Ante la pandemia, pensaron cómo podían ayudar. La
respuesta que dieron puede salvar muchas vidas. Uno de los principales problemas
que enfrentan países como Italia y España, además de la infección, es el
colapso de sus terapias intensivas para atender los casos más graves,
Parte del equipo de Inventu
cuando ganó el 1er y 2do premio a la innovación en Dubai
En Rosario, en silencio, se está
cocinando uno de los aportes más efectivos para luchar contra el coronavirus.
El arma que va a ayudar a los médicos a que la pelea de los médicos no sea tan
desigual. Un grupo de jóvenes innovadores santafecinos (provincia que tiene dos
de los 225 casos positivos de la Argentina), agrupados bajo el nombre de Inventu
Ingeniería, y junto a la Universidad Nacional de Rosario están terminando
el prototipo de un respirador artificial de “bajo costo, específico para
COVID-19 y que sea fabricable en escala”. Hoy, cuando se espera para abril un
pico de infecciones y se teme que el sistema de salud pueda colapsar por falta
de insumos, es una gran noticia.
“Más de cincuenta naciones declararon
la emergencia sanitaria -explican-. La Sociedad Argentina de Terapia
Intensiva (SATI), recomendó tener dos elementos fundamentales en cada terapia:
un respirador artificial (la joya más preciada de ese tesoro) y descartables
para el paciente. La experiencia de España e Italia demostró que uno de los
puntos débiles de los sistemas de salud es la falta de camas de terapia
intensiva y de equipos de respiración asistida para tratar a entre el 5 y
el 15 por ciento de los contagiados que desarrollan enfermedades pulmonares
severas”.
Simón Carpman, ingeniero mecánico
nacido a orillas del Paraná, de 34 años, será el vocero de la , pero se encarga
de aclarar que son todo un equipo. Para hacer justicia, hay que nombrarlos a
todos: Darío Fernández (Ingeniero Eléctrico) Nicolás Amaro (Diseñador
Industrial) Juan Alvarez (Ingeniero Electrónico), Ana Lombard (Diseñadora
Industrial), Mariano Sáez (Ingeniero Mecánico), Albano Carle (Gerente) Ciro
Civria (Técnico) Leonardo Contreras (Ingeniero Electrónico) Facundo Villegas
(Técnico) José Verdini (Técnico), Germán Campero (Ingeniero Mecánico) y Roberto
Bisso (Proyectos de Ciudades).
¿Qué hacen? De todo: diseño y
modelado 3D, máquinas y mecanismos personalizados. Así, en sus tableros
nacieron un bus híbrido, un trolebús eléctrico, un cargador para vehículos
eléctricos, la implementación de alarmas comunitarias y de pánico, mobiliario
urbano de alto impacto y también de productos que combinan salud, conciencia
ambiental y gamificación, entre muchos otros.
Y no son unos recién llegados, a
pesar de su juventud: ganaron el 1er y 2do premio en la Hackathon de
Transporte Público en Dubai, en 2018. El 1er premio en la Hackathon Nacional de
Transporte Publico Rosario, en 2017. Y el premio de Google.org Awards por
Innovación en TikkumOlam Makers (TOM) Makeathon, San Francisco, en 2015.
Las características
del respirador de su creación
-¿Cómo se les ocurrió?
-Y… viendo la tele. Arrancamos hace
dos semanas. Vimos la faltante de equipos médicos, y empezamos a ver cómo
lo podíamos fabricar respiradores. Nos dimos la cabeza contra la pared cuando
descubrimos que acá no había insumos medicinales para hacerlos. Entonces
dijimos ‘¿qué pasa si los podemos fabricar con componentes industriales
standard, que abundan, de los que hoy hay más disponibilidad todavía por el
hecho que la industria, en general, está parada’. Si bien hay algunas que están
súper desbordadas, como la médica, hay un montón, como petroquímica,
metalmecánicas, agroindustria, transporte, por ejemplo, donde se consiguen
componentes fácilmente. Entonces, pensamos en hacer el respirador con los
componentes que sobran en el mundo, y no con los que faltan, así lo podríamos
replicar. Hoy el problema para fabricar un equipo no es la mano de obra ni la
capacidad productiva de la fábrica, son determinados componentes que están
saturados y se necesitan para, por ejemplo, medir el flujo de aire lento y a
bajo caudal.
-¿Y ya los tienen?
-Si, los compramos en dos días. Ahora
tenemos que validar que funcione.
-¿Son todos elementos nacionales?
-Hay importados, pero no son de
equipamientos médicos. Para darte un ejemplo, si hoy buscás ese medidor de
flujo para la velocidad del aire del que te hablé, que funciona con un
electrodo caliente, un elemento e súper precisión, no lo vas a poder comprar. Querés
buscar una válvula reguladora de aire a baja presión que sea de grado
sanitario, tampoco vas a encontrar. Antes que entre Alemania en lock down
te las daban en sesenta días, y ahora que ellos también entraron en cuarentena
seguramente los plazos son infinitos.
-¿Y con qué lo reemplazás?
-Ese es el paradigma que
tenemos. No es nuestra intención fabricarlos en serie, sino hacer el
prototipo y mejorar el producto cada vez más, verificarlo por ANMAT y hacer que
lo produzcan las industrias de nuestro país, que hay miles que están
paradas. No son las que hacen equipamiento médico, que hoy están
saturadas, pero lo pueden hacer perfectamente. Tienen una capacidad productiva
inmensa y eso es lo que nosotros queremos aprovechar.
Una
terapia intensiva, el tesoro más preciado en la lucha de los médicos contra el
coronavirus (@alandrummond)
-Y no necesariamente deben ser del
rubro de la sanidad.
-Claro. Nosotros planteamos que todas
las piezas van a tener una capacidad productiva distinta. Hoy en Rosario ya no
tenés límites, entonces imaginate lo que es la capacidad de Buenos Aires, por
ejemplo… Y lo bueno es que lo podés hacer de manera distributiva. Si reunís los
proveedores dentro de cualquier provincia. lo hacés ahí mismo. Nosotros
tenemos un concepto que es “glocal”: con visión global, en cada punto se actúa
localmente.
-¿Es muy caro producir estos
respiradores?
-Mirá, el número final no lo tenemos.
Pero está muy abajo del respirador que se ve hoy en el mercado. Porque,
otra cosa, esto es exclusivo para COVID-19. Y está pensado para producirse con
elementos standard, entonces baja el costo.
-Lo diseñaron sólo para esta
emergencia.
-El que está en el mercado sirve para
todas las patologías. Nosotros relevamos las necesidades con especialistas
respiratorios, preguntamos qué necesitan para tratar al COVID-19, y eso fue lo
que aplicamos en el aparato. Es totalmente funcional. Y además, está
automatizado todo lo posible por la falta de personal médico que puede haber.
-¿Cómo es eso?
-Hay un montón de respiradores que
dependen que una persona esté cerca, manipulandolo. Nuestro equipo no requiere
de personal al lado. Armamos todo un sistema de alarmas predictivas del
paciente, para que “llame” al médico sólo lo necesario, y si no hay un ruido,
significa que el enfermo está estable. Cualquier cambio, si mejora o empeora,
nuestro equipo avisa. Siempre hablando de la capacidad pulmonar, porque
este equipo no mide otras variables.
-¿Cuales son esas características que
debía tener para COVID-19?
-Tiene que ver con la forma de
ventilar, con los intubamientos, la presión final de expiración del pulmón. Es
un equipo completo.
-¿Cuándo se puede empezar a producir?
-Nosotros estamos corriendo contra
reloj, sin parar. Ayer terminamos a las tres de la mañana, hoy arrancamos
temprano, porque queremos tener el prototipo en estos días. La prueba de concepto
la terminamos hoy, ya vamos a tener resultados. Y empezamos la
comunicación con las grandes empresas del país. Tenemos conferencias con Arsat,
con Fabricaciones Militares, estamos contactando a la industria local. Todo
esto, claro, debe tener la aprobación de ANMAT. Estamos tratando de llegar
más rápido que el coronavirus, así que todo esto puede estar en una
semana.
-¿En cuánto tiempo se hace un
respirador?
-Es sumamente rápido. Podés
sacar cien por día. Nosotros no tenemos la capacidad, somos un laboratorio
de desarrollo. El desafío y el foco es lograr que las industrias del país
puedan colaborar con esto. Tengo veinte mails sin leer de los que se ofrecen.
Uno te puede hacer 50 por día, otro 100… Y sumás todas, la capacidad productiva
del país es altísima. La hipótesis es que funcione con componentes de la
industria tradicional, porque si necesitás una válvula alemana, hoy no te la
hace nadie. Así que esto apunta a la salud, y a levantar la industria local.
-¿Lo patentaron?
-No. El mundo cambió. No estamos
mirando mucho que parte de la torta nos toca. Queremos que funcione.
Por Hugo Martin
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