La crisis desatada por el COVID-19 nos interpela y nos está dando la oportunidad de aprender y de superarnos. Los desafíos que debemos tomar desde la Medicina.
Si bien en otros países la telemedicina
ya estaba incorporada a la práctica profesional desde hace tiempo, su uso en la
Argentina se aceleró ante el avance de la pandemia por coronavirus.
La tecnología disponible nos permitió
surfear este nuevo tiempo con herramientas de comunicación que ayudan a hacer
seguimientos a los pacientes, realizar consultas, evacuar dudas más rápidamente
y evitar que los consultorios y los centros de salud reciban más personas que
la cantidad deseable.
La vieja discusión sobre si la tecnología
va en detrimento de la humanización en el vínculo médico-paciente quedó
obsoleta tras la irrupción del brote mundial. En estos meses de confinamiento,
quedó demostrado cómo los avances y los adelantos técnicos nos facilitaron la
interacción, nos permitieron estar cerca y nos trazaron el escenario para que
sigamos en contacto.
Es verdad que la dinámica que instauró
la virtualidad requiere que las habilidades emocionales que siempre deben estar
presente en la relación profesional con nuestros pacientes empiecen a ser
consideras más relevantes aún.
Comunicar más y mejor resulta
imprescindible para ejercer la medicina de manera remota en el contexto que
estamos atravesando. Pero no solo este aspecto resulta fundamental hoy. Es
imprescindible también que esté incluido de manera medular en los programas de
formación de los futuros doctores.
Coronavirus: seis claves para una
teleconsulta médica eficaz
Tal como el conocimiento científico y
el saber específico de cada especialidad, la empatía, la inteligencia emocional
y las habilidades de comunicación de los profesionales de la salud deberían
marcar la diferencia en la “nueva normalidad” que deseamos para el ejercicio de
la medicina.
Hoy más que nunca, el paciente necesita
ser y sentirse más escuchado. En un tiempo en el que el miedo, las ansiedades y
la incertidumbre están a flor de piel, las personas valoran enormemente cuando
un profesional transmite calma, genera confianza, disipa temores, protege la
confidencialidad, sabe resguardar su privacidad, cuando, en definitiva, con la
palabra y el poder de escucha logra establecer una comunicación clara basada en
la información certera y disponible.
Este saber no técnico, es vital. Debe
formar parte del nuevo paradigma de formación y práctica que el mundo actual
está demandando.
El futuro nos está pidiendo que seamos
flexibles, que apostemos a la innovación, que dejemos atrás viejos hábitos, que
abracemos la tecnología y la utilicemos con un abordaje humanista. Que
conozcamos las nuevas dinámicas sociales y que estemos al tanto de los códigos
intergeneracionales.
Todo esto se puede aprender y lo
importante es que también se debe enseñar a los profesionales del mañana.
También es importante llevar esta mirada puertas adentro., a los quirófanos y a
los consultores. Hay que saber trabajar en equipo y encarnar nuevas formas de
liderazgo que generen valor. La experiencia indica que -incluso- se logran
mejores resultados técnicos.
La gran crisis desatada por la pandemia
nos interpela y nos está dando la oportunidad de aprender y de superarnos. Es
un desafío que, desde la Medicina, debemos tomar para poder ser mejores
profesionales y brindar las respuestas que este nuevo tiempo está demandando.
Fuente: TN.com.ar
Leído en el blog de la Dra. Marisa Aizenberg
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