Durante la medicina hipocrática,
el registro médico perseguía la recopilación cronológica de las vivencias de
los pacientes con el fin de demostrar las causas naturales de la enfermedad y
el curso clínico de la misma a partir de los síntomas. En ese sentido, la
atención médica ha sido influenciada en gran medida por la anatomía basada en
órganos.
La clasificación de las
especialidades médicas, de las enfermedades, así como en las estructuras orgánicas
de la mayoría de los hospitales siguió este modelo, y por este motivo, durante
mucho tiempo, la medicina trató con datos fragmentados.
A medida que se empezaron a
incorporar tecnologías para mejorar la habilidad diagnóstica, el enfoque pasó a
centrarse más en las observaciones del médico, así como en los resultados
obtenidos de los estudios complementarios. De esta manera, se comenzó a
almacenar la información de los pacientes de forma individualizada para cada
uno, dando origen a la historia clínica centrada en el paciente.
Progresivamente, la información
fue organizándose conforme fueron variando las necesidades, de diferentes
maneras. Por ejemplo, por ámbito de atención, orientada a problemas o
especialidades médicas, etc.
En la actualidad, los recientes
desarrollos tecnológicos, científicos y sociales van contribuyendo a cambiar
este paradigma. En primer lugar, a partir del advenimiento de tecnologías
revolucionarias de generación de datos de alta resolución y alto rendimiento,
que permiten la conformación rentable de
enormes conjuntos de datos (a
menudo denominados "big data"). A su vez, el desarrollo continuo de algoritmos
y metodologías de análisis da como resultado instalaciones de alta velocidad y
alta capacidad de procesamiento de datos.
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Fuente: Revista
INNOVA Salud Digital
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