viernes, marzo 11, 2022

El Ministerio de Salud brasileño analiza un Proyecto de Open Health.

El proyecto, que implementaría un sistema de «salud abierta», está inspirado en la plataforma de «open banking» diseñada por el Banco Central en el mercado financiero.

El Ministerio de Salud brasileño analiza un proyecto para implementar un sistema de “Open health” (Salud abierta) inspirado en la plataforma de “Open banking» (banca abierta) diseñada por el Banco Central en el mercado financiero. De implementarse, el sistema que fue anunciado y promovido por el ministro Marcelo Queiroga en enero de este año, permitirá compartir los datos de los pacientes con las compañías de seguros de salud.

Según el ministro Marcelo Queiroga, la medida apunta a aumentar la competencia en el mercado de seguros de salud. Al igual que con la “banca abierta”, que estandarizó el intercambio de datos entre instituciones financieras permitiéndoles ofrecer servicios más ventajosos según el perfil del cliente, la “salud abierta” abriría los datos de los pacientes con las compañías de planes de salud para que puedan ofrecer servicios de acuerdo a las necesidades de cada uno. El modelo también se inspiró en el mercado sanitario australiano.

Pero, aunque el modelo de “salud abierta” promete más transparencia y competitividad, como sostiene el ministro Queiroga, los críticos plantean dudas sobre la seguridad y el propósito de usar los datos de los pacientes, si se implementa el intercambio.

Sobre todo, porque, según la Ley General de Protección de Datos (LGPD) -aprobada en 2018 y vigente desde el año pasado-, la información personal sobre la salud de una persona es considerada un dato sensible. El artículo 11 de la LGPD prohíbe el uso de estos datos “con fines de aprovechamiento económico”, salvo que la información sea solicitada por el interesado.

En este sentido, la idea de compartir datos de usuarios entre planes de salud, con el argumento de aumentar la competencia en este sector, fue duramente criticada por dos de los mayores especialistas en el área.

“Es oportunista e inconstitucional”, dijeron la profesora Ligia Bahia, de la UFRJ, y el profesor Mário Scheffer, de la USP, en una nota conjunta publicada en el mes de enero. Ambos expertos, que coordinan grupos de estudio sobre planes de salud en sus instituciones, sostienen que el proyecto no solo viola la Ley General de Protección de Datos (LGPD) y la Constitución sino que también “al prever el libre flujo de datos de pacientes entre operadores, la medida tiene dos propósitos explícitos: permitir la selección de riesgos, para que las empresas puedan elegir a aquellas personas que no tienen ninguna enfermedad; y facilitar la venta de planes ‘a la medida’, con coberturas más bajas, basados ​​en el historial del paciente, sin considerar la imprevisibilidad futura de las necesidades de salud de las personas”.

Para ellos, no corresponde al Ministerio de Salud definir la legislación del sector, y cualquier medida provisional que se emita sobre esta materia será impugnada en el Supremo Tribunal Federal (STF).

Por su parte, la coordinadora adjunta de la Comisión Intersectorial de Salud Suplementaria del CNS (Consejo Nacional de Salud), Shirley Morales, afirmó que el consejo no fue buscado oficialmente por el gobierno para participar en la discusión del nuevo sistema. El 7 de febrero pasado, la CNS publicó una recomendación dirigida al Ministerio de Salud, exigiendo que el debate sobre “salud abierta” se realice con la participación de la sociedad civil, la más interesada en el caso.

Según Morales, existe la preocupación de que la recolección de datos pueda perjudicar a los beneficiarios, quienes podrían ver cercenados sus derechos o sufrir alguna exclusión de acuerdo a su perfil. “Si el paciente tiene una condición de salud más frágil, por ejemplo, el plan puede negarse a ofrecer ciertos procedimientos, o incluso cobrar cantidades abusivas”, explicó.

También existe el temor al riesgo por la protección de los datos de los usuarios, quienes quedarían a merced de llamadas y ofertas de planes menos ventajosos, pero con mejores precios. Por eso, Morales cree que la participación de la CNS y de la sociedad civil, a través de audiencias públicas, sería la mejor manera de adaptar el proyecto a la realidad brasileña.

¿Cómo funcionaría Open Health?

Para que los datos personales sean compartidos con las compañías de seguros de salud, se requerirá la autorización previa del paciente. Con información como registros de enfermedades, medicamentos de uso continuo y procedimientos quirúrgicos realizados por el cliente, los operadores podrían ofrecer el servicio más adecuado para cada beneficiario.

Según la Agencia Nacional de Salud Complementaria (ANS), Brasil tiene 727 operadores médicos hospitalarios registrados, 700 de los cuales están activos con los beneficiarios.

Leído en eHealth Reporter

Fuentes:

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