En las empresas sin procesos claros, no gana el que tiene la razón… gana el que más grita.
Y eso es un síntoma peligroso:
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Se toman decisiones impulsivas.
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Se desgasta el equipo en discusiones
inútiles.
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Se frena el crecimiento porque nadie
sabe cuál es “la forma correcta”.
Los procesos no son burocracia, son la voz neutral
que ordena el caos.
Con procesos claros:
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Se decide con datos, no con volumen.
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Se trabaja en equipo, no en bandos.
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Se gana eficiencia y paz mental.
El verdadero liderazgo no es gritar más fuerte, es
dejar reglas claras para que todos hablen el mismo idioma
Fuente: Calidad
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