Recientemente, la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) publicó un documento en el que plantea ocho
principios rectores para que la transformación digital del sector de la salud
no profundice inequidades preexistentes en las sociedades. Uno de esos
principios es el de la salud digital inclusiva, a través de la cual propone no
dejar a nadie atrás en la era digital, haciendo énfasis en la integración de
los más vulnerables tanto en lo social, como en lo económico, en lo geográfico
y en lo cultural; pero también en términos de alfabetización digital y de
acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs).
Para lograr esta integración, la OPS realiza algunas recomendaciones que van desde:
- el desarrollo e implementación de soluciones digitales accesibles para poblaciones con distintas capacidades motrices, visuales, auditivas u otras, y tanto para los usuarios del sistema de salud como para los profesionales usuarios de los aplicativos;
- hasta que se evalúe la existencia de brechas sanitarias antes de la incorporación de tecnologías; pasando por la elaboración de protocolos estandarizados, normativas y reglamentaciones, y líneas de acción claras para la implementación de una salud digital inclusiva.
Asimismo, propone la
conformación de equipos de trabajo humana y profesionalmente diversos que
favorezcan la implementación de diseños inclusivos, que los sistemas y
herramientas digitales puedan representar y referirse de manera igualitaria y
no discriminatoria a todas las personas y grupos sociales, y que se desarrollen
indicadores de monitoreo para evaluar en qué medida los proyectos de salud
digital son inclusivos.
Para la OPS, las Agendas
Digitales de los países deben contener acciones tendientes a implementar el
principio de salud digital inclusiva. Expone como uno de los mayores desafíos,
justamente, contemplar el no aumentar o profundizar las desigualdades
preexistentes en la población.
Todas estas recomendaciones
pueden pensarse desde tres ejes analíticos: Accesibilidad, Composición de los
Equipos de Trabajo y Representatividad. Mientras que, desde una perspectiva
conceptual, el principio de salud digital inclusiva se entiende como
la intersección de tres dimensiones: Salud, TIC o desarrollos digitales, e
inclusión o diversidades.
En el documento, el
organismo también alerta sobre el estado de situación actual de los avances de
estas directrices para alcanzar una salud digital inclusiva. Asegura que “la
consideración de estas cuestiones a nivel de las agendas concretas continúa
siendo parcial y se suelen incluir solo algunos aspectos específicos vinculados
a los marcos legales y normativos que deben aplicarse”.
En este sentido, además de la
introducción del principio de salud digital inclusiva en las agendas digitales,
señala que “para emprender acciones concretas es de importancia identificar
a las personas y grupos sociales en función de sus grados de vulnerabilidad,
particularmente en materia digital, para tener datos de referencia que sirvan
como punto de partida a la hora de formular, y posteriormente evaluar, las
intervenciones en materia de salud digital inclusiva, posibilitando el foco en
las poblaciones que más desigualdades atraviesan”.
También destaca la
importancia de “analizar las creencias, preocupaciones y motivaciones
respecto de la toma de decisiones en el ámbito de la salud que puedan afectar a
la inclusión de la salud digital para todos y todas, teniendo en cuenta a las
personas en mayor situación de vulnerabilidad”.
Entre las barreras que
encuentra, resalta “la escasez de liderazgos en materia de promoción de la
salud digital inclusiva”, que “dificulta el desarrollo de políticas para
fomentar la conciencia colectiva orientada a la equidad de los pueblos y
comunidades”.
Según la OPS, una
estrategia de acción fundamental para la salud digital inclusiva es la de
empoderar a los individuos y sus comunidades. Asegura que “tanto en términos
de acceso como de alfabetización digital, la falta de inclusión afecta
principalmente a personas en situación de mayor vulnerabilidad y, por eso,
insiste en que evitar que “la implementación de proyectos de salud digital
refuerce dificultades de acceso e inequidades preexistentes”.
OPS: Líneas de acción para alcanzar una salud digital inclusiva
1. Habilitar un sistema de
resiliencia virtual para que los sistemas de salud sigan ofreciendo cobertura
en caso de ser imposible la atención física, con especial atención a las
poblaciones en mayor situación de vulnerabilidad.
2. Formular y evaluar las
intervenciones, determinando qué personas y colectivos viven con algún grado de
vulnerabilidad y su relación con el mundo virtual.
3. Analizar las creencias,
preocupaciones y motivaciones respecto a la toma de decisiones en materia de
salud que puedan afectar a la inclusión de la salud digital para todas y todos,
teniendo en cuenta a las personas en mayor situación de vulnerabilidad.
4. Incorporar los criterios
de género, la perspectiva intercultural y los principios de equidad y
solidaridad a las acciones relacionadas con la agenda de inclusión de la salud
digital.
5. Promover la inclusión de
la salud digital centrada en las personas, asegurando que la población conozca
sus derechos y responsabilidades en relación con la seguridad, la privacidad y
la fiabilidad de los datos de salud.
6. Emprender acciones
multisectoriales para formular y ejecutar políticas y estrategias de inclusión
digital, como campañas de sensibilización y programas de formación, por parte
de las autoridades, los prestadores y la población en general.
7. Empoderar a los
individuos y sus comunidades (niños, jóvenes, personas mayores, mujeres,
personas con discapacidad y pueblos originarios) mediante iniciativas que
propicien la salud digital.
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en Salud en Línea
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