lunes, noviembre 13, 2017

Historia clínica electrónica: análisis de su valor jurídico y probatorio


La carrera de especialización en Derecho Informático organizó el pasado 3 de octubre el encuentro “Historia clínica electrónica: análisis de su valor jurídico y probatorio” en el Salón Azul.
Los expositores fueron Daniel Altmark (codirector de la carrera en derecho informático, Facultad de Derecho, UBA), Mauro Brangold (director de Gestión de Pacientes del Hospital de alta complejidad en red El Cruce), Guillermo Schord-Landman (presidente de la Fundación Iberoamericana de Telemedicina), Judit Díaz Bazán (ministra de Salud Pública de la Rioja), Eduardo Molina Quiroga (codirector de la carrera en derecho informático, Facultad de Derecho, UBA) y Graciela Brusa (especialista en firma digital).
En primer lugar, tomó la palabra Daniel Altmark quien introdujo la problemática de cómo otorgarle valor jurídico y probatorio a los nuevos tipos documentales y de comunicación, puntualmente a la historia clínica electrónica. “La tecnología ha puesto a nuestra disposición la irrupción de nuevos tipos documentales, es decir, nuevas formas de expresar la voluntad y de comunicarse telemáticamente, nuevos métodos para celebrar contratos y nuevas formas de identificar adecuadamente a los emisores de esas declaraciones de voluntad”, expresó Altmark. Hacia el final de su ponencia, el orador se refirió al proceso de “despapelización” que se lleva a cabo a nivel organizativo de la salud y cómo funciona el método de selección y digitalización de los documentos en formato papel.
A su turno, Eduardo Molina Quiroga analizó las leyes 25.326 de Protección de Datos Personales y 26.529 de Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud. “La historia clínica se ha convertido, por obra de la jurisprudencia, en un elemento central para determinar la corrección o no de la conducta del profesional y cómo ha transcurrido la relación médico-paciente”.
Asimismo, Molina Quiroga remarcó que los datos de salud forman parte del derecho a la intimidad de la vida privada de una persona y por lo tanto deben ser muy cuidadosamente tratados.
Luego, fue Graciela Brusa quien continuó con la exposición haciendo referencia al enfoque tecnológico de la historia clínica electrónica. “Esta tecnología surge como una necesidad al proceso de globalización y al vertiginoso desarrollo de las tecnologías de información y comunicación. Los documentos electrónicos empezaron a formar parte de nuestra vida diaria, desde la computadora, el celular o cualquier archivo digital”, señaló Brusa. Por otro lado, la oradora reconoció que este sistema de historia clínica digital tiene sus debilidades ya que el Internet, por donde se transfiere el documento, es poco seguro y muy vulnerable.
Acto seguido, el coordinador Guillermo Schord-Landman manifestó que “sin infraestructura es imposible un cambio digital, sin legislación es imposible tener reglas ciertas, pero sin una voluntad política clara de trasparencia y de modernización es absolutamente imposible arribar al destino que plantea esta mesa”.
Por su parte, Mauro Brangold destacó el difícil lugar del médico en este proceso de digitalización: “Este cambio que estamos proponiendo es un cambio cultural profundo en el ejercicio de la praxis profesional, más allá de las ventajas o desventajas que presupone la tecnología aplicada al ejercicio de la profesión”.
A continuación, argumentó que desde el lugar del paciente, la pantalla de la computadora que lo separa con el médico genera una barrera tecnológica indiscutible. El desafío pasa por implementar esas nuevas tecnologías sin perder el contacto humano entre el paciente y el médico, sino todo lo contrario, optimizar esa relación. “Es imprescindible que este cambio sea evolutivo y no revolucionario, considerando todas las variables”, concluyó.
En último lugar, Judit Díaz Bazán analizó el desarrollo de la historia clínica digital y la “despapelizacion” que se está produciendo con éxito en la provincia de la Rioja. “Esto es un cambio profundo que nos va a llevar tiempo, pero estamos convencidos de que si no integramos a cada actor del área de salud y del área jurídica, no va a poder funcionar”, manifestó la oradora. Asimismo, prosiguió explicando algunos de los beneficios de esta implementación tecnológica, como por ejemplo el acceso en tiempo real a los datos de todos pacientes en cada centro de salud o detectar irregularidades en la entrega de medicamentos. “Lo importante de dar este primer paso, es ir acompañados por el respaldo jurídico que nos garantice que el proceso se pueda sostener en el tiempo”, concluyó Díaz Bazán.

Leído en Derecho UBA

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