Los especialistas alertan que, si se toma la decisión de almacenar estos datos,
hay que reforzar el entrenamiento del recurso humano que lo maneja.
La proliferación de aplicaciones que manejan información de salud y la creciente
digitalización de historiales clínicos generan nuevos conglomerados de datos de
extrema sensibilidad, que sin embargo no poseen protecciones adicionales, por lo
que pueden ser robados para atacar directamente a los organismos de las
personas, advirtieron especialistas.
Los sistemas de reconocimiento en los smartphones que utilizan datos biométricos
y los cientos de apps que miden ritmos cardíacos o controlan el ciclo menstrual
de las mujeres, son la parte más visible de la industria de almacenamiento de
datos del cuerpo humano, que se suma a las historias clínicas digitales que
portan datos genéticos.
En Argentina, una empresa que almacena datos sensibles y sufre un robo ni
siquiera está obligado a reportar la incidencia a los damnificados para que
tomen medidas de resguardo.
El mismo peligro se corre con bases de datos estatales que recolectan este tipo
de informaciones: en Argentina ya se colectan los datos genéticos de los
condenados por delitos contra la integridad sexual y los mismos quedan bajo el
análisis del software Codis, propiedad del FBI estadounidense.
Por otra parte, diversos estados -como la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia-
han reglamentado leyes para la digitalización de las historias clínicas.
Consultados sobre los recaudos que se pueden tomar, los especialistas aclaran
que, si se toma la decisión de almacenar estos datos, hay que reforzar el
entrenamiento del recurso humano que lo maneja.
Leído
en TELAM.
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