La
oficina de farmacia ha demostrado saber ser pionera en muchas ocasiones, también
ahora con la incorporación de la automatización y las nuevas tecnologías, siendo
el último exponente el sistema de receta electrónica.
A la hora de introducir cualquier herramienta de este tipo, el primer objetivo y
lo que prima es que comporte una mejora de la calidad del servicio sanitario al
paciente.
En esta línea, la robotización tiene efectos sobre la calidad de la atención.
Permite liberar tiempo al equipo de la farmacia para poder dedicarlo a los
usuarios, reforzando el consejo farmacéutico, seguimiento y control de los
tratamientos.
Además, mejora la seguridad para el paciente por dos vías. Por un lado, reduce
la posibilidad de cometer errores de dispensación, puesto que se recibe la
medicación prescrita con un doble control, farmacéutico y tecnológico. Por otro
lado, facilita un control y gestión más eficiente de las caducidades de los
productos, al seleccionar para dispensar siempre la unidad que primero entró en
stock.
Si nos centramos en los aspectos de gestión, mejora los tiempos de selección y
entrega de los productos en el mostrador. Además, optimiza la gestión del
inventario, reduce el tiempo de recepción y almacenaje y permite su realización
por personas de menor formación y a menor coste.
Dependencia relevante
Si bien es cierto todo lo anterior, a la hora de apostar por un robot, hay que
tener presentes diversos factores, como que la dependencia respecto a él es muy
relevante, por lo que habrá que tomar medidas de prevención ante cualquier
incidencia técnica en su funcionamiento. Otros elementos a tener en cuenta son
la importante inversión inicial que supone y los posibles cambios estructurales
a realizar en la farmacia para la instalación del robot, así como los costes
energéticos y de mantenimiento. No menos relevante es el tipo de farmacia y
consiguientemente su inventario, puesto que no es igual un stock corto en
referencias, pero profundo que uno amplio en referencias y mínimo en
profundidad.
Aparte de los robots pensados para agilizar la dispensación, existen las
máquinas de vending, que permiten al usuario acceder al producto sin contar con
la intermediación del farmacéutico. En la Federación de Asociaciones de
Farmacias de Cataluña (FEFAC) consideramos, en la línea de lo comentado
anteriormente en este artículo, que el verdadero valor e interés de cualquier
herramienta tecnológica que se utilice en la oficina de farmacia debe ser el
sanitario, y así lo debe percibir el paciente, que en muchas ocasiones elige la
oficina de farmacia por su vertiente sanitaria y asistencial, así como por el
trato personalizado, hecho que no se da con el vending.
Así, no es estratégicamente recomendable perder el foco de nuestro
mayor elemento diferenciador en relación a otros establecimientos y principal
razón de ser: el consejo profesional farmacéutico con el eje centrado en la
salud y que debe prevalecer en cualquier acción que desarrollemos en nuestras
farmacias.
Fuente: Correofarmaceutico
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