Científicos de Estados Unidos, Puerto Rico, Reino Unido diseñaron una guía para que los datos sanitarios se puedan utilizar y comprender a tiempo. Cuáles son las estrategias a seguir.
En el
mundo, ya se confirmó que más de 240 millones de personas tuvieron la enfermedad
COVID-19. Además, más de 4,9 millones falleció por complicaciones producidas
por esa infección. Esta pandemia y epidemias anteriores recientes han
visibilizado las dificultades que aún persisten en la comunicación de los
pronósticos por parte de los investigadores científicos que estudian los
riesgos de emergencia o de reemergencia de los patógenos.
Para
contribuir a reducir el problema, un
grupo de científicos de los Estados Unidos, el Reino Unido, España, Puerto Rico
y Tailandia crearon nuevas pautas o directrices para estandarizar la forma en
que se deben informar las investigaciones que implican la previsión y
predicción de cómo se desarrollan las epidemias de enfermedades infecciosas.
El trabajo
estuvo a cargo de Simon Pollett, del Instituto de Investigación del Ejército
Walter Reed de Maryland, Estados Unidos, con sus colegas de diferentes
instituciones. Las directrices son llamadas EPIFORGE. Publicaron un artículo
con los detalles en la revista de acceso abierto PLOS Medicine.
En el caso
de la pandemia por el coronavirus, hubo diferentes trabajos científicos que
advertían la posibilidad de que se genere una emergencia de salud
pública. Por ejemplo, en la revista Clinical Microbiology Reviews,
investigadores de Corea del Sur habían señalado en 2007 que la “presencia de un
gran reservorio de virus similares al SARS-CoV en los murciélagos de herradura,
junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en el sur de China, es una
bomba de tiempo”.
También en
septiembre del año 2019, un grupo de expertos de la Organización Mundial de la
Salud fue poco escuchado. “Una pandemia global en esa escala que sería
catastrófica, creando caos generalizado, inestabilidad e inseguridad. El mundo
no está preparado”, habían afirmado en el reporte publicado por la
Junta de Monitoreo de Preparación Global, que estaba liderada por la noruega
Gro Harlem Brundtland. En su advertencia, los expertos tuvieron en cuenta que
entre 2011 y 2018 se habían registrado 1483 eventos en 172 países, como las
epidemias del Ébola, zika, fiebre amarilla, sarampión, entre otras.
Ahora, los
expertos que publicaron en PLOS
Medicine intentan
hacer un aporte para que la información sea utilizada a tiempo y de manera
adecuada. Se sabía que al comunicar los resultados de ciertos tipos
de investigación médica, como los ensayos clínicos o las revisiones
sistemáticas de estudios anteriores, se pueden seguir listas de comprobación
estandarizadas diseñadas específicamente para los trabajos publicados en esos
campos. Se considera que esas directrices tienen beneficios: mejoran la calidad
y la utilidad de los manuscritos, por ejemplo, al facilitar la comprensión, la
aplicación o la reproducción de la investigación.
Sin
embargo, hasta ahora no existían directrices estándar para informar sobre
la investigación de previsión y predicción de epidemias, a pesar del gran
impacto del COVID-19 y de otras enfermedades para las que las predicciones
epidémicas pueden tener importantes implicaciones para la salud pública.
Para
satisfacer esta necesidad, un comité directivo de seis personas reunió a varias
docenas de panelistas de todo el mundo que realizan investigaciones sobre
predicción de epidemias o aplican predicciones para la elaboración de políticas
de salud pública y otros usos. Los panelistas participaron en un proceso
Delphi, en el que se realizaron varias rondas de evaluación, eliminación y
adición de elementos propuestos para el conjunto final de directrices, que
denominan EPIFORGE.
La lista
de comprobación EPIFORGE esboza 19 elementos recomendados que deberán incluir
los trabajos que informan sobre predicciones epidémicas. Por ejemplo, uno
de los puntos pide que los trabajos describan claramente las fuentes de los
datos en los que se basan sus predicciones. Otro punto pide que se haga público
el código informático utilizado para generar las predicciones.
Los
miembros del grupo esperan que EPIFORGE establezca nuevas normas para la
presentación de informes de investigación sobre predicción de epidemias,
mejorando así la calidad y el impacto de dichos informes. También invitan
a otros investigadores, responsables políticos, revisores de revistas médicas y
otras partes interesadas a dar su opinión sobre las directrices de EPIFORGE.
“La
modelización de las enfermedades infecciosas está ayudando a orientar la
respuesta a la pandemia”, comentó
la coautora Caitlin Rivers. “En este momento, no hay normas claras sobre cómo
se comunican los resultados de los modelos. Hemos reunido a los líderes de
nuestro campo para definir las normas de presentación de informes para que los
modelos estén mejor posicionados para informar a la salud pública”.
En cuanto
a la probabilidad de futuras epidemias de origen animal para las personas -o
zoonóticas-, la directora de la Organización Panamericana de la Salud, la
doctora Carissa Etienne pidió días atrás a los gobiernos de la región que
apliquen el enfoque de “Una salud” para detectar rápidamente los patógenos
emergentes que puedan suponer un riesgo para la salud pública.
“Al igual
que trabajamos juntos para controlar esta pandemia, debemos considerar las
formas de colaborar para evitar futuras pandemias”, afirmó.
El
COVID-19 ha sido único en su escala e impacto, “pero
no es la primera enfermedad emergente que causa un efecto dominó en todo el
mundo”, dijo. Mencionó recientes epidemias con graves impactos que fueron
causadas por enfermedades que se transmiten de los animales a las personas,
como el Ébola, Chikungunya, la fiebre amarilla, la gripe aviar y el Zika.
“Necesitamos
que los países se aseguren que los socios de los sectores animal, agrícola y
ambiental participen en la creación de sistemas de vigilancia más robusta que
puedan detectar los riesgos con mayor rapidez, que
den prioridad a las inversiones en investigación y desarrollo para los
patógenos de alto riesgo y que establezcan respuestas sólidas a las
pandemias que se basen en los puntos fuertes de estas diversas áreas de
experiencia”, enfatizó.
La doctora
Etienne abogó para que, en los próximos meses, cuando los países revisen sus
presupuestos de salud, se replanteen la forma de prestar la atención y
participen en los esfuerzos mundiales para prevenir la próxima pandemia. “Les
instamos a que se apoyen en este enfoque de ‘Una salud’ como la forma más
inteligente y eficaz de protegernos de la próxima crisis”, afirmó.
Fuente: Consenso
Salud
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