Equipo del
laboratorio nacional de referencia Anlis Malbrán Crédito: Gentileza Anlis
Malbrán
Con la información de casi un
cuarto de millón de muestras por año, desde hace tres décadas, el laboratorio
nacional de referencia para estudiar la resistencia que desarrollan las
bacterias a los antibióticos integrará desde este mes el sistema mundial que
monitorea esas superbacterias, una amenaza latente para la salud pública global
y una de las cuatro prioridades que acordaron los ministros de Salud del G-20
en nuestro país.
La Organización Mundial de la
Salud (OMS) estima que la mortalidad por infecciones bacterianas que no
responden a los tratamientos disponibles podría multiplicarse por 10 para 2050,
según un informe que dio a conocer.
Con la participación en el
Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (Glass,
por sus siglas en inglés) de la OMS a través del Servicio de Antimicrobianos de
la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Dr. Carlos
Malbrán, el país tendrá acceso a datos oportunos sobre la actividad de esas
superbacterias en cualquier parte del mundo. Y podrá aportar los propios,
reforzar la vigilancia sanitaria local o regional, emitir alertas
epidemiológicas para la comunidad y los equipos de salud, además de revisar los
tratamientos para controlar las infecciones en la comunidad y los centros de
salud.
Políticas débiles o escasas para
el control del uso de los antibióticos en el tratamiento de las infecciones
humanas y la producción agropecuaria durante años, entre otros factores, fueron
favoreciendo globalmente la aparición de estas superbacterias, como la
Escherichia coli; la salmonella; el Staphylococcus aureus, causante de
infecciones en la comunidad e intrahospitalarias; el neumococo o Streptococcus
pneumoniae de las neumonías y las otitis agudas bacterianas que pueden
complicar una gripe en esta temporada, o la Neisseria meningitidis
(meningococo), asociada con la meningitis, o una infección de la sangre
potencialmente fatal, la meningococemia, entre otras.
"El aumento de la
resistencia a los antimicrobianos (RAM) tiene un impacto directo en los
sistemas de salud y en la economía de los países -resumen desde la Anlis
Malbrán-. Duplica la probabilidad de desarrollar complicaciones, triplica el
riesgo de muerte, se asocia directamente a la falla de los tratamientos
empíricos (los que se indican hasta conocer qué bacteria causa la infección) y
lleva al fracaso de los procedimientos médicos que dependen de la efectividad
de los antibióticos".
Y agregan: "Es alarmante la
rápida diseminación a nivel mundial de bacterias multirresistentes que son
causa de infecciones comunes tanto en los hospitales como en la
comunidad".
Esto también lo señaló la OMS en
su informe. Precisó que, de no controlar lo antes posible la resistencia a los
antimicrobianos, su impacto económico "podría ser comparable al (daño) de
la crisis financiera mundial de 2008-2009 por el aumento de los gastos en
atención sanitaria, al efecto en la producción de alimentos y piensos, el
comercio y los medios de vida, y al aumento de la pobreza y la
desigualdad".
Una estimación del Banco Mundial
señala que el costo de las medidas para contener la resistencia a los
antimicrobianos es de unos US$9000 millones por año. La Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que una inversión de
apenas US$2 por persona por año les permitiría a países como la Argentina
implementar "un conjunto eficaz de medidas" con "beneficios tan
grandes que las inversiones se amortizan ellas mismas", se lee en el
informe.
El Servicio de Antimicrobianos,
que dirige Alejandra Corso, es el laboratorio regional de referencia de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) y cada año revisa información de
unas 250.000 muestras de la red de vigilancia de RAM que forma casi un centenar
de hospitales del país de manera representativa de las distintas regiones. Ahí,
microbiólogos aíslan las bacterias de muestras de tejidos, sangre, orina y otros
fluidos corporales de los pacientes para identificarlas y detectar si
responderán o no a la penicilina u otros antibióticos.
Con esos aislamientos, la red que
coordina el Servicio de Antimicrobianos de la Anlis Malbrán puede detectar
mecanismos de resistencia y trazar mapas o tendencias de RAM que comparte con
el resto de los países a través del software Whonet de la OMS.
"Nuestra red de vigilancia
es representativa de la población", indicó Corso a LA NACION. La forman 98
hospitales que actúan como centros centinela. Es el laboratorio nacional de
referencia el que hace las pruebas más complejas y costosas para el estudio
molecular y fenotípico de esos aislamientos bacterianos. También, su función es
tratar de simplificar esos métodos de detección para que en los hospitales se
pueda dar una alerta rápida al equipo de salud y al comité de control de
infecciones para impedir que el organismo se disemine.
"Sin capacidad para detectar
ese mecanismo de resistencia y la bacteria, los médicos no pueden actuar",
indicó Corso. "Las superbacterias pueden estar en cualquier lugar del
planeta y es cuestión de tiempo que vayan de un país a otro."
Recomendaciones de la
OMS
Mejores prácticas
Garantizar las mejores prácticas
en el cuidado de la salud de los animales terrestres y acuáticos y las plantas,
la producción de alimentos y piensos y la gestión de desechos
Comunicación efectiva
Apoyar el cambio de
comportamientos a través de la sensibilización y la comunicación efectiva en la
población y los profesionales de la salud humana, animal y vegetal así como de
la producción de alimentos y el medio ambiente
Mecanismos nacionales
Mantener y reforzar los
mecanismos nacionales de reglamentación y rendición de cuentas y sistemas
integrados de monitoreo y vigilancia sanitarios
Por: Fabiola Czubaj
Leído en La
Nación
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