lunes, marzo 04, 2024

Design Thinking en el sistema sanitario y en la experiencia de paciente


El Design Thinking es un método creativo cada vez más popular entre las empresas de todo el mundo y que, en estos últimos años, también se ha incorporado en el sector sanitario.

En general, existe la creencia que es una disciplina desarrollada por la consultoría de diseño IDEO que gracias al artículo “Design Thinking”, publicado el año 2008 en la Harvard Business Review, popularizó el concepto. [1]

Sin embargo, los orígenes de esta metodología los encontramos en la escuela de diseño Bauhaus y posteriormente en el amplio desarrollo que tuvo en los países nórdicos después de la exposición “The Stockholm Exhibition”, sobre artes, oficios, mobiliario y arquitectura.

En la cultura democrática colaborativa de estos países nórdicos es donde se desarrolló el nuevo enfoque del diseño como método participativo donde todas las partes implicadas en el problema o necesidad a resolver – social, educativa, cultural, etc.- colaboran en su solución y con el rol del diseñador como facilitador.

El resultado será el establecimiento de las bases de lo que hoy denominamos como Design Thinking: un proceso que se centra en las personas y la aplicación de dinámicas empático- creativas, el trabajo en equipo, y un enfoque del proyecto basado en las necesidades del usuario.

Hoy en día, son ya varias las organizaciones en el ámbito sanitario que utilizan el Design Thinking con el objetivo de facilitar la innovación mediante la exploración y generación de soluciones para servicios, productos, aplicaciones digitales, etc., y con el propósito de mejorar la experiencia de paciente.[2]

Pero, más allá de ayudarnos en la resolución de problemas y retos de forma creativa, ¿qué nos aporta el Design Thinking para el sistema sanitario?

La aportación de valor del Design Thinking al sistema sanitario

Una de las aportaciones clave es el hecho que permite a los equipos de profesionales ir más allá del pensamiento deductivo lineal.

Posibilita la integración de un enfoque más interdisciplinario y creativo, centrándose en las personas usuarias (pacientes, familias y profesionales), y con ello se consigue potenciar la innovación y la mejora continua desde la centralidad de sus necesidades y preferencias.

Además, nos ayuda facilitándonos:

  • La empatía con las personas usuarias. Priorizando la empatía por los usuarios finales, prestando especial atención a sus problemas y necesidades. Permite practicar la escucha activa y la observación empática, lo que facilita ponerse en sus zapatos y crear nuevas conexiones para la creación de valor.
  • La comprensión del problema. Facilitando un enfoque más exhaustivo y holístico, desde la perspectiva y experiencia de los usuarios y las distintas partes interesadas – los que más saben de sus necesidades. Favorece el pensamiento sistémico, conectando el pensamiento creativo y el analítico.
  • Generar soluciones más eficaces. Permitiendo idear soluciones más adaptadas a los destinatarios pues nacen de sus necesidades, poniendo al usuario final en primer lugar y como la principal consideración. Posibilita la comprensión de lo qué quieren los usuarios y el por qué, conectando mejor las soluciones con sus necesidades reales.
  • Desarrollar procesos colaborativos. Involucrando a pacientes, familiares, profesionales de la salud y proveedores en dinámicas colaborativas para generar ideas de forma colaborativa. Favorece el trabajo colaborativo con equipos diversos (investigadores, diseñadores, arquitectos, profesionales sanitarios, ingeniería, comunicación, etc.) y conectar el conocimiento multidisciplinar.
  • Abordar problemas de manera rápida. Trabajando de forma ágil e iterativa para poder descartar tempranamente aquellas ideas y opciones que no conducirán a una solución real del problema. Fomenta la cultura de prueba y error, y la mejora constante.
  • Minimizar el riesgo y costes. Prototipando las ideas y posibles soluciones con la inclusión temprana de los pacientes y principales agentes se consigue validar y ajustar las opciones, gracias al constante feedback sabiendo rápidamente si tiene sentido la solución. Proporciona conocimiento operativo al identificar posibles obstáculos de implementación, minimizando los costos y riesgos de cambios en etapas más avanzadas.
  • Crear conexiones y romper silos. Compartiendo la información de forma visual e inspiradora con personas diferentes dentro y fuera de nuestros equipos permite relacionar los conocimientos que tenemos cada persona. Cuanta más diversidad más amplia será la red de pensamiento conjunto y mayor la probabilidad de que surjan las conexiones improbables.
  • Pensar “fuera de la caja” y salir de la zona de confort. Usando la imaginación para visualizar soluciones no convencionales y considerando opciones no obvias más allá de los patrones y métodos convencionales. Idear desde diferentes perspectivas y en base a las necesidades de los usuarios permite encontrar soluciones innovadoras y originales.
  • Hacer visible las ideas o conceptos complejos. Visualizando los conceptos con imágenes sencillas, simples y directas. Creando storytelling, se facilita la comprensión de ideas complejas o intangibles, con mucho menos esfuerzo mental para interpretar, comprender e inspirar. Beneficia un lenguaje común, hacer las ideas palpables, transmitir una idea rápidamente o visualizar posibles soluciones, cambios y aspectos a mejorar o refinar.
  • Crear motivación y sentido de propiedad. Trabajando de forma colaborativa y en equipo, desde la visión de los que serán los usuarios principales de la futura solución, permite inspirar y trabajar alineándose a un reto, en confianza y colaboración. Contribuye a que se provoque entusiasmo, participación y contribución de todas las personas interesadas y usuarias de la futura solución.
  • El empoderamiento del paciente. Promoviendo el rol activo de los pacientes, y no solo como objeto de estudio, se fortalece su derecho y capacidad de aportar su voz, ideas y validar las propuestas e intervenciones sobre su propia salud. Favorece el hecho que asuman un rol más activo en su cuidado.
  • El ofrecer una mejor atención y centrada en el paciente. Generando las soluciones para y con los pacientes y profesionales, desde su perspectiva, experiencia y necesidades facilita una atención más efectiva y centrada en el paciente. Posibilita el generar soluciones consecuentes con sus experiencias y realidad mediante la posibilidad de “caminar en sus zapatos”.

El efecto del Design Thinking en los profesionales y la organización

A nivel de la cultura de la organización, en general existe consenso en el hecho de que la aplicación del Design Thinking nos aporta cambios de perspectiva y de comportamiento entre los profesionales, básicamente en relación a las reacciones emocionales positivas, la actitud y la confianza. [3]

Esto facilita una mayor “conexión humanista” hacia los pacientes y una mejor comunicación no solo con los pacientes sino también con el resto del equipo.

Por otra parte, nos ayuda a que las personas tengan una mayor orientación a la innovación, facilita la incorporación positiva del prueba-error y una mayor asunción de riesgos en los equipos. También, el tipo de actividades y dinámicas que permite desarrollar el Design Thinking contribuyen a construir una cultura y un ambiente de trabajo creativo y dinámico, abierto e inclusivo, seguro, sin prejuicios y empoderador.

Es importante recordar que la aplicación del Design Thinking implica distintos principios, actividades y herramientas que podemos aplicar en nuestros proyectos de experiencia de paciente para su mejora continua e innovación. Sin embargo, debemos ser conscientes de la importancia de los mecanismos de funcionamiento de estos principios para conseguir buenos resultados. Por ello, sin ninguna duda, un aspecto clave es el mindset y actitud de los profesionales implicados en los proyectos. En cualquier centro sanitario aplicar el Design Thinking no es solo una cuestión de implicar a los profesionales de la medicina o de la enfermería sino de personas capacitadas para funcionar en términos de apoyar y facilitar este proceso creativo. Además, requiere que se proporcione información transparente y accesible y se anime en todo momento a los pacientes, familias y profesionales a participar y hacer preguntas.

Como conclusión debemos recordar que el Design Thinking propone un modelo dialógico para la cocreación de valor[4] donde las claves son la igualdad, junto a la construcción de conocimiento recíproco y la apreciación mutua de experiencias, opiniones, emociones, y necesidades de cada participante. El co-diseño con nuestros usuarios (pacientes, familias, cuidadores, proveedores y profesionales) nos ayuda a crear una experiencia de paciente y un sistema sanitario más empático, y mucho más humano.


Referencias

[1] Brown T. “Design thinking”. Harvard Business Review, 86, 6 (2008), 84-92.

[2] Ku B., Lupton E. (2022), Health Design Thinking. The MIT Press.

[3] Davies J., Sampson M., Beesley F., Smith D. and Baldwin V. (2014), “An evaluation of Knowledge and Understanding Framework personality disorder awareness training: can a coproduction model be effective in a local NHS mental health Trust?”, Personality and Mental Health, Vol. 8 No. 2, pp. 161-168.

[4] Vinyets J. (2012), “Cocreació la mirada antropològica: una palanca d’innovació”. Revista d’etnologia de Catalunya, ISSN 1132-6581, Nº. 38, 2012, págs. 66-75.

 

 

Por: Joan Vinyets i Rejón

Fuente: La Gestión Importa

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