La estrategia
tiene como objetivos reducir la prevalencia de los factores de riesgo
modificables para el cáncer, mejorar el diagnóstico temprano, la atención y la
calidad de vida de los pacientes y fortalecer el recurso humano para el control
de esta enfermedad.
Con el propósito
de posicionar en la agenda al cáncer como un problema de salud pública, el
secretario de Gobierno de Salud, Adolfo Rubinstein, lanzó hoy el Plan Nacional
de Control del Cáncer (PNCC), una iniciativa con un horizonte temporal de cinco
años destinado al desarrollo e implementación de estrategias de prevención,
diagnóstico, tratamiento y cuidados paliativos.
El plan establece
las políticas priorizadas bajo el liderazgo del Instituto Nacional del Cáncer
(INC) que están orientadas a reducir la incidencia, morbilidad y mortalidad
derivada de esta enfermedad y a mejorar la calidad de vida de las personas
afectadas y de sus familiares.
“Hoy es un gran día porque el lanzamiento del
plan es el producto de un trabajo que se viene articulando con otros organismos
gubernamentales, las universidades, las sociedades científicas, las
organizaciones de pacientes y con los distintos sectores involucrados en la
prevención y control del cáncer”, destacó Rubinstein y agregó que “es el marco
desde el cual se quieren desarrollar todas las estrategias de promoción, prevención
y tratamiento y control del cáncer en nuestro país”.
El secretario de
Gobierno de Salud expresó que el país está casi culminando su transición
epidemiológica, demográfica y nutricional en la que las enfermedades crónicas
no transmisibles rondan el 70% de la carga de enfermedad. “El cáncer -informó-
representa un 25% de las causas de muerte en Argentina detrás de la enfermedad
cardiovascular pero probablemente en no más de 10 años sea ya la primera causa
de muerte. Por eso, es fundamental tener un marco político y estratégico que
apoye la implementación de todas las estrategias para poder doblegar esta
epidemia”.
Rubinstein afirmó
que “el plan tiene los elementos necesarios para poder ejercer una gobernanza y
rectoría a través de las estrategias de promoción y prevención y el trabajo
junto al resto de los organismos competentes y con la sociedad, en especial en
lo que implica la reducción de los factores de riesgo como promoción de la
alimentación saludable y de la actividad física, cesación tabáquica, y
reducción del consumo problemático de alcohol y otras sustancias”.
Además, subrayó la
importancia de la implementación del plan en el sector público, que atiende a
un tercio de la población y en la estrategia de atención primaria, con una red
de 8.000 centros en todo el país y con los hospitales. “Es fundamental reducir
los tiempos entre el diagnóstico y el tratamiento oportuno donde existen muchas
disparidades sanitarias”, sostuvo.
Durante la
presentación Rubinstein estuvo acompañado por la representante en Argentina de
la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Maureen Birmingham quien señaló
que “es muy importante tener este plan explícito, establecido y formalizado con
su visión, objetivos, componentes, metas e indicadores para medir el progreso y
las acciones para delinear la respuesta organizada para la problemática del
cáncer en Argentina”.
Además, Birmingham
valoró que el plan cuente con la mejor evidencia científica disponible y que se
apoye en las últimas pautas y recomendaciones de la Organización Mundial de la
Salud. “Desde OMS/OPS consideramos este plan sólido con la perspectiva correcta
de la salud pública para la prevención y control del cáncer y sus factores de
riesgos”, puntualizó.
Durante el acto de
lanzamiento, la directora del Instituto Nacional del Cáncer, Julia Ismael,
explicó que los objetivos del plan son reducir la prevalencia de factores de
riesgo modificables para el cáncer; mejorar el diagnóstico temprano y la
atención como así también la calidad de vida de los pacientes; garantizar la
generación, disponibilidad y uso de conocimiento e información para la toma de
decisiones; y fortalecer la gestión del recurso humano para el control del
cáncer.
“En 2017 se construyó la línea de base donde
se evaluó todo lo actuado hasta el momento por el INC y luego se construyó una
planificación quinquenal que arranca desde el 2018”, describió Ismael.
La prevención
primaria del cáncer promueve la práctica de hábitos beneficiosos para la salud
en la población como tener una dieta saludable, dejar de fumar, evitar el
consumo problemático de alcohol y la exposición a radiaciones, realizar
actividad física con frecuencia y aplicarse las vacunas incluidas en el
calendario nacional como las de VPH y Hepatitis B.
Por otra parte,
diagnosticar la enfermedad en una etapa inicial de su ciclo biológico permite
un tratamiento más eficaz que cuando ya ha alcanzado un estadio avanzado. El
tamizaje consiste en la identificación de enfermedades en etapa asintomática
por medio de pruebas, exámenes o procedimientos que puedan aplicarse a
poblaciones blanco.
Los tumores de
alta incidencia susceptibles de ser diagnosticados tempranamente son los de
mama y de colon. Por otra parte, el cáncer cervicouterino puede ser prevenido
mediante la detección de lesiones precancerosas, que son diagnosticadas y
tratadas antes de que se transformen en cáncer invasor. Por lo expuesto, las
acciones del Plan Nacional de Control del Cáncer se enfocarán en el tamizaje de
cáncer de mama, colon y cuello uterino.
En este sentido,
el plan tiene como meta de mínima que para 2022 aumente en un 20 por ciento
tasa de tamizaje sobre la línea de base de 2017. “Es un indicador fuerte porque
no es sólo la cantidad de insumos, de kits que uno distribuye, sino de personas
a las que estamos llegando efectivamente”, afirmó Ismael. Además, la directora
de INC indicó que “según definiciones estándares cuando la cobertura alcanza
entre un 40 y 60% de su población objetivo comienza a bajar la mortalidad”.
Entre las acciones
destacadas del plan se encuentran la implementación de tecnologías innovadoras
para el tamizaje poblacional del cáncer cervicouterino como el test de VPH, la
incorporación de las vacunas en niñas y niños en el calendario nacional; la
provisión de test de sangre oculta en materia fecal para el tamizaje de cáncer
colorectal en la población general y la distribución y dispensa de opioides de
producción pública para mejorar el acceso a la población con requerimientos
paliativos. A esto se le suma el otorgamiento de becas para la formación de
recursos humanos en especialidades y de subsidios a la investigación en cáncer
en cinco cohortes ininterrumpidas en forma de asistencia financiera. También se
agregan otras líneas de trabajo como oncohematología y la conformación de redes
de atención en oncología de cirugía, oncología clínica y radioterapia en todo
el país.
El plan incluye el
monitoreo de indicadores, la medición del grado de cumplimiento de actividades,
el uso eficiente de los recursos del plan, y el grado de impacto de algunas
intervenciones.
El INC ha
desarrollado esta estrategia con especial foco en la equidad, la accesibilidad
y el abordaje integral del cáncer. La responsabilidad de su aplicación deberá
corresponder a todas las instituciones que tengan que ver con cáncer, sean
públicas, privadas y de la comunidad en general porque ninguna de ellas podrá
llevar a cabo aisladamente la totalidad de las intervenciones.
El cáncer en el
país
El cáncer
corresponde a un grupo complejo de enfermedades de causas múltiples y diversas,
que requiere de un manejo multidisciplinario, interinstitucional y
multisectorial.
Argentina posee
una tasa de incidencia de 218 casos (para todos los cánceres excepto melanoma)
por 100.000 habitantes. Se ubica entre los países con incidencia de cáncer
media-alta (rango 172,3 a 242,9 por 100.000 habitantes) y en el séptimo lugar
en la región de las Américas, de acuerdo a las estimaciones realizadas por la
Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), en base a datos
disponibles a nivel mundial para el año 2018. Esta estimación corresponde a más
de 129.000 casos nuevos de cáncer en ambos sexos por año, con porcentajes
similares tanto en varones como en mujeres.
En Argentina, el
cáncer de mama es el de mayor magnitud en cuanto a ocurrencia: con un volumen
de más de 21.000 casos al año, representa el 18% de todos los tumores malignos
y casi un tercio de los cánceres femeninos. El cáncer colorrectal en ambos
sexos registra aproximadamente 15.429 casos nuevos por año, concentrando el 13%
del total de tumores. En los varones, la mayor incidencia está dada por el
cáncer de próstata, con una ocurrencia de más de 11.000 casos anuales, que
representan el 20% de todos los tumores malignos en varones y 10% de la
totalidad de cánceres registrados en el país. El cáncer de mayor incidencia se
presenta en mujeres y es el de mama, con una tasa de 73 casos por cada 100.000
mujeres. Luego, lo siguen los tumores de próstata (42.4 p/100.000 varones) y
colorrectal en varones (31,5 p/100.000 varones).
El cáncer tiende a
ir en aumento por el envejecimiento poblacional y la mayor sobrevida en algunos
casos debido al éxito de los tratamientos.
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