La llamada "deuda
técnica"
es un concepto definido originalmente por el norteamericano
Ward Cunningham
y que hace referencia a las consecuencias que puede tener la falta de
atención en el desarrollo y mantenimiento del software o en el despliegue de
hardware.
Esta deuda técnica se genera cuando determinadas tareas necesarias en el
desarrollo de aplicaciones o en el mantenimiento de sistemas se ignoran o no se
llevan a cabo por motivos presupuestarios, por una deficiente asignación de
recursos o prioridades o por cualquier otro motivo. En estos casos se generan problemas
que afectan de manera notable al uso que se hace de los mismos y pone en
dificultades a los profesionales en su trabajo diario.
Formas de manifestación de la "deuda técnica"
La deuda técnica puede manifestarse en uno o varios de los siguientes
factores:
·
Desarrollos con errores desconocidos, deficientemente corregidos o simplemente
no subsanados.
·
Dificultades en las aplicaciones cuando hay que incorporar nuevas
funcionalidades.
·
Errores a la hora de implantar y actualizar nuevas versiones.
·
Problemas a la hora de actualizar la tecnología o migrar a nuevas plataformas.
·
Documentación incompleta, inexacta, inservible o simplemente inexistente.
·
Problemas derivados de la falta de actualización o mantenimiento de los
servidores y equipos de trabajo, especialmente derivados de la seguridad.
·
Pobre rendimiento de servidores y equipos de trabajo por la falta de
actualización del hardware.
Estas son sólo algunas de las causas que pueden generar deuda técnica y que
surgen a no presentar la debida atención a los procesos de desarrollo de
aplicaciones o al mantenimiento de equipos de trabajo y servidores.
Con el tiempo, todos ellos producen situaciones que suelen tener difícil,
además de costosa, solución. Adicionalmente se genera un efecto colateral
de desencanto o pérdida de confianza en la tecnología por parte de los
usuarios, los que más sufren las consecuencias de las carencias tecnológicas.
Implicaciones prácticas de la deuda técnica
Llevado a la práctica, las implicaciones de la deuda técnica se reflejan en
el día a día de usuarios y profesionales en muy diversas formas:
·
Ineficiencia de las aplicaciones por errores del software, desarrollos
insuficientes o erróneamente concebidos y otros problemas de las mismas.
·
Problemas operativos en los circuitos de trabajo por falta de optimización entre
necesidades y desarrollos.
·
Lentitud de las aplicaciones por servidores y equipos de trabajo obsoletos o no
adecuados a las necesidades.
·
Errores o carencias en los procesos de transferencia de información debidos a
equipos obsoletos o no debidamente comunicados.
·
Exceso de tareas o duplicidades en las mismas por problemas o carencias en los
sistemas.
Seguro que para ninguno de nosotros es difícil encontrar ejemplos, tanto
de aplicaciones o sistemas desactualizados como de las consecuencias que estos
tienen sobre los procesos de trabajo diario. Aplicaciones viejas y poco
actualizadas, sistemas u ordenadores anticuados, dispositivos manuales o que no
tienen posibilidad de interconexión con otros sistemas ... Los ejemplos están a
la orden del día.
Sin dejar de lado la importancia de todos los problemas mencionados, lo más
grave sin duda es algo a lo que ya hemos hecho referencia: la pérdida de
confianza de los usuarios en la tecnología.
Si un usuario se encuentra con una aplicación que no cumple con sus necesidades
o con un sistema que no le permite desarrollar el trabajo que tiene que hacer, dejará
de utilizarlo inmediatamente. Recuperar posteriormente a esos
usuarios descontentos será un trabajo costoso y complicado y requerirá de
una gran dosis de esfuerzo por todas las partes.
Tampoco es despreciable el coste económico generado por la deuda técnica.
Porque, a fin de cuentas, cualquier carencia en sistemas o aplicaciones tiene
una consecuencia directa sobre los profesionales y, por consiguiente, sobre el
coste de sus acciones. Aunque no hay una forma clara de calcular este coste
(diversos autores han propuesto diferentes métodos de cálculo), es innegable
que existe un coste oculto (y no tan oculto) derivado de la deuda y que debe
ser tenido muy en cuenta por los equipos directivos.
La complejidad del mundo sanitario
A pesar de todas las implicaciones que tiene la deuda técnica, no debemos perder
de vista la complejidad del sistema sanitario. Las organizaciones son
grandes, los cambios, complicados y las inversiones, importantes. Actualizar,
por ejemplo, un HIS de un hospital o todo el parque informático de los
profesionales no es algo que pueda hacerse de forma habitual y conlleva una
pequeña (o gran) "revolución" que hay que saber afrontar y gestionar. Además,
muchos de esos cambios (por ejemplo, la actualización de equipamiento más viejo
que cumple las funciones que se le exigen) no encuentran debida justificación y no
encuentran el necesario apoyo en la dirección.
Tampoco ayuda la tradicional resistencia al cambio del entorno sanitario,
donde la introducción de mejoras tecnológicas suele ser lenta y afronta retos
importantes para implicar a todo el personal involucrado.
No obstante, la deuda técnica es, en muchos casos, responsable de que los
procesos de actualización tecnológica no se puedan poner en marcha. En plena
transformación digital las organizaciones, los profesionales y las empresas
encuentran que para incorporar o mejorar determinados procesos es necesario
afrontar antes cambios en muchos elementos que se encuentran desactualizados u
obsoletos. Y eso complica y muchas veces impide poner en marcha nuevas
iniciativas que podrían arrancar si esta deuda fuera menor o simplemente no
existiera.
La deuda técnica, generada por la falta de atención en el desarrollo,
mantenimiento o actualización de aplicaciones y sistemas, tiene grandes
implicaciones en el mundo sanitario. Es responsable por un lado del
descontento de los profesionales y por otro lado dificulta el proceso de
transformación digital que está en marcha en toda la sociedad, generando
importantes costes a lo largo de todo el sistema.
¿Cuál es vuestra opinión sobre la deuda técnica y su impacto en el mundo
sanitario? ¿Lo percibís diariamente?
por Pedro
Gonzalo
Leído en Hablando de eSalud
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