lunes, noviembre 24, 2025

Gestión por Procesos: La Fábula del Río Desordenado

Una sencilla lección para entender el giro de guion que tu organización necesita.

En un valle próspero pero caótico, había un río llamado Flujo. Durante años, el río llevaba agua desde la montaña hasta la aldea sin seguir ninguna lógica aparente. A veces avanzaba rápido, a veces lento, a veces se desbordaba y otras veces no llegaba ni a mojar las cosechas.

Los aldeanos vivían adaptándose al desorden, celebrando cada día que el agua llegaba y culpando al clima cuando no. Habían normalizado la improvisación: “Aquí siempre ha sido así”, decían orgullosos, como si el caos fuera un escudo de identidad.

Un día llegó a la aldea un ingeniero llamado Proceso, un hombre de mirada sabia y futuro en la cabeza. Tras observar el desorden del río, preguntó:

-¿Y por qué permitís que vuestro principal recurso vaya por dónde quiere?

Los aldeanos se encogieron de hombros.

-El río es así. Hace lo que puede.

Proceso sonrió como quien ya ha visto este capítulo demasiadas veces.

-No. El río hace lo que le dejáis.

Sin pedir permiso (porque las buenas transformaciones rara vez lo hacen), Proceso siguió el recorrido del río y detectó sus problemas: Desvíos innecesarios, obstáculos antiguos nunca retirados, rocas que nadie sabía por qué estaban ahí y recodos que no aportaban nada, pero costaba horrores eliminarlos “porque siempre han estado”.

Reunió a los aldeanos y les explicó:

-Si ordenamos el cauce, si eliminamos lo que no suma y optimizamos el flujo, vuestro río será predecible, eficiente y útil. Dejaréis de sobrevivir al día a día… y empezaréis a dirigirlo.

Algunos desconfiaron: -¿Y si al cambiarlo todo perdemos lo poco que funciona?

-Peor es seguir dependiendo de la suerte, respondió él sin pestañear.

Convencidos por su firmeza, le siguieron. Durante semanas, trabajaron juntos: limpiaron el cauce, eliminaron rocas inútiles, diseñaron rutas claras, pusieron señalización, construyeron canales complementarios y establecieron puntos de control para anticipar desbordes.

Cuando terminaron, el río Flujo ya no era un capricho de la naturaleza. Era un sistema vivo, ordenado y adaptable.

Por primera vez, el agua llegó siempre a tiempo, en la cantidad correcta, con menos esfuerzo y más impacto. Las cosechas crecieron, la aldea prosperó y todos lo celebraron como un milagro… aunque en realidad fue pura Gestión Por Procesos (BPM).

Tiempo después, un joven preguntó a Proceso:

-¿Cómo lograste que todo cambiara?

Él respondió:

-El truco no fue cambiar el río… sino cambiar la mentalidad de quienes vivían de él. Donde hay caos, muchos ven destino. Yo solo veo un proceso mal diseñado.

El joven sonrió, entendiendo por fin que el orden no limita: libera.

Moraleja

Las organizaciones no fracasan por falta de talento, sino por flujos mal encauzados. Cuando dejamos de reaccionar y empezamos a diseñar cómo queremos que fluya el trabajo, dejamos atrás el azar y abrazamos el verdadero poder de la disciplina de la Gestión Por Procesos (BPM- Business Process Management): convertir la improvisación en ventaja y la innovación en hábito.

 

Por Pedro Robledo BPM , Director Académico del Máster Universitario en Dirección de Procesos Estratégicos en UNIR (https://lnkd.in/d9q3VNse)

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