Hace un tiempo
hablamos de los chatbots y de su potencial en el sistema sanitario, hoy le toca
el turno a una tecnología que se dió a conocer con la aparición del Bitcoin y
las criptomonedas pero que está empezando a tomar velocidad en otros ámbitos:
blockchain
Un problema común
que enfrentan los sistemas de atención sanitaria es lograr que la información
esté disponible en distintas plataformas, pero de un modo que se garantice la
integridad de los datos y se proteja la privacidad del paciente.
Las Historias Clínicas
Electrónicas (HCE) han dado un paso en la dirección de la estandarización de
datos clínicos, sin embargo, la gran mayoría de los sistemas hospitalarios
todavía no pueden compartir sus datos con facilidad. Atender un paciente del
Hospital X en el Hospital Y suele implicar hacerlo sin contar con el total de
sus antecedentes anteriores, peor aún si hablamos de personas de distintas
ciudades. La información crítica a menudo se encuentra fragmentada y
dispersa en múltiples instalaciones, lo que cuesta dinero y a veces incluso
vidas.
Al mismo tiempo,
la historia clínica almacenada no está exenta de ser alterada. De la misma
manera que con las historias clínicas de papel una hoja podía ser reemplazada
sin que nadie se enterase, lo mismo puede ocurrir en una HCE, ya que el dato
del estudio de laboratorio que el paciente se hizo en el verano del 92’ no
tiene conexión con su tomografía de tórax actual.
El uso de
blockchain puede ofrecer una solución interesante a estos problemas. Al usar
blockchain para la información clínica, se obtiene al mismo tiempo un set
universal de herramientas criptográficas que asegura la integridad de los
datos, brinda auditoría estandarizada y pauta “normas” formales para el acceso
a los datos.
Blockchain se creó
con el fin de servir como registro de transacciones financieras. El concepto simplificado es básicamente que cada
parte que interviene en una transacción tiene su identificador único que sirve
de sello para firmar sus operaciones.
En una primera
transacción entre dos partes como empresa A y empresa B; los montos
intercambiados, la fecha y hora, y los identificadores de las partes son
procesados por un algoritmo y se genera un “bloque” de información particular,
llamémoslo Bloque 1. Este Bloque 1 sólo puede formarse usando esos datos
iniciales y ningún otro más. Entonces el Bloque 1 es distribuido al resto de
los nodos de la red financiera para su resguardo. Al realizarse una siguiente
operación, los contenidos del Bloque 1 junto con los nuevos montos, fecha y
hora y los identificadores de las partes, se utilizan en el algoritmo para
generar el Bloque 2. El Bloque 3 se generará usando los datos de la transacción
más el Bloque 2, y así sucesivamente. Es decir, dado que el Bloque 3 solo puede
ser generado usando los datos del Bloque 2 y este sólo puede generarse con los
datos del Bloque 1, la información se encuentra encadenada y cada parte es
inmutable o la cadena no sería la misma.
Esta técnica
crea una cadena de contenido en donde cada segmento nuevo es un anexo al
anterior, inmutable y firmado por las partes involucradas. De ahí el
nombre “blockchain”: cadena de bloques.
Eso está muy bien
para el sistema financiero, pero ¿cómo se relaciona eso con el sistema
sanitario?
Reemplacemos
operaciones de compra-venta con códigos propios en una HCE; cada vez que se
pide un análisis de sangre, médico y paciente tienen su identificador único. La
orden del análisis, los participantes y la fecha y hora serían guardados como
un bloque más en la cadena de ese paciente en particular. Al tener dependencias
con los registros pasados y futuros, alterar una pieza de información sin ser
detectado se vuelve imposible sin alterar todos los registros de la cadena y de
los nodos de la red.
Investigadores del
MIT Media Lab están trabajando
en una solución de este estilo y han hecho un estudio
piloto usando información de las historias clínicas del Hospital Beth Israel.
Los resultados son interesantes y se está planteando expandir las pruebas a una
red mayor de hospitales.
Blockchain propone
redefinir cómo se organiza la información y nuestra idea sobre la confianza
entre las partes.
Sin embargo, su
uso en el sistema sanitario depende de la creación de una infraestructura
técnica adecuada. Hospitales, clínicas, organizaciones gubernamentales y demás
organizaciones del sistema deben estar dispuestos a colaborar para crear,
prototipar y probar los conceptos fundamentales que harán las bases para las
historias clínicas del futuro.
Por Guido Giunti*
(*) Guido Giunti
es médico especializado en Salud Digital, con experiencia en innovación
aplicada al paciente. Fue Investigador en Informática Médica en el Hospital
Italiano de Buenos Aires y co-fundador del evento TEDx de la Universidad de
Buenos Aires, Argentina. También fue Colaborador en iMedicalApps.com y editor
del Journal of Medical Internet Research – Serious Games. Actualmente, es
Medical Advisor en la empresa de intervenciones digitales Salumedia
Tecnologías, España y se encuentra realizando su doctorado en el uso de
tecnologías persuasivas y gamification para generar hábitos saludables en
pacientes crónicos en la Universidad de Oulu, Finlandia. Su trabajo e
investigación está financiado por el programa de investigación e innovación
Horizonte 2020 de la Unión Europea, en virtud del acuerdo de subvención Marie
Skłodowska-Curie nº 676201.
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