En el ámbito de la Gestión Por Procesos (BPM), la confusión terminológica entre la BPM, el BPM y los BPMS es tan común como reveladora. No se trata solo de un asunto lingüístico: es conceptual
Confundirlos implica no distinguir entre la disciplina de gestión y la
tecnología que la soporta.
🔹 “La BPM” hace referencia a la disciplina de
gestión, es decir, a la Gestión Por Procesos como enfoque organizativo,
filosofía de mejora continua y marco de gobierno operativo. Ejemplo: “La BPM
ayuda a las organizaciones a aumentar su madurez y a gestionar con visión de
proceso.” Aquí el artículo “la” concuerda con la gestión, la disciplina, la
práctica.
🔹 “El BPM” o “el BPMS” se refieren al motor o
sistema tecnológico, la plataforma que automatiza, orquesta y monitoriza la
ejecución de procesos. Ejemplo: “El BPMS controla la ejecución de tareas y
aplica las reglas de negocio definidas.” En este caso, el artículo “el”
concuerda con el sistema, el motor, el software.
🔹 “Los BPMS” (en plural) aluden a las distintas
soluciones tecnológicas existentes en el mercado, cada una con su enfoque,
arquitectura y capacidades: Appian, Camunda, Interact Suite, Bonita, Bizagi,
ProcessMaker, entre otras. Ejemplo: “Los BPMS evolucionan hacia plataformas
inteligentes impulsadas por IA generativa.”
En síntesis:
La BPM es la disciplina de gestión.
La precisión importa: confundir la BPM con el BPMS es como pensar que usar
un CRM equivale a tener una estrategia de clientes. El sistema ejecuta, pero la
gestión dirige.
Porque al final, la madurez en procesos no se instala: se desarrolla.
Por Pedro Robledo BPM ,
Director Máster Universitario en Dirección de Procesos Estratégicos en UNIR (https://lnkd.in/d9q3VNse)
Fuente: Diario
de un COO

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