El riesgo de infección para las personas hospitalizadas es algo real en la
actualidad y un problema que preocupa a la comunidad científica. Se calcula que
anualmente el 6% de los pacientes que son ingresados en un hospital contraen una
infección, lo que se traduce en siete billones de euros de gastos en toda
Europa. Estas infecciones pueden ser provocadas por el contacto directo con
personas infectadas, por sangre, por el agua y por vía aérea. Esta última vía ha
sido objeto de estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de
Córdoba (España) y ha permitido evaluar el riesgo de infecciones entre personas
por vía aérea en función del sistema de ventilación.
Distintos agentes patógenos pueden trasmitirse por vía aérea mediante partículas
de agua emitidas por las personas al ambiente a través de la saliva al toser,
hablar o al respirar. Las partículas pequeñas quedan suspendidas en el aire y en
el caso de portar estos patógenos, pueden provocar infecciones al ser inhaladas
por otra persona. Son las llamadas ‘droplet nuclei’ de menos de cinco micras de
diámetro (equivalentes a 0.005 milímetros) y que han sido objeto de estudio por
un equipo de investigación de la UCO, liderado por el profesor Manuel Ruiz de
Adana, y que ha contado con la colaboración de la Escuela de Ingenieros
Industriales de la Universidad de Valladolid y la Universidad de Aalborg de
Dinamarca. Esta investigación, publicada recientemente en la revista Energy and
Buildings, señala cómo es posible reducir las infecciones hospitalarias
seleccionando adecuadamente el sistema de ventilación, así como las renovaciones
del aire del local cuando se diseñan las instalaciones hospitalarias.
El estudio, según explica Manuel Ruiz, apuesta por un método que reduce el
riesgo de infección cruzada entre dos personas “sobre todo en habitaciones de
pacientes aislados de los hospitales, que son las de mayor riesgo”. Entre los
sistemas estudiados en el marco del proyecto de investigación TRACER se
encuentran los sistemas de ventilación por desplazamiento que introducen el aire
a muy poca velocidad y “ese aire actúa como si se tratara de un pistón, es
decir, como si empujáramos el aire desde la parte inferior del local hasta
sacarlo por la parte superior de manera continua”. Este sistema ha sido
analizado en detalle recientemente por este equipo de la UCO, responsable del
proyecto de investigación TRACER.
Sin embargo, este sistema recomendado no es el que habitualmente se aplica en
los hospitales, donde generalmente se usa el de ventilación por mezcla, que
consiste en introducir el aire en la habitación con el objetivo de diluir el
contaminante.
Según los datos aportados por el profesor Ruiz la normativa actual que rige el
diseño de hospitales contempla renovar el aire 12 veces a la hora en este tipo
de habitaciones. Con el sistema de ventilación por desplazamiento que propone el
equipo de investigación que lidera, el número más óptimo se reduciría a 9, ya
que presenta menor riesgo de infección cruzada entre personas.
Para llevar a cabo este estudio los integrantes de la investigación han
reproducido en el laboratorio de investigación de climatización del campus de
Rabanales una habitación que simula la de un hospital con maniquís térmicos
donde han realizado un elevado número de ensayos experimentales con distintos
patrones de flujo de aire correspondientes a distintos sistemas de ventilación.
En este recinto han estudiado el riesgo de infección cruzada entre dos personas
por vía aérea en ambientes de hospital en función del sistema de ventilación,
las condiciones de la sala y el número de renovaciones de aire a la hora.
El análisis publicado en la revista Energy and Buildings se enmarca en una
investigación más amplia sobre patrones de flujo de aire desarrollada desde 2014
y que persigue, entre otros objetivos, la elaboración de una guía de diseño para
profesionales de la ingeniería que trabajan en los sistemas de ventilación de
las instalaciones hospitalarias.
(Fuente: UCO)
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