Desde Utah, el médico argentino Damián Borbolla aborda el healthtech con perspectiva de especialización universitaria.
Luego
de realizar una maestría en la Universidad de Oregon (USA) sobre Informática
Biomédica, Damián Borbolla se dio cuenta
de que el ámbito académico le interesaba como futuro laboral. Aplicó a un
trabajo en la Universidad de Utah y allí se desempeña como profesor,
investigador y director de la Maestría en Informática Biomédica desde hace 5
años. “Ya cuando era residente en el Italiano de Buenos Aires los temas
de tecnología e interoperabilidad me gustaban mucho. Y cuando salió esta
oportunidad en Estados Unidos, no lo dudé, sobre todo porque en la Universidad
de Utah nació la Informática en Salud”, explica Damián en diálogo
con Neurona BA.
Tal
vez ese inicio temprano de la disciplina en Utah esté relacionado con que, en
ese lugar, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días haya
fundado en los años 60, el Departamento de Informática, con íntima relación con
el sistema de salud Intermountain Healthcare,
casi cuando aún no había computadoras y con el propósito de hacer más
eficientes los procesos de salud. “Al principio se hicieron
programas informáticos para cardiología, pero inmediatamente empezaron a
desarrollar sistemas de información, como la Historia Clínica Electrónica, una
de las primeras del mundo. Me gusta estar en contacto con esa historia, con
cientos de graduados de aquí que crean sus compañías de salud digital, o marcan
el camino en temas de estándares de interoperabilidad. “
Acerca
de su rol en la Universidad de Utah, Damián indica: “Hoy mis principales focos son la docencia, ya que dirijo la
maestría, y la investigación, que se sustenta con fondos y becas, cuyas metas
debemos cumplir. También prestamos algunos servicios a nuestro sistema de
salud.”
La maestría en informática biomédica.
El
programa de formación que dirige Borbolla es para graduados. “Muchos son profesionales de la salud. También hay estudiantes que
terminaron la carrera básica de Ciencias de la Computación, saben programar,
están interesados en la salud y encuentran en la informática un ámbito de
desarrollo interesante. Además, hay alumnos de carreras de administración.”
Los
graduados de la maestría se desempeñan luego en bioinformática (análisis
de la información de datos genéticos, técnicas de análisis y demás), en data science (comparten técnicas y utilizan
inteligencia artificial y machine learning, aplicados a datos clínicos) y en informática clínica tradicional (desarrollo de
sistemas para hospitales, clínicas, historias clínicas electrónicas,
telemedicina, y otras).
Damián Borbolla y un equipo de estudiantes viajaron a Perú en 2019 por un proyecto de interoperabilidad
“Trabajamos
con especialistas en interacción humano-computadora y nos centramos en el
usuario, principios que adquirimos de otras áreas, pero que son especialmente
importantes para el éxito de los proyectos de informática en salud. Nuestro
equipo debe ser el que más aplicaciones implementadas tiene en hospitales, con
desarrollos propios, y es parte de lo que enseñamos en la Universidad: los
estudiantes analizan un problema y realizan aplicaciones interoperables,
utilizando estándares FHIR de HL7”, sintetiza Borbolla.
Y
consultado sobre cuál es, a su criterio, uno de los principales desafíos de la
informática en salud, afirma: “la interoperabilidad es
clave porque permite implementar aplicaciones externas a modelos complejos de
Historias Clínicas, utilizando tecnologías modernas, como las APIS, que a
través de servicios web permiten acceder a las bases de datos locales, con
procesos de autorización y permisos para que los sistemas se integren””.
Otros proyectos
“ReimagineEHR[DB1] ” https://medicine.utah.edu/dbmi/expertise/clinical-informatics/reimagineehrgroup.php es una iniciativa que busca
que las aplicaciones realmente resuelvan los problemas de los usuarios
clínicos. “Las historias clínicas comerciales en el
mundo fueron desarrolladas con el fin de facturar y el personal de salud no las
usa o se frustra al hacerlo. Por eso hay que entender la necesidad del usuario
clínico; comprender los modelos de salud, los recursos, los estudios clínicos;
y la combinación de información aportada por herramientas de diagnóstico por
imágenes, electrocardiogramas, laboratorio o datos ambientales”.
En
el campus de la Universidad de Utah hay dos hospitales: uno, de adultos, usa el
sistema Epic para las historias clínicas; el otro hospital,
pediátrico, usa Cerner. “Durante
mucho tiempo esos sistemas no se comunicaban y con un grupo de investigadores
estamos desarrollando unas aplicaciones que genera resúmenes de historia
clínica, para hacer posible esa interacción, independientemente de la
tecnología que la generó”.
Y
para finalizar, concluye: “Hoy hay negocios que han hecho
una diferencia clave con el uso de algoritmos de IA. Pero la Informática en
salud es más amplia y hay que profundizar el entendimiento para que los médicos
adopten y usen esas tecnologías”.
Perfil Damián Borbolla
Damián Borbolla tiene 42 años. Hijo
de padre programador, en épocas en las que no se veían muchos; una de las
excursiones obligadas del colegio era ir a su casa a ver la computadora de su
padre, que ocupaba toda una habitación. Se graduó de médico en la Universidad
del Salvador, y como siempre le gustó la tecnología, hizo una especialización
en Informática en Salud en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde tambien
fue Jefe de Residentes. En 2010 a partir de una beca Fogarty, se mudó a
Portland, Oregon (USA), y obtuvo una Maestría en Informática Biomédica en la
Universidad de Salud y Ciencias de Oregon (OHSU) y desde hace 5 años está en el
Departamento de Informática Biomédica de la Universidad de Utah, donde es
profesor asistente y desde principio del 2020 lidera todas las iniciativas
docentes del departament como vice-chair del area de education. Tambien es
director del Programa de Maestría.
Instalado
en Salt Lake CIty, Utah, está casado también con una médica, y tiene dos hijos.
Le gusta estar al aire libre, esquiar en temporada, ya que tienen muy cerca
algunos centros de esquí, y compartir caminatas con su esposa y sus dos perros.
Su conexión con Argentina es constante ya que en BA reside su familia: “están mi mamá, mi hermana, tíos y cuñados, sobrinos, y una
sobrinita que acaba de nacer”.
Leído en Neurona BA
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