La carrera de especialización en Derecho Informático
organizó el pasado 3 de octubre el encuentro “Historia
clínica electrónica: análisis de su valor jurídico y
probatorio” en el Salón Azul.
Los expositores fueron Daniel
Altmark (codirector de la carrera en derecho
informático, Facultad de Derecho, UBA), Mauro
Brangold (director de Gestión de Pacientes del
Hospital de alta complejidad en red El Cruce), Guillermo Schord-Landman (presidente
de la Fundación Iberoamericana de Telemedicina), Judit
Díaz Bazán (ministra de Salud Pública de la
Rioja), Eduardo Molina Quiroga (codirector
de la carrera en derecho informático, Facultad de Derecho,
UBA) y Graciela Brusa (especialista
en firma digital).
En primer lugar, tomó la palabra Daniel
Altmark quien introdujo la problemática de cómo
otorgarle valor jurídico y probatorio a los nuevos tipos
documentales y de comunicación, puntualmente a la historia
clínica electrónica. “La tecnología ha puesto a nuestra
disposición la irrupción de nuevos tipos documentales, es
decir, nuevas formas de expresar la voluntad y de
comunicarse telemáticamente, nuevos métodos para celebrar
contratos y nuevas formas de identificar adecuadamente a los
emisores de esas declaraciones de voluntad”, expresó Altmark.
Hacia el final de su ponencia, el orador se refirió al
proceso de “despapelización” que se lleva a cabo a nivel
organizativo de la salud y cómo funciona el método de
selección y digitalización de los documentos en formato
papel.
A su turno, Eduardo Molina
Quiroga analizó las leyes 25.326 de Protección de
Datos Personales y 26.529 de Derechos del Paciente en su
Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud.
“La historia clínica se ha convertido, por obra de la
jurisprudencia, en un elemento central para determinar la
corrección o no de la conducta del profesional y cómo ha
transcurrido la relación médico-paciente”.
Asimismo, Molina Quiroga remarcó que los datos de salud
forman parte del derecho a la intimidad de la vida privada
de una persona y por lo tanto deben ser muy cuidadosamente
tratados.
Luego, fue Graciela Brusa quien
continuó con la exposición haciendo referencia al enfoque
tecnológico de la historia clínica electrónica. “Esta
tecnología surge como una necesidad al proceso de
globalización y al vertiginoso desarrollo de las tecnologías
de información y comunicación. Los documentos electrónicos
empezaron a formar parte de nuestra vida diaria, desde la
computadora, el celular o cualquier archivo digital”, señaló
Brusa. Por otro lado, la oradora reconoció que este sistema
de historia clínica digital tiene sus debilidades ya que el
Internet, por donde se transfiere el documento, es poco
seguro y muy vulnerable.
Acto seguido, el coordinador Guillermo Schord-Landman manifestó
que “sin infraestructura es imposible un cambio digital, sin
legislación es imposible tener reglas ciertas, pero sin una
voluntad política clara de trasparencia y de modernización
es absolutamente imposible arribar al destino que plantea
esta mesa”.
Por su parte, Mauro Brangold destacó
el difícil lugar del médico en este proceso de
digitalización: “Este cambio que estamos proponiendo es un
cambio cultural profundo en el ejercicio de la praxis
profesional, más allá de las ventajas o desventajas que
presupone la tecnología aplicada al ejercicio de la
profesión”.
A continuación, argumentó que desde el lugar del paciente,
la pantalla de la computadora que lo separa con el médico
genera una barrera tecnológica indiscutible. El desafío pasa
por implementar esas nuevas tecnologías sin perder el
contacto humano entre el paciente y el médico, sino todo lo
contrario, optimizar esa relación. “Es imprescindible que
este cambio sea evolutivo y no revolucionario, considerando
todas las variables”, concluyó.
En último lugar, Judit Díaz
Bazán analizó el desarrollo de la historia clínica
digital y la “despapelizacion” que se está produciendo con
éxito en la provincia de la Rioja. “Esto es un cambio
profundo que nos va a llevar tiempo, pero estamos
convencidos de que si no integramos a cada actor del área de
salud y del área jurídica, no va a poder funcionar”,
manifestó la oradora. Asimismo, prosiguió explicando algunos
de los beneficios de esta implementación tecnológica, como
por ejemplo el acceso en tiempo real a los datos de todos
pacientes en cada centro de salud o detectar irregularidades
en la entrega de medicamentos. “Lo importante de dar este
primer paso, es ir acompañados por el respaldo jurídico que
nos garantice que el proceso se pueda sostener en el
tiempo”, concluyó Díaz Bazán.
Leído en Derecho UBA
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