Este
artículo intenta visibilizar la Telemedicina como una herramienta tecnológica
de información y comunicación capaz de garantizar el acceso a la asistencia sanitaria
oportuna, cuando la distancia en el encuentro de las partes es un factor
crítico. El lector podrá pensar que nada es comparable a recibir asistencia
personalizada, es decir, al encuentro antropológico deseable para una alianza
terapéutica, posición que las autoras adherimos “sine quanon”. Pero aquí la
cuestión es más compleja, ya que la distancia geográfica imperante y la
oportunidad de oferta asistencial ponen en jaque el acceso equitativo del
paciente en términos de justicia.
Dicho lo anterior, y en consonancia
con el Bloque de los Derechos Humanos donde la dignidad de la persona humana
cobra el lugar de bien esencial sosteniendo la atención oportuna, corresponde
poner en valor una herramienta tecnológica como la Telemedicina que se
aproximará a la tan deseable asistencia sanitaria personal.
Corresponde hacer algunas precisiones
acerca del marco teórico de la Telemedicina, tal como lo expresa el Marco de
Implementación suscripto por la OPS que
define en distinción a la Telesalud y la Telemedicina, siendo la primera una
herramienta de interacción directa o indirecta con proveedores de atención
médica, pacientes, o ciudadanía. Para la segunda, se reserva al acto de
servicios de atención médica directa. Resulta claro la particularidad de la
Telemedicina y su potencial de suplir el encuentro antropológico frente a
cualquier otra forma de Telesalud que denota una mirada más amplia [1]. En este
sentido, resulta necesario pensar a la Telemedicina como la protagonista de las
estrategias y programas de transformación digital que se implementan en el
sector sanitario de la región, tal es el caso del uso de esta herramienta en
ocasión de la Covid-19 donde el encuentro estaba limitado por el peligro de
contagio, y la oferta de personal sanitario adicional al existente de la
distancia. El progreso a diferencia del desarrollo, que alcanza solo a las
tecnologías y a las economías, integra a la persona en su entorno social,
económico, político, educativo y sanitario. Corresponderá en este sentido,
asegurarnos que existe una mirada contemplativa a la No Discriminación,
Disponibilidad, Accesibilidad, Aceptabilidad, Calidad y Universalidad [2] de la
asistencia que esta tecnología de la Telemedicina media para garantizar.
De la cuestión general pasaremos al
caso particular que motiva como ejemplo, y es el caso del uso de la tecnología
de Telemedicina en la Provincia de La Pampa, República Argentina, una
provincia con ciertas características geográficas y poblacionales que la
convierten en una especial candidata para el desarrollo de la telemedicina. Sin
intención de aburrir al lector, las cifras que mencionaremos a continuación
darán una idea de lo que la distingue de la urbana Ciudad de Buenos Aires a tan
solo 612,8 Kms de Santa Rosa capital de La Pampa. La Provincia de La Pampa
ocupa el 8° lugar en términos de superficie de las 24 Provincias de la
Argentina [3], pero tiene el puesto número 22 en cuanto a los habitantes que
posee por km2 ya que tiene 2,2 habitantes por km2 distribuidos en 143,440 km
(para que se comprenda el contraste de densidad poblacional que esta provincia
tiene con la ciudad Autónoma de Buenos Aires, les contamos que esta última
tiene 14.450 hab. por km2[4], frente a los 2,2 de La Pampa). Ya podrá el lector
vislumbrar cuán atractiva es la oferta de alta complejidad en geografías con
mayor densidad poblacional, donde ocurre normalmente la asistencia, la
docencia, y la investigación, condiciones necesarias para una atención segura,
eficiente, efectiva y sostenible.
Existen tres proyectos de
Telemedicina en la Provincia de la Pampa identificados:
·
Ojo Pampa ,
un exitoso programa de lucha contra la ceguera por diabetes;
·
Proyecto Código
Infarto, Red de atención del infarto
agudo de miocardio que genera una nueva calidad de respuesta frente al
contingente de la patología, muerte o de serios daños derivados de la
demora atencional;
·
y Cardio 365 una
propuesta del Modelo Integral de Salud que ofrece a los equipos de salud
del primer nivel de atención la posibilidad de acceder rápidamente a la
consulta especializada ante situaciones de urgencias/emergencias cardiológicas.
Es una realidad inescrutable de los
países de nuestra región, que las poblaciones rurales tienen mayor dificultad
de acceso a los servicios de salud que las poblaciones urbanas. Las comunidades
rurales suelen tener acceso a médicos generales o algún servicio de enfermería
local, pero no siempre tienen la posibilidad de acceder a servicios de mayor
complejidad y controles médicos periódicos derivados de la misma, a diferencia
de lo que sucede en las poblaciones urbanas, en donde la oferta de salud y el
capital humano es mayor, variado y especializado para llevar a cabo la prestación
sanitaria en términos de calidad y justicia. En este contexto, la Telemedicina
resulta una respuesta asertiva para brindar un servicio de salud eficiente,
seguro y oportuno a las poblaciones rurales, logrando así disminuir la brecha
urbano-rural.
Como decía Hipócrates al referirse a
lo deseable de sanar en términos de salud: “Sanar es una cuestión de tiempo,
pero a veces también es cuestión de oportunidad”. Va de suyo que existe una
carga moral en generar contextos favorecedores de la atención al servicio de la
persona y eso es la telemedicina.
Si la persona humana es el bien a
proteger, las políticas públicas deben adecuar su estrategia a sostener
implementaciones tecnológicas capaces de neutralizar inequidades del acceso a
la salud. Es en el ejercicio de políticas virtuosas donde los estados
interactúan con sectores públicos y privados de la sociedad, para lograr una
transformación solidaria, inclusiva y responsable capaz del uso tecnológico
para el progreso de la humanidad.
Podemos concluir que la Telemedicina
en su ejercicio y su implementación operativa, logra el adecuado balance entre
la supervaloración de la innovación disruptiva y la oportunidad de acceso
efectivo y oportuno a un derecho tan esencial como el de la salud.
Si la persona es el bien a proteger, la telemedicina ha encontrado su razón.
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