Todas las personas tienen derecho a recibir servicios de salud esenciales de
calidad sin tener que sufrir dificultades financieras cuando se enferman debido
a los gastos médicos que deben pagar. Este simple pero poderoso principio apoya
el cada vez mayor movimiento hacia la cobertura sanitaria universal (CSU), que
ahora constituye un compromiso mundial en el marco de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS).
No obstante, si asumimos con seriedad este compromiso de conseguir la CSU a más
tardar en 2030, un nuevo informe titulado Tracking
Universal Health Coverage: 2017 Global Monitoring Report (Seguimiento
de la cobertura sanitaria universal: Informe sobre seguimiento mundial 2017) (i)
y dado a conocer hoy por el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud
(OMS), se convierte en un llamado de atención que da que pensar.
Pese a que se han logrado algunos avances, una de las conclusiones del informe
es que .
De esa cantidad, ,
y .
Y existen desigualdades importantes en el acceso a atención médica: por ejemplo,
solo el 17 % de las madres del quinto quintil de los hogares más pobres en los
países de ingreso bajo y mediano bajo accede al menos a seis de siete servicios
sanitarios básicos, en comparación con alrededor del 75 % del quinto quintil de
los hogares más ricos.
En el informe también se hace notar que los gastos médicos en los ajustados
presupuestos de los hogares representan una alarmante catástrofe financiera. ,
y que aproximadamente 180 millones de habitantes, que sobreviven con USD 3,10 al
día, se vean afectados por la pobreza todos los años. Sin embargo, estos gastos
son solo la punta del iceberg. Además,
Estos grandes números podrían esconder tragedias familiares e individuales así
como injusticias en las que se basan: el bebé que no es vacunado y muere de
neumonía; el niño con retraso del crecimiento cuyo desempeño escolar se ve
afectado de manera permanente; la adolescente embarazada que no puede acceder a
servicios de planificación familiar; la madre que sufre de hemorragia tras el
parto y no tiene acceso a transfusiones de sangre, y el agricultor que vende su
único buey para pagar la hospitalización de su madre que sufre una enfermedad
terminal.
En el informe se aclara que la CSU no se relaciona solo con tener acceso a
buenos servicios de salud. La cruda realidad es que el objetivo principal de los
ODS de poner fin a la pobreza extrema, una meta que impulsa la estrategia del
Grupo Banco Mundial, no se podrá lograr sin tener cobertura sanitaria universal.
He aquí un indicador claro: aunque la cantidad total de personas extremadamente
pobres ha bajado desde el año 2000, la proporción de habitantes en condiciones
de pobreza extrema que se han empobrecido aún más debido a gastos en salud
prácticamente se ha duplicado, subiendo del 8 % al 15 %.
A pesar de todo esto, existen razones para sentirse optimista. Se han observado
importantes progresos en el acceso a servicios sanitarios relacionados con la
salud materna e infantil y las enfermedades infecciosas, como el sida, la
tuberculosis y el paludismo, temas en que se puso énfasis en la era de los
objetivos de desarrollo del milenio (ODM). La cobertura de terapia
antirretroviral para el VIH aumentó del 2 % en 2000 al 53 % en 2016; el uso de
mosquiteros tratados con insecticida para la prevención del paludismo subió del
1 % al 54 % en 2016, y el tratamiento contra la tuberculosis del 23 % al 50 % en
2016. Esto indica que esfuerzos concertados como el Plan de Emergencia del
Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR) y el Fondo
Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y el Paludismo (GFATM) dan
frutos.
Además, en nuestro informe Business
Unusual: Accelerating Progress Towards Universal Health Coverage(Actividades
poco comunes: Acelerar los avances hacia la cobertura sanitaria universal) se
identifican países que se encuentran entre el 75 % de los países con mejor
desempeño y que aceleraron el acceso, inclinando la curva. Naciones como Rwanda,
Turquía, Kazajstán, Viet Nam, Burkina Faso y la República Democrática Popular
Lao lograron avances sin precedentes y redujeron la brecha en el acceso a los
servicios. Asimismo, países de todos los niveles de ingreso están a la
vanguardia, adoptando la CSU mediante reformas ambiciosas y un liderazgo
nacional extraordinario. Reconocen que hacerlo es una medida tanto correcta como
inteligente que beneficia a sus ciudadanos.
La CSU no es tan solo un imperativo moral. Es un poderoso factor de igualación
social que contribuye a la estabilidad y la cohesión en la sociedad. Es una
respuesta a las crecientes aspiraciones de personas en todo el mundo de tener
una salud óptima. La CSU es también una inversión básica en el capital humano de
cualquier país, el principal factor que impulsa el crecimiento económico
inclusivo y sostenible. Sin atención de salud asequible y de calidad, se ven
comprometidas innecesariamente las oportunidades de los niños de asistir y
obtener buenos resultados en la escuela y la capacidad de los padres de trabajar
y avanzar en el mundo laboral.
Si bien no se puede “recetar” una formula única válida para todos, existen
desafíos comunes que trascienden los contextos específicos y se pueden obtener
beneficios de esfuerzos concertados para derribar barreras e intercambiar
prácticas óptimas. Para evaluar donde nos encontramos, impulsar el mayor
compromiso político y agilizar los avances hacia la CSU para 2030, esta semana
se realiza el Foro
sobre Cobertura Sanitaria Universal 2017, (i) entre el 12 y el 15 de
diciembre, en Tokio. Participan oradores de alto nivel, que incluyen desde el
primer ministro de Japón, Shinzō Abe, y el secretario general de la ONU, António
Guterres, al presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, el director
general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, y el director ejecutivo de
UNICEF, Anthony Lake. A ellos se sumarán jefes de Estado y ministros de más de
30 países, donantes bilaterales y entidades de filantropía. Las organizaciones
mundiales de la sociedad civil lideran las actividades durante dos días del foro
y convocan a un evento
público de alto nivel (i), reflejando con ello la potente voz de los
ciudadanos en el movimiento en favor de la CSU. Con el foro se culminan eventos
nacionales efectuados en todo el mundo el 12 ;de diciembre, fecha que ha sido
oficialmente designada por la ONU como el Día
de la Cobertura Sanitaria Universal. (i)
Nos encontramos en un momento decisivo en este ámbito. En el mundo, existe un
compromiso político como nunca antes, y un impresionante liderazgo a nivel de
los países. El camino hacia la CSU no puede recorrerse “haciendo las cosas de la
misma manera”. Tenemos que adoptar la innovación a una escala que nos permita
transformar los sistemas de salud; y una exposición en el foro presenta ideas
creativas que surgen de la dedicación de profesionales y el entusiasmo de
impulsores del cambio. En el Banco Mundial, esperamos con interés poder trabajar
con nuestros asociados de todo el mundo, que muestran un gran compromiso y
dinamismo con esta causa, y aprender de ellos para ayudar a todos los países a
hacer realidad la cobertura sanitaria universal a más tardar en 2030.
Fuente: Banco Mundial.
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