Para asumir la nueva realidad y que se produzca una verdadera transformación
digital en el mundo de la salud, todos los procesos que llevan a cabo
las organizaciones sanitarias deben ser digitales. No será posible llevar
a cabo esta transformación hasta que todos los servicios y departamentos asuman
que deben incorporarse de una forma o de otra al mundo digital y lo lleven a
cabo.
Lógicamente, se trata de un cambio de gran envergadura y necesita el liderazgo
de personas que sean capaces de comprender los procesos de negocio de las
organizaciones sanitarias y sus flujos de información para aportar sobre ellos
los beneficios que aporta la tecnología. Y sin lugar a dudas el líder ideal en
las organizaciones sanitarias para guiarlas a través de este importante proceso
de transformación es el CIO.
El rol tradicional del CIO
El CIO (acrónimo de Chief Information Officer) es la persona que siempre
hemos conocido como Responsable de IT, Director de Informática, o cualquier otro
nombre que nos venga a la cabeza. Se ha ocupado tradicionalmente de la
tecnología, de asegurar que todos los recursos tecnológicos que necesitasen
los profesionales estuvieran disponibles y operativos. La gestión de los
servidores y los CPD’s, el mantenimiento y la gestión de los equipos de trabajo,
las conexiones de red … el CIO tradicional se encargaba de ayudar en el mantenimiento
operacional de las organizaciones en su día a día pero sin ir mucho más
lejos.
Su rol dentro de las instituciones era muchas veces testimonial,
en ocasiones aislado de otros responsables de servicios, restringido al
mundo de la tecnología y con no demasiada relevancia en la toma de
decisiones globales. Sin embargo, la necesidad de que todo funcionara
adecuadamente y de que siempre estuviera disponible para cualquier miembro de la
organización, confirmaba su importancia y su relevancia dentro de las
mismas más allá de cualquier duda. Siempre ha sido una posición fundamental dentro
del mundo sanitario para asegurar que todo funciona sin fisuras y aportando el
soporte necesario al resto de profesionales sanitarios para desarrollar sus
funciones.
El nuevo rol del CIO: liderazgo estratégico
Sin embargo los tiempos han cambiado y junto con ellos, también lo ha
hecho (o debería haberlo hecho) el rol del CIO en las organizaciones
sanitarias.
Con el desarrollo de la tecnología y la automatización de las
infraestructuras los CIO’s pueden dejar de ocuparse tanto de los procesos
operativos diarios para tomar parte y conocer aplicaciones y proyectos
estratégicos mucho más relevantes para las organizaciones sanitarias. Pueden
pasar de gestionar una infraestructura informática a centrarse en servicios y
aplicaciones buscando en ellos aportar el mayor beneficio posible a sus
centros y sistemas sanitarios.
El conocimiento tecnológico que aporta un CIO a una organización le
permite disponer de una amplia visión de lo que la tecnología puede aportar al
mundo sanitario y es vital para, entre otras cosas:
Ayudar a los profesionales en
su día a día, proponiendo y aportando soluciones para resolver sus problemas.
Aumentar la eficacia de
los procesos internos y externos de la organización aprovechando al máximo los
recursos tecnológicos.
Reducir costes en la organización, tanto
relacionados directamente con la tecnología como en cualquier otro proceso de la
organización.
En definitiva, el CIO tiene que tener un papel fundamental para permitir
una evolución en el mundo sanitario, acompañando a los profesionales en
esta transformación y aportando valor a las organizaciones para las que
trabaja.
Desafíos y Retos
Pero para lograr estos objetivos, los propios profesionales así como las
organizaciones deben afrontar una serie de retos y desafíos muy
importantes:
Los CIO’s tienen la obligación de mantenerse al día de todos los avances y
desarrollos tecnológicos, buscando siempre en ellos el mayor beneficio para las
organizaciones sanitarias y sin dejarse llevar por las tendencias del mercado.
Además deben tener la capacidad de trasladar ese conocimiento de forma
realista a sus organizaciones, alineado con las necesidades de las
mismas y sin generar expectativas demasiado grandes de los beneficios que con
ellas se pueden conseguir.
Para ello deberán salir de la cueva e implicarse de forma mucho más
activa en todos los procesos que tienen lugar en sus centros, conociéndolos
y analizándolos. Su contacto diario con los profesionales sanitarios debe
ser fundamental para conocer sus necesidades, sus carencias, sus inquietudes y aportando
soluciones para cada una de ellas si es posible e incluso anticipándose a
ellas o a las necesidades de la organización en su globalidad.
Y para poder lleva a cabo toda esta labor es innegable que el CIO debe tener
una importante capacidad de gestión y liderazgo. Debe ser capaz de
exponer sus ideas, argumentar sus propuestas y liderar las iniciativas para que
todas ellas lleguen a buen fin con el mayor grado de éxito posible.
Las organizaciones, por su parte, deben ser capaces de confiar en su CIO,
integrándole en las estructuras de decisión, dotándole de los recursos
necesarios para que desarrolle su función y reconociendo la importancia que
su papel tiene en el mantenimiento y desarrollo del negocio.
No todo el mundo comparte esa visión
El CIO siempre ha sido una figura vital para las organizaciones
sanitarias pero no todas ellas han asumido esta relevancia ni han sido
capaces de reconocer ese papel. Son muchos (demasiados) los casos en los
que los directores de informática no toman parte en decisiones operativas clave
para el funcionamiento de los centros sanitarios o lo hacen de forma
testimonial, sin capacidad de decisión real y aportando simplemente un punto de
vista tecnológico.
Tampoco los propios CIO’s, en más de una ocasión, han sabido ver la
importancia de su rol dentro de las propias organizaciones y se han
mantenido aislados en su entorno IT, sin involucrase más allá de sus
estrictas funciones operativas. Su actitud pasiva (muchas veces percibida como rareza)
tampoco ha contribuido a que las organizaciones perciban todo lo que pueden
aportar en el desarrollo estratégico, restringiendo su capacidad de participar y
decidir en los aspectos clave del negocio sanitario.
El CIO en
las organizaciones sanitarias juega hoy en día un papel fundamental en el
desarrollo del entorno sanitario y de las propias instituciones. Y éstas
deben asumir que sus profesionales tienen los conocimientos y la capacidad para
tomar parte en las decisiones estratégicas más importantes. Sólo con su ayuda y
su liderazgo se podrá alcanzar una verdadera y completa transformación
digital en el mundo de la salud.
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