En el Día Internacional de la Mujer quiero reflexionar sobre la importancia de tener mujeres líderes en el sector de la salud. No es solo una cuestión de justicia social, sino que también afecta directamente la calidad de atención que recibimos las mujeres como pacientes.
A pesar de que las mujeres
representan una mayoría como profesionales de la salud, su presencia disminuye
drásticamente en los puestos de liderazgo y toma de decisión. Esto puede llevar
a que las perspectivas y necesidades de las pacientes mujeres no sean tomadas
en cuenta al diseñar políticas y protocolos de atención, lo que puede afectar
negativamente la calidad de la atención que recibimos.
Un ejemplo de esto es la
atención en enfermedades cardíacas, que son la principal causa de muerte en
mujeres en todo el mundo. Sin embargo, los síntomas de los infartos, por
ejemplo, pueden ser diferentes en las mujeres que, en los hombres, lo que puede llevar a un diagnóstico tardío o incorrecto ya que
los síntomas descriptos como “típicos” son los más frecuentes en hombres.
En este sentido, es fundamental
que trabajemos juntos para cerrar la brecha de género en el sector de la salud.
Es importante empoderar y apoyar a las mujeres en este campo, asegurando que
tengan acceso a los recursos y las oportunidades necesarias para avanzar en sus
carreras y desempeñar roles de liderazgo. Además, es crucial incluir a las
mujeres en todas las etapas de la toma de decisiones relacionadas con la salud,
desde la investigación y el desarrollo de políticas hasta la atención médica
directa.
En este Día Internacional de la
Mujer, reconozcamos a las mujeres en la salud, trabajemos juntos para cerrar la
brecha de género y así garantizar que todas las pacientes recibamos la atención
médica de calidad que merecemos. Es hora de que la atención
médica se ajuste a las necesidades de todas las personas, sin importar su
género.
Directora de la Fundación Gedyt
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