(Los acentos fueron
obviados por cuestiones tecnicas)
La soberania en materia de salud encuentra un serio obstaculo en
la falta de capacidades del sector privado. Queda en manos del
Estado la produccion del conocimiento necesario para desarrollar
medicamentos en el pais.
La produccion de medicamentos en la Argentina esta lejos de ser un
problema exclusivo de la industria farmaceutica. Pasados los años
noventa, cuando la capacidad nacional de producir bienes fue
arrasada, y luego de la crisis del 2001, que desabastecio de
recursos a hospitales y clinicas, el Estado intervino en el sector
con una premisa: los medicamentos no son unicamente un producto de
mercado sino que, por sobre todo, son un bien social que hay que
proteger para garantizar el derecho fundamental a la salud de la
poblacion.
Desde 2003, las politicas de fomento a la industria farmaceutica
nacional lograron un crecimiento ininterrumpido del sector. Sin
embargo, la tendencia promovida para lograr la tan mentada
soberania ha encontrado un limite dificil de traspasar en la baja
capacidad de innovacion de la industria nacional en general y de
la farmaceutica en particular. El desafio para iniciar una nueva
etapa se concentra hoy en politicas para el sector que promueven
la articulacion entre las empresas de capital nacional y el
sistema cientifico-tecnologico, asi como en la reconversion de un
Estado comprador de farmacos a uno productor.
Segun el Ministerio de Industria, desde el 2003 se registro
un crecimiento ininterrumpido en la industria de medicamentos. Los
indicadores de la cartera señalan que desde esa
fecha hasta la actualidad aumento 168% la produccion nacional, se
triplicaron las exportaciones y casi se quintuplicaron las ventas.
Esta tendencia positiva ha generado un incremento en el volumen de
inversiones que en 2012 supero los 1.000 millones de pesos. Ademas,
la industria se vio beneficiada con creditos blandos por un total
de 1.024 millones de pesos destinados por el Fondo Productivo del
Bicentenario.
A pesar de todas estas medidas, la balanza comercial del area se
muestra deficitaria en alrededor de 1.500 millones de dolares por
año en un mercado interno de 4.350 millones de dolares. Esto se
explica por el crecimiento del 60 por ciento de las importaciones
de principios activos, insumos basicos para la elaboracion de
farmacos, y la importacion de medicamentos, que registran un
aumento del 229 por ciento. Segun Martin Isturiz, investigador
principal del CONICET y coordinador del Grupo de Gestion de
Politicas de Estado en Ciencia y Tecnologia, una de las claves
reside en la falta de inversion del sector privado en
investigacion y desarrollo, necesaria para poder cerrar el circulo
de la produccion y agregar valor al producto final.
“Salvo algunas pocas excepciones, los laboratorios farmaceuticos
de capitales nacionales carecen de la infraestructura necesaria
para hacer investigacion y desarrollo. Entonces, mayoritariamente,
solo se dedican a la parte final de la cadena productiva: importar
la materia prima y confeccionar el medicamento”, sostiene Isturiz.
Sobre el tipo de alianza que debe concretarse entre las empresas y
el complejo cientifico tecnologico argentino para impulsar el
desarrollo de principios activos en el pais, Isturiz explica que,
de establecerse vinculos y/o desarrollos apropiados, “los mismos
deberian estar regidos por convenios en donde se establezcan
claramente lo que pertenece a cada sector, de acuerdo a las
inversiones realizadas”. Y concluye que, de lo contrario, “esas
vinculaciones no serian otra cosa que una transferencia de fondos
publicos a empresas privadas”.
Otra de las caras del mismo problema es la planteada por las
politicas pasadas que promovieron un perfil de Estado comprador de
medicamentos. Las medidas economicas inmediatamente posteriores a
la crisis partir de 2001 fueron acompañadas por un conjunto de
normativas que pugnaron por expandir y proteger la industria
nacional, pero que propiciaron un Estado pasivo y demandante con
respecto al mercado.
En 2002 fue sancionada la ley de genericos (25.649) que permitio
la prescripcion de copias de drogas mas baratas sobre las mas
caras producidas por los grandes laboratorios. Un año mas tarde se
modifico la ley de patentes que obligo a los laboratorios
extranjeros a producir en el pais aquellos medicamentos sobre los
que se pretendia la patente. Al mismo tiempo, se impulsaba el
Programa Remediar, a traves del Ministerio de Salud, que fue un
paliativo importante a los estragos de la crisis del 2001 al poder
garantizar el acceso a algunos medicamentos basicos a los sectores
mas desprotegidos. Ademas, la compra de medicamentos a traves de
este programa fue un aliciente economico a las empresas
farmaceuticas locales, en crisis desde de los años noventa.
En este contexto, las politicas de abastecimiento de medicamentos
direccionadas sobre el eje de la demanda tienen sentido para
resolver problemas coyunturales, pero en el largo plazo se vuelven
vulnerables al poder adaptativo de las grandes farmaceuticas y a
los avatares del mercado. “Los medicamentos son bienes
estrategicos para las politicas nacionales en Salud”, explica
Isturiz, “y, en consecuencia, el Estado no puede quedar
desguarnecido en un ambito en donde los precios se establecen
sobre la base de una economia de mercado y no de una estructura de
costos”. Para este investigador, “sostener un modelo de Estado
comprador tiene consecuencias nefastas para el sector cientifico y
tecnologico”.
Un indicio alentador fue la aprobacion, en 2011, de la ley 26.688,
que declaro de interes nacional la investigacion y produccion
publica de medicamentos. La normativa tenia el objetivo de
articular y potenciar el trabajo que se realiza en laboratorios
municipales, universitarios e instituciones publicas de
investigacion. Sin embargo, a dos años de su votacion, la ley aun
espera ser reglamentada para poder ser aplicada y comenzar a
revertir la tendencia actual.
El pais cuenta con 40 laboratorios publicos, 15 de los cuales
tienen la infraestructura necesaria para –a traves de la
articulacion con universidades y organismos de ciencia y
tecnologia– desarrollar y producir en areas hoy desatendidas por
las farmaceuticas privadas.
En la actualidad, la produccion estatal de medicamentos se orienta
a atender las necesidades que la industria farmaceutica no
encuentra rentable. Sin embargo, Isturiz entiende que el sistema
publico debe avanzar sobre productos de mercado y competir con las
empresas para establecer precios testigos que neutralicen la
tendencia especulativa. “El Estado tiene las capacidades
necesarias para comenzar a producir algunos principios activos,
que en su mayoria se importan, un hecho que dinamizaria y
vincularia al sector cientifico-tecnologico, hoy fragmentado y de
escasa utilizacion social”, afirma el especialista.
Fuente:
Federico Rey , UNSAM
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