EDITORIAL
LA
SEGURIDAD DEL PACIENTE Y LOS MEDICAMENTOS
Los
medicamentos son una de las herramientas terapéuticas más utilizadas en nuestro
tiempo para dar respuesta a múltiples necesidades sanitarias, tanto desde la
prevención como en el tratamiento y cuidados. Estos poseen una “cadena” de
procesos, que van desde su concepción (o Investigación y Desarrollo) hasta su
utilización final por el paciente o su eliminación, requiriendo
particularidades y existiendo vicisitudes revisadas en la literatura, la cual
suele describir al mercado farmacéutico como un mercado imperfecto y que
requiere de regulaciones (Ministerio de Salud de Chile, 2010).
Todo
el ciclo de vida del medicamento tiene un solo objetivo: mejorar la calidad de
vida de los pacientes. Esto implica que todos aquellos que participan a lo
largo del proceso son agentes de la seguridad del paciente, y por ende
responsables de la misma frente a la sociedad, más allá del origen público o
privado de los establecimientos.
El
medicamento es un bien social, esencial para la salud pública (1); y no debe
ser conceptuado como mero bien de consumo. La trascendencia que tiene en la
vida humana, hace indispensable la regulación del Estado en las diversas fases
de la vida del medicamento, acorde con el artículo 19 N°24 de la Constitución.
Frente a la demanda de un producto farmacéutico el paciente tiene el derecho de
exigir información sobre su correcto uso, pero es libre de utilizarlo como
estime conveniente.
Es
por ende deber todo el equipo de salud, especialmente de los químicos
farmacéuticos, velar por el acceso a la información, el cual es un derecho
humano. Ambos derechos deberán estar presentes en las conversaciones y
deliberaciones del proceso constitucional en el cual se encuentra ad portas en
el país.
La
OMS contempla un Reto Mundial por la Seguridad del Paciente relativo a la
seguridad en el uso de los medicamentos para reducir a la mitad los daños
graves y evitables relacionados con la medicación en todos los países. Esta
tiene por objetivo subsanar las deficiencias en los sistemas de salud que
llevan a errores de medicación y, como consecuencia de ellos, a daños graves.
En la iniciativa se establece cómo mejorar la prescripción, distribución y
consumo de los medicamentos, incorporando los riesgos asociados a un uso
inapropiado de estos en los pacientes. Solo en los Estados Unidos de América,
los errores de medicación provocan al menos una muerte diaria y daños en
aproximadamente 1,3 millones de personas al año. Se calcula que el costo
mundial asociado a los errores de medicación es de US$ 42 000 millones al año,
es decir, casi un 1% del gasto sanitario mundial. (2) Particularmente, en Chile
un estudio realizado estima que cada año 11 mil chilenos son internados y más
de 100 mueren por uso excesivo de fármacos. (3)
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