Si fuéramos peces y nuestra retina se dañara, podría repararse por sí misma,
y en unas semanas recuperaríamos nuestra visión.
Lamentablemente, los ojos humanos no poseen esta ventajosa capacidad. Sin
embargo, una nueva investigación sobre la regeneración retiniana en peces cebra
ha identificado una señal que parece activar el proceso de autorreparación. Y,
si estudios posteriores lo confirman, el descubrimiento plantea la posibilidad
de que las retinas humanas puedan ser inducidas a regenerarse, reparándose con
ello los daños causados por enfermedades degenerativas retinianas, incluyendo la
degeneración macular y la retinitis pigmentosa, dolencias más probables a medida
que la persona envejece.
La investigación la ha llevado a cabo el equipo de James Patton y Mahesh Rao, de
la Universidad Vanderbilt en Estados Unidos.
Hasta ahora se creía mayormente que el proceso de regeneración en las retinas de
los peces se ve activado por factores de crecimiento, pero los resultados
obtenidos por Patton y sus colegas indican que en vez de eso podría ser el
neurotransmisor GABA el que inicie el proceso. Todos los modelos de regeneración
asumen que una retina debe estar seriamente dañada antes de que se ponga en
marcha esta, pero la nueva investigación indica que el GABA puede inducir este
proceso incluso en retinas no dañadas.
La
imagen muestra cómo se superponen los diferentes tipos de células nerviosas en
la retina de pez cebra. Las células horizontales se ven en rojo, y las células
gliales de Müller en verde. (Foto: The Patton Lab, Vanderbilt University)
Resulta que la estructura de las retinas de peces y mamíferos es básicamente la
misma. Aunque la retina es muy delgada (menos de 0,5 milímetros de grosor)
contiene tres capas de células nerviosas: fotorreceptoras que detectan la luz,
células horizontales que integran las señales de estos, y células ganglionares
que reciben la información visual y la dirigen hacia el cerebro.
Además, la retina contiene un tipo especial de células madre adultas, llamada
células gliales de Müller, que abarcan las tres capas y proporcionan apoyo
mecánico y aislamiento eléctrico. En las retinas de pez, también desempeñan un
papel clave en la regeneración. Cuando esta es activada, las células gliales de
Müller se desdiferencian (retroceden de un estado especializado a uno más
generalista o "simple"), empiezan a proliferar y después se diferencian en
sustitutas para las células nerviosas dañadas. Las células gliales de Müller
también están presentes en las retinas de mamíferos, pero no se regeneran.
Leído en NCyT
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