Así lo consideró el médico español Enric Benito, referente mundial de la
temática, durante las conferencias que brindó la última semana en varias
provincias de Argentina.
Acompañar a las personas en el proceso de morir, ayudarlas en la búsqueda de la
trascendencia, superar el miedo a la muerte, humanizar la medicina y atender lo
emocional, social y espiritual tanto como el cuerpo son algunas de las ideas que
desarrolló el médico español Enric Benito, referente mundial de la temática,
durante las conferencias que brindó la última semana en varias provincias de
Argentina.
"No hay nada que sea la muerte, hemos construido algo que es como un
espantapájaros, todos le tememos. Pues si te acercas descubres que no hay nada.
Aunque nos morimos, la muerte no existe, es un proceso, igual que el
nacimiento", sostuvo Benito en una charla exclusiva con Télam, antes de regresar
a España en la tarde de hoy.
Médico oncólogo y paliativista, coordinador del Programa de Cuidados Paliativos
de las Islas Baleares, en España, Benito se convirtió en uno de los máximos
referentes de esta rama de la medicina, que cada vez cobra más impulso a nivel
mundial y nacional.
"Entendemos por paliativos a la organización profesional para cuidar a las
personas en el proceso de morir. Esas necesidades son muy especiales porque, más
allá de lo físico, debemos atender a lo emocional, social y espiritual. Y esto
no sólo en el paciente en sí, sino en su entorno y familia", sostuvo.
Benito explicó que "este proceso no implica sólo los últimos días de la vida, y
de hecho tampoco se centra sólo en los que tienen una expectativa de vida corta
por un cáncer, por ejemplo. Cada vez comienzan a pensarse y usarse más los
cuidados paliativos en personas con otras enfermedades crónicas progresivas como
insuficiencia renal, cardíaca o problemas respiratorios severos".
El médico español consideró que "la medicina tecnificada, biologicista, ve a las
personas como un cuerpo y para eso busca un tratamiento; los paliativistas
recuperamos la visión integral de la persona, que en realidad debería estar
presente en toda la medicina, buscamos humanizar la medicina".
"Y humanizar implica reconocer quiénes somos, nuestra humanidad, haber
descubierto nuestra dimensión trascendente, porque somos vulnerables pero
también somos trascendentes", agregó.
Cuando llevaba 23 años trabajando como oncólogo y tras haber publicado numerosos
papers y ser la estrella invitada de congresos internacionales de todos los
continentes, Benito entró en una profunda depresión que lo llevó a estar sin
actividad durante meses.
"En aquellos días de profunda tristeza recordé cuando mi abuela murió de cáncer
a mis 9 años, la recordé sufriendo mucho y comprendí que más allá de trabajar
por una cura, lo que había que hacer era cuidar a la persona", sostuvo el
especialista, quien empezó su camino en cuidados palíativos, yendo más allá del
"control de los síntomas".
En 2003, formó un grupo interdisciplinario para definir dos conceptos:
sufrimiento y espiritualidad: "Por entonces hablar de espiritualidad en los
ámbitos científicos era hostil, extraño. Luego fuimos aprendiendo y hoy sabemos
que lo espiritual es lo que ya somos, es dinamismo, energía. Es nuestra
naturaleza esencial de la que surge un anhelo inagotable de plenitud; son
nuestras aspiraciones, búsqueda de sentido, trascendencia, conexión con otros".
Desde entonces, su aporte sobre la espiritualidad, -entendida desde lo humano
más allá de lo religioso-, es clave en la formación de profesionales en cuidados
paliativos.
"Cuando comencé con estos temas temí que me echaran del colegio de médicos
-ironizó-; sin embargo en 2014 me nombraron miembro del Patronato Científico del
Colegio Oficial de Médicos de las Islas Baleares. Y es que todo lo que nosotros
planteamos está elaborado de forma académica, científica y empírica".
Durante su visita a la Argentina, el especialista disertó en Buenos Aires,
Rosario y Bariloche, a la vez que se reunió con referentes nacionales en la
temática y visitó los denominados "hospice", residencias donde se brindan
cuidados paliativos.
"Me he encontrado en el país excelentes profesionales, y tienen una red de
hospice que no tenemos en España; sin embargo, la estructura del sistema de
salud está muy fragmentada, y además tienen una gran asimetría en los recursos
con regiones con muy buenas redes de paliativos y lugares donde no hay nada",
concluyó.
Fuente: Télam
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