jueves, julio 11, 2019

El país se suma al sistema mundial que vigila la resistencia a los antibióticos.



Equipo del laboratorio nacional de referencia Anlis Malbrán Crédito: Gentileza Anlis Malbrán
Con la información de casi un cuarto de millón de muestras por año, desde hace tres décadas, el laboratorio nacional de referencia para estudiar la resistencia que desarrollan las bacterias a los antibióticos integrará desde este mes el sistema mundial que monitorea esas superbacterias, una amenaza latente para la salud pública global y una de las cuatro prioridades que acordaron los ministros de Salud del G-20 en nuestro país.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la mortalidad por infecciones bacterianas que no responden a los tratamientos disponibles podría multiplicarse por 10 para 2050, según un informe que dio a conocer.
Con la participación en el Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (Glass, por sus siglas en inglés) de la OMS a través del Servicio de Antimicrobianos de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Dr. Carlos Malbrán, el país tendrá acceso a datos oportunos sobre la actividad de esas superbacterias en cualquier parte del mundo. Y podrá aportar los propios, reforzar la vigilancia sanitaria local o regional, emitir alertas epidemiológicas para la comunidad y los equipos de salud, además de revisar los tratamientos para controlar las infecciones en la comunidad y los centros de salud.
Políticas débiles o escasas para el control del uso de los antibióticos en el tratamiento de las infecciones humanas y la producción agropecuaria durante años, entre otros factores, fueron favoreciendo globalmente la aparición de estas superbacterias, como la Escherichia coli; la salmonella; el Staphylococcus aureus, causante de infecciones en la comunidad e intrahospitalarias; el neumococo o Streptococcus pneumoniae de las neumonías y las otitis agudas bacterianas que pueden complicar una gripe en esta temporada, o la Neisseria meningitidis (meningococo), asociada con la meningitis, o una infección de la sangre potencialmente fatal, la meningococemia, entre otras.
"El aumento de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) tiene un impacto directo en los sistemas de salud y en la economía de los países -resumen desde la Anlis Malbrán-. Duplica la probabilidad de desarrollar complicaciones, triplica el riesgo de muerte, se asocia directamente a la falla de los tratamientos empíricos (los que se indican hasta conocer qué bacteria causa la infección) y lleva al fracaso de los procedimientos médicos que dependen de la efectividad de los antibióticos".
Y agregan: "Es alarmante la rápida diseminación a nivel mundial de bacterias multirresistentes que son causa de infecciones comunes tanto en los hospitales como en la comunidad".
Esto también lo señaló la OMS en su informe. Precisó que, de no controlar lo antes posible la resistencia a los antimicrobianos, su impacto económico "podría ser comparable al (daño) de la crisis financiera mundial de 2008-2009 por el aumento de los gastos en atención sanitaria, al efecto en la producción de alimentos y piensos, el comercio y los medios de vida, y al aumento de la pobreza y la desigualdad".
Una estimación del Banco Mundial señala que el costo de las medidas para contener la resistencia a los antimicrobianos es de unos US$9000 millones por año. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que una inversión de apenas US$2 por persona por año les permitiría a países como la Argentina implementar "un conjunto eficaz de medidas" con "beneficios tan grandes que las inversiones se amortizan ellas mismas", se lee en el informe.
El Servicio de Antimicrobianos, que dirige Alejandra Corso, es el laboratorio regional de referencia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y cada año revisa información de unas 250.000 muestras de la red de vigilancia de RAM que forma casi un centenar de hospitales del país de manera representativa de las distintas regiones. Ahí, microbiólogos aíslan las bacterias de muestras de tejidos, sangre, orina y otros fluidos corporales de los pacientes para identificarlas y detectar si responderán o no a la penicilina u otros antibióticos.
Con esos aislamientos, la red que coordina el Servicio de Antimicrobianos de la Anlis Malbrán puede detectar mecanismos de resistencia y trazar mapas o tendencias de RAM que comparte con el resto de los países a través del software Whonet de la OMS.
"Nuestra red de vigilancia es representativa de la población", indicó Corso a LA NACION. La forman 98 hospitales que actúan como centros centinela. Es el laboratorio nacional de referencia el que hace las pruebas más complejas y costosas para el estudio molecular y fenotípico de esos aislamientos bacterianos. También, su función es tratar de simplificar esos métodos de detección para que en los hospitales se pueda dar una alerta rápida al equipo de salud y al comité de control de infecciones para impedir que el organismo se disemine.
"Sin capacidad para detectar ese mecanismo de resistencia y la bacteria, los médicos no pueden actuar", indicó Corso. "Las superbacterias pueden estar en cualquier lugar del planeta y es cuestión de tiempo que vayan de un país a otro."
Recomendaciones de la OMS
Mejores prácticas
Garantizar las mejores prácticas en el cuidado de la salud de los animales terrestres y acuáticos y las plantas, la producción de alimentos y piensos y la gestión de desechos
Comunicación efectiva
Apoyar el cambio de comportamientos a través de la sensibilización y la comunicación efectiva en la población y los profesionales de la salud humana, animal y vegetal así como de la producción de alimentos y el medio ambiente
Mecanismos nacionales
Mantener y reforzar los mecanismos nacionales de reglamentación y rendición de cuentas y sistemas integrados de monitoreo y vigilancia sanitarios

Por: Fabiola Czubaj
Leído en La Nación

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