 6 de octubre
en Buenos Aires.
Conscientes de que cada vez más los pacientes son atendidos por diferentes
profesionales de distintas áreas de la salud, y que por lo general no se
relacionan entre ellos, este año la Asociación
Argentina de Auditoría y Gestión Sanitaria (SADAM)
eligió como tema de su 5º Congreso a la “Atención
centrada en el paciente. Continuidad asistencial y sustentabilidad del sistema
de salud”.
Realizado el 6 de octubre en el Hotel Sheraton de Buenos Aires, el evento dejó
en evidencia cómo los avances tecnológicos, bien utilizados, pueden ser grandes
aliados tanto de los pacientes como de los sistemas sanitarios a la hora de
mejorar la calidad y eficiencia de las prestaciones.
La
conferencia de apertura del congreso estuvo a cargo del Dr. Luis Scervino,
Superintendente de Servicios de Salud de la Nación, quien se centró en cómo la
continuidad asistencial puede ayudar a la sustentabilidad del sistema. Scervino
advirtió acerca de los enormes desafíos de financiamiento que suponen los nuevos
tratamientos y tecnologías –para las obras sociales, prepagas y el sector
público– y la necesidad no sólo de hacer un uso eficiente para que no se genere
mayor inequidad y el sistema no colapse, sino también para no seguir
deshumanizando la relación médico-paciente. “Antes revisábamos a los pacientes
en nuestros consultorios. Hoy el médico colgó el estetoscopio y los toca cada
vez menos. Prefiere las tomografías, resonancias, resultados de laboratorio. La
tecnología debe ser solo una herramienta; el centro de la atención médica es el
paciente”, aclaró. Y agregó a modo de ejemplo: “En los años ’80 había tres
tomógrafos en toda la Argentina; hoy hay 300 sólo en la ciudad de Buenos Aires.
¿Es sustentable el modelo de financiamiento actual de las obras sociales, cuyo
origen se remonta a la década del ’70, cuando había muy poca tecnología?”,
preguntó, sin esperar respuesta.
A
su turno, Patricia D’Aste, presidente de SADAM, explicó que “la aparición de las
especialidades y subespecialidades hizo que la decisión terapéutica ya no
recaiga en una sola persona si no en un equipo de salud”. En este sentido, hizo
hincapié en que la continuidad asistencial es una forma de organización, que se
plantea en tres niveles: continuidad de gestión (uso de herramientas
informáticas que permitan trasladar la información, hacer recetas electrónicas,
tener registros de pacientes); continuidad de relación(que sea el mismo equipo
de salud el que atienda a lo largo del tiempo); continuidad de información (los
profesionales de la salud deben aprender a usar distintos modelos de historia
clínica electrónica). Por otra parte, aseguró que “el modelo que se usó para
abordar las enfermedades agudas no se puede usar para las crónicas, que son
nuestro principal problema en la actualidad”. Para ella, “las herramientas
informáticas y las tics nos pueden ayudar porque nos permiten acercarnos a
pacientes a los que no podríamos llegar de otra manera”. Luego, expuso ejemplos
exitosos de Canadá, China, Australia, Finlandia, India, Uganda y Noruega. Y
concluyó: “Los países que apostaron a la continuidad asistencial utilizando
herramientas tecnológicas han ganado en salud”.
El
ingeniero Jorge Forcella, creador del programa Salud.UY,
de Uruguay, se centró en la importancia de la interoperabilidad entre los
sistemas de historias clínicas para lograr la continuidad asistencial. “Sin
continuidad es muy difícil lograr calidad asistencial, garantizar la seguridad
del paciente y la efectividad del tratamiento, lo que hace a la sustentabilidad
del sistema”, resumió. Y explicó la importancia de contar con una historia
clínica electrónica única, en el marco de un proceso de atención centrado en el
usuario. “Tiene que ser un modelo unificado, compartido por todos los servicios
de salud, y accesible desde cualquier punto asistencial. Para esto, hay que
establecer estándares. Primero, a nivel institución y después, a nivel país”,
dijo. Forcella también mencionó la necesidad de catálogos y terminologías
estandarizadas. “En Uruguay decidimos establecer un conjunto mínimo de datos que
tienen que compartir la misma terminología y después cada institución puede
agregar lo que quiera. El sistema de nomenclatura que usamos es ‘Snomed’”,
informó.
Por último, el especialista uruguayo mostró un video del Conectaton
2016, la prueba de interconexión que les
mostró que las cosas estaban bien encaminadas. “Fue un evento histórico, del que
participaron unas 40 organizaciones, entre ellas todas las empresas de salud
privada y las proveedoras de soluciones informáticas, que en lugar de competir,
cooperaban para que las cosas salieran bien”, resaltó.
Tras el almuerzo, el Dr. Gabriel Novick, del Swiss Medical Group, habló sobre
cómo el entorno digital está cambiando la experiencia del paciente. “No basta
con que se cumpla el derecho a la salud, sino que se tiene que complementar con
un servicio que tenga a la persona en el centro, porque en los tiempos actuales
el ‘yo’ se ha agigantado. Hay un recorrido del paciente, junto a la experiencia
como cliente”, señaló. Para ilustrarlo, mencionó distintas situaciones que
cambiaron en los últimos tiempos y que, según él, no pueden describirse como de
innovación, porque en algunos países ya es ortodoxia. Por ejemplo, el tema de la
espera incierta; la sensación de que cuando se ingresa al sistema de salud el
tiempo se detiene; y el dilema de simplificar vs. personalizar, que ya no
existe, entre otras cuestiones.
A
su turno, Manuel Álvarez, de SADAM, no dudó en asegurar que “la informática
hospitalaria es el futuro. Si no avanzamos en esa dirección vamos a quedar
afuera, en la edad de piedra”. Para él, “no hay que hacer sustentable el actual
sistema, sino crear otro que lo sea desde el inicio. Argentina lidera el gasto
en salud en Latinoamérica, pero no lo refleja en los resultados, como lo
demuestran los índices de mortalidad infantil y materna, entre otros”.
Álvarez insistió en que en el nuevo modelo la información es vital. “La
interoperabilidad es un requisito, sino no sirve la historia clínica digital.
Además, si no advierte contraindicaciones, interacciones o no da alertas, es una
máquina de escribir con luces, que no sirve para el nuevo modelo. Y tiene que
incluir los resultados: qué mejoras tuvo el paciente, cómo es su calidad de
vida. Por supuesto, también hay que saber leer la información que tenemos, y
para eso es clave el big data: poder hacer algo con todos esos datos”, subrayó.
Luego de la entrega de las distinciones a Auditores y Gerentes de Salud (fueron
premiados la Dra. Marta Moroni, el Dr. Antonio Guidazio, la Dra. Josefa
Rordríguez, el Dr. Ginés González García y el Hospital Universitario Autral), la
conferencia de cierre, que según el programa daría la Ministra de Salud de la
Provincia de Buenos Aires, Zulma Ortíz, finalmente estuvo a cargo de Sergio
Cassinotti, presidente del IOMA, la obra social de los empleados públicos de la
provincia de Buenos Aires. “Teníamos muchos emprendimientos de sistemas que
habían desarrollado las anteriores direcciones, que sirvieron como pequeñas
herramientas para el día a día, pero nos faltaba un sistema transversal. Por
eso, estamos licitando un gran sistema transversal, que va a tener un módulo
fuertemente administrativo contable y uno de validación”, informó Cassinotti,
quien abundó: “La idea es que toda la información que se recolecta a través de
las distintas operaciones, ya sean cirugías, prácticas ambulatorias u
operaciones de alto costo, vayan a una cuenta única del beneficiario. Y que esa
cuenta única permita obtener información en tiempo real. Queremos crear sistemas
que faciliten el acceso y aseguren transparencia. Estamos adjudicando las
credenciales magnéticas para los 2 millones de beneficiarios”, adelantó.
Leido
en eHealth Reporter
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