Los avances en impresión 3D y el metabolismo tan variado que ofrecen las
bacterias, capaces de degradar muchos compuestos y sintetizar otros, han
permitido crear una nueva tinta con microorganismos. El estudio lo presenta esta
semana en la revista Science Advances un equipo de científicos de la Escuela
Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, en Suiza.
“Hemos incorporado bacterias en una tinta de impresión tridimensional,
funcional y biocompatible e impreso en dos tipos de ‘materiales vivos’ que
pueden degradar contaminantes y producir celulosa bacteriana relevante desde el
punto de vista médico”, destacan los autores.
Una de las especies seleccionadas ha sido Pseudomonas putida, un
microorganismo que degrada el fenol. Esta sustancia tóxica la utilizaron los
nazis en los campos de concentración, y hoy en día se vierte al medio ambiente
por los residuos industriales.
Por su parte, Acetobacter xylinum se ha empleado para formar celulosa
bacteriana, un compuesto prometedor para usarlo como sustituto de la piel, tras
una herida o una quemadura, o como recubrimiento de tejidos durante los
trasplantes de órganos.
La tinta en la que se incorporan estas bacterias está fabricada con un hidrogel
que les proporciona un medio adecuado para sobrevivir y estar funcionales. El
conjunto se libera en forma de filamentos para ir construyendo los objetos en
3D. De momento se han presentado láminas en forma de máscara o de camiseta y
estructuras enrejadas con diversas formas para demostrar la versatilidad de la
técnica.
Los investigadores han impreso con la tinta de bacterias multitud de objetos,
como láminas con forma de máscara o de camiseta y estructuras enrejadas con
diversas formas.
(Foto: Manuel Schaffner y Patrick A. Rühs)
Según sus creadores, la tinta Flink –así la han llamado– también se podría
aplicar para generar otros biomateriales funcionales, como células de
combustible microbianas y biosensores.
Los métodos usados hasta ahora para crear materiales similares se basaban en la
inyección de las bacterias en el objeto, pero después de que ya estaba impreso.
“Cargar las bacterias directamente en la tinta permite un mejor control de las
formas, composiciones y propiedades del objeto, y también garantiza una
incorporación uniforme de los microorganismos”, destacan los autores.
Fuente: SINC
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