La enfermedad de Parkinson es una dolencia degenerativa del sistema nervioso central que causa que la persona pierda el control de movimientos motores, tales por ejemplo como los asociados a la habilidad de realizar acciones de precisión con las manos. La enfermedad afecta en el mundo a una cifra de personas estimada en unos 10 millones.
Durante
décadas, el equipo de Xiang-Dong Fu en la Universidad de California en San
Diego (Estados Unidos) estudió una proteína llamada PTB, que es
bien conocida por unir el ARN e influir en los genes que se activan o
desactivan en una célula. Para estudiar el papel de una proteína como la PTB,
los científicos a menudo manipulan las células para reducir la cantidad de esa
proteína, y luego observan para ver qué sucede.
Hace varios
años, un investigador que trabajaba en el laboratorio de Fu estaba adoptando
ese enfoque, utilizando una técnica llamada siRNA para silenciar el gen PTB en
las células del tejido conectivo conocidas como fibroblastos. Pero es un
proceso tedioso que debe ser realizado una y otra vez. Se cansó de ello y
convenció a Fu de que debían usar una técnica diferente para crear una línea
celular estable que careciera permanentemente de PTB. Al principio, el
investigador se quejó de eso también, porque hacía que las células crecieran
muy lentamente. Pero luego notó algo extraño después de un par de semanas:
quedaban muy pocos fibroblastos; casi toda la placa de cultivo estaba llena de
neuronas.
De esta forma
tan casual, el equipo descubrió que al inhibir o eliminar un solo gen,
concretamente el que codifica la proteína PTB, se desencadena la transformación
de células de varios tipos directamente en neuronas.
Más
recientemente, Fu y Hao Qian, otro investigador de su laboratorio, dieron un gran paso
adelante en esta línea de investigación y desarrollo,
aplicando sus hallazgos en lo que podría ser un nuevo enfoque terapéutico para
la enfermedad de
Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. Una
sola operación de tratamiento para inhibir la PTB en ratones convirtió algunos
astrocitos, células de apoyo del cerebro con forma de estrella, en neuronas que
producen el neurotransmisor dopamina. Como resultado, los síntomas de la
enfermedad de Parkinson de los ratones desaparecieron.
Concretamente,
en los ratones tratados, un subconjunto de astrocitos se
convirtió en neuronas, aumentando el número de neuronas en
aproximadamente un 30 por ciento. Los niveles de dopamina fueron restaurados a
un nivel comparable al de los ratones normales. Además, las neuronas crecieron
y se integraron bien.
Izquierda: astrocitos de ratón (en verde) antes de la reprogramación. Derecha: neuronas (en rojo) inducidas por los astrocitos de ratón después de la reprogramación. (Fotos: UC San Diego Health Sciences)
Los ratones
tratados volvieron a la normalidad en un plazo de tres meses después del
tratamiento, y permanecieron completamente libres de los síntomas de la
enfermedad de Parkinson durante el resto de sus vidas.
"Investigadores
de todo el mundo han intentado muchas maneras de generar neuronas en el
laboratorio, utilizando células madre y otros medios, para poder estudiarlas
mejor, así como para utilizarlas para reemplazar las neuronas perdidas en las
enfermedades neurodegenerativas", reflexiona Fu. "El hecho de que
pudiéramos producir tantas neuronas de una manera tan relativamente fácil fue
una gran sorpresa".
Tal como advierte
Fu, aunque los resultados en esta línea de investigación son prometedores,
antes de establecer una posible terapia para tratar la enfermedad de Parkinson
en humanos, habrá que verificar que la técnica que ha funcionado con ratones
también funciona bien en el ser humano.
(Fuente: NCYT Amazings)
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