En los últimos meses hemos sido testigos
de la abrupta digitalización de los sistemas de salud junto con la adopción de
tecnologías que generan datos clínicos en forma masiva a un ritmo exponencial.
Esta realidad ha convertido a los sistemas de salud en uno de los mayores
generadores de datos de nuestra sociedad y en este sentido podemos comenzar a
hablar del Big Data clínico.
Cuando evaluamos el crecimiento del
conocimiento médico podemos darnos cuenta de lo que significa la Big Data en
salud. En 1980 se necesitaban 7 años para que se duplicase el conocimiento
médico, en el 2020 se consideran que se necesitan tan solo 73 días, lo que deja
en evidencia que los sistemas informáticos y los sistemas de apoyo a la
decisión deberán crecer en forma continua.
Por otra parte, el crecimiento de las
bases de datos en los diferentes sectores del sistema ha estimulado el
desarrollo de numerosas aplicaciones de metodologías de inteligencia artificial.
Esta herramienta tecnológica permite optimizar tanto procesos diagnósticos y
terapéuticos como así también reducir los errores médicos.
Lo que llamamos Big Data clínico es uno
de los principales aliados de la medicina de precisión cuya aplicación nos permitirá
realizar diagnósticos más precisos, ya que incorpora tanto información clínica,
análisis computacional de datos genómicos, imágenes médicas, patología digital,
datos de dispositivos, etc, como así también mejorar las decisiones sobre
tratamientos y personalizar al máximo los mismos.
Las diferentes realidades de nuestro
sistema de salud donde no existen o donde se han implementado soluciones
independientes de digitalización, complica sin lugar a dudas la posibilidad de
analizar conjuntamente la Big Data clínica en los diferentes niveles.
Por primera vez en la medicina, los diagnósticos y los tratamientos se empiezan
a recomendar en función de biomarcadores de base genética, lo que ha permitido
avances en algunas áreas, como es el caso del cáncer, donde se ha reducido su
mortalidad a la mitad gracias a su utilización en la toma de decisiones.
La introducción de la medicina de
precisión requiere que dispongamos de una mirada holística que tenga en cuenta
a todos los actores del sistema, que este cercana a los pacientes, que disponga
de un marco regulatorio específico, acompañada de un fortalecimiento del
conocimiento de los prescriptores y del desarrollo de nuevas modalidades
que permitan su financiación.
Por último, nuestro sistema de salud
afronta con dificultad la incorporación de la innovación fundamentalmente por
su importante costo económico (máxime en muchos casos cuando se pone en
relación al beneficio clínico respecto de la tecnología o medicamento existente
y el balance de mejora es escaso), pero también porque, en ocasiones, la
innovación biomédica y la innovación tecnológica requieren cambios
organizativos e, incluso, cambios en la práctica clínica que obligan a revisar
e incorporar nuevos modos de trabajo, nuevos roles profesionales y también, a
veces, nuevos profesionales a los equipos de los servicios de salud.
Estamos frente a la posibilidad de dar un
salto cualitativo en la manera que vamos a responder a la enfermedad desde el
sistema de salud, considero que la medicina de precisión puede abrir un camino
en la reforma del sistema, veámoslo como una oportunidad y no la dejemos pasar.
Por Kato
Mastai Profesor economia de la salud en Universidad de San Andrés
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