Hace
unos años hablar de Inteligencia Artificial (IA)
era como hablar de algo muy lejano y futurista, pero desde hace unos pocos años
ha dejado de tener esa percepción y ha pasado a ser considerada de gran ayuda
en múltiples campos.
En
este post vamos a hablar de cómo la IA se está aplicando en el campo
de la medicina tanto en el diagnóstico (y por ende en la reducción de errores)
como en la aplicación de tratamientos, desarrollo de fármacos, etc.
Aunque nos asombre y los pacientes no seamos conscientes de ello, la inteligencia artificial se está aplicando ya para ayudar en el diagnóstico de enfermedades mediante programas informáticos con distintos algoritmos que permiten diagnosticar la enfermedad de una manera más precisa y rápida, eso sí, siempre con la supervisión y contraste de los facultativos especializados.
Vamos a poner un ejemplo. Un programa informático puede analizar una pequeña mancha en la superficie de la piel y cruzar esa imagen en su base de datos para diagnosticar que es un melanoma. Insistimos, una vez más, teniendo siempre en cuenta que se trata de un suplemento al diagnóstico del médico y que en ningún caso lo sustituye, sino que lo complementa y afianza
De
igual manera se utiliza la IA en el desarrollo y aplicación del tratamiento
para las distintas enfermedades. En el caso del melanoma que antes hemos
mencionado, para desarrollar un tratamiento de radioterapia para un paciente
aquejado de ese melanoma, un ordenador puede ahorrar al facultativo el tener
que desarrollar el plan de radioterapia y programarlo en unos minutos.
Idear
el plan de tratamiento a aplicar al paciente en cuestión podía llevar horas o
días. Ahora el especialista solo tendrá que supervisar y analizar el plan. No
es que la inteligencia artificial sea un sustituto de los profesionales de la
medicina, sino que es una aliada.
Por otra parte, con la ayuda de la inteligencia artificial se pueden reducir en gran medida los errores médicos. Investigaciones españolas como las del Instituto de Física Corpuscular de la Universidad de Valencia, y de la Universidad Politécnica de Valencia, están tratando de elaborar un sistema de redes neuronales y algoritmos de predicción con la finalidad de un diagnóstico preciso en el cáncer de mama y así poder reducir los falsos positivos. Si se minimizan los diagnósticos falsos, se evitan pruebas invasivas y lesivas y a la vez se reducen los costes médicos en la realización de pruebas que son innecesarias.
También
podemos ver que en la planificación del tratamiento se puede aplicar la IA.
Pongamos un ejemplo: si se analiza toda la información de una paciente aquejada
de cáncer de mama, se podrá planificar el tratamiento de más casos parecidos y
así conseguir un tratamiento más eficaz.
Mediante
la inteligencia artificial se puede aliviar la carga de los facultativos ya que
las pruebas a realizar, como análisis, radiografías, escáneres, tomografías
computerizadas, actualización de datos, etc., se pueden realizar de una manera
más rápida y efectiva si la llevan a cabo robots,
pero con la supervisión de los especialistas. Quién sabe, quizá en un futuro
solo las máquinas traten los casos más sencillos.
Una de las aplicaciones de la IA que puede ayudar mucho en el abaratamiento de costes y en la reducción de tiempo es el desarrollo de fármacos. Se trata de conseguir nuevos fármacos más eficaces mediante ensayos clínicos en un menor tiempo y coste monetario, que de otra forma pueden llevar décadas y tener un coste millonario.
Como
dato a tener en cuenta hay que saber que, en la última crisis del Ébola
sufrida, se utilizó un programa de inteligencia artificial que analizó los
medicamentos existentes para poder rediseñarlos y así combatir de una manera
más eficaz la enfermedad. Este programa localizó en un día dos medicamentos que
combinados podían reducir la efectividad del Ébola, cuando un análisis de esta
envergadura suele tardar meses o años. Es un caso claro de que se salvaron
vidas gracias a la aplicación de la inteligencia artificial en la medicina.
También supone un gran avance el hecho de que la utilización de la IA reduce (y en muchos casos elimina) el uso de animales para la experimentación en medicina.
No queremos acabar este artículo sin subrayar que, de momento, en ciertas enfermedades importantes, como puede ser en este caso el cáncer, el uso de la inteligencia artificial todavía requiere de muchos estudios y comprobaciones para tener la certeza de que no se equivoca y su aplicación se utiliza básicamente en la ayuda al diagnóstico y monitorización. El resto de las pruebas ayudan a los especialistas médicos en este campo a mejorar el tratamiento, pero como hemos dicho anteriormente no lo sustituyen.
No
obstante, es destacable que el uso de la inteligencia artificial en este campo
conllevará que nueve de cada diez puestos de trabajo requieran de estas
habilidades digitales según un estudio de la Comisión Europea, y que casi la
mitad de los europeos no las poseen.
Lógicamente
no se trata de sustituir a los facultativos o especialistas clínicos, sino que
quién no tenga estas habilidades en cuanto al manejo de la IA tendrá menos
oportunidades laborales.
A
nosotros nos parece un campo apasionante donde aplicar la inteligencia
artificial, sobre todo porque puede ayudar a salvar muchas vidas.
Leído en Spartanhack
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