Recientemente, Google anunció que
su Pixel Watch 3 recibió la autorización de la Administración de
Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para
su función de detección de pérdida de pulso, que ya estaba disponible en la
Unión Europea desde septiembre de 2024, y que se habilitará para los usuarios
en Estados Unidos a fines de marzo de 2025. Con esta aprobación, Google se suma
a Apple y Samsung en la carrera por convertir los relojes inteligentes en
dispositivos médicos.
Pixel Watch 3 sin ser un
dispositivo de grado médico, tendrá la capacidad de operar como un aparato de
respuesta médica activa, algo que refuerza la tendencia de los relojes
inteligentes a su potencial uso como herramientas de intervención en emergencia
debidamente protocolizada. La nueva funcionalidad ofrece monitoreo de bienestar
a intervenciones médicas, a través de la combinación de algoritmos inteligentes
con sensores biométricos que permite detectar eventos críticos con mayor
precisión.
La tecnología utiliza sensores de
luz infrarroja y roja para monitorear la actividad cardíaca en tiempo real. Si
el sistema detecta una posible ausencia de pulso, activa un protocolo basado en
Inteligencia Artificial (IA) que confirma la falta de pulso con sensores
adicionales, evalúa i hay movimiento en el usuario, ejecuta un contador para
verificar si hay respuesta; y si no detecta signos de vida, contacta
automáticamente a los servicios de emergencia y envía la ubicación.
Según María Isabel Íñigo
Petralanda, coordinadora del Comité de Ética en Investigación de la
Universidad Católica Argentina (UCA), del Instituto de Bioética de la UCA, las
ventajas de esta funcionalidad incluyen “la rápida y automatizada intervención
en emergencias, la reducción del tiempo de respuesta en eventos críticos, el
uso de IA para minimizar falsos positivos y la mayor accesibilidad a
tecnologías de monitoreo avanzado”; y destacó como desafíos “los posibles
falsos positivos y alertas innecesarias, la dependencia de la batería y la conectividad,
y la privacidad y manejo de datos médicos sensibles”.
La especialista resaltó, además,
que si bien este avance refuerza el papel de los relojes inteligentes en la
detección temprana de problemas de salud junto con otros como ECG, detección de
caídas y monitoreo de apnea del sueño; y se consolidan como aliados con
potencial preventivo “no son conclusivos para la toma de decisión médica”. Y
que la aprobación de la FDA no significa que la entidad consideró que el
dispositivo
demuestra ser seguro y efectivo
para su uso en la población, sino que “se obtiene a través del proceso 510(k),
donde el fabricante debe demostrar que su dispositivo es sustancialmente
equivalente a otro dispositivo ya aprobado en términos de seguridad y eficacia”.
Fuente: Salud
en Línea
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