Un anticuerpo monoclonal de última generación aprobado recientemente por
la ANMAT mejora en más de un 90% a la mayoría de los pacientes tratados y
en algunos casos, borró completamente los signos de la enfermedad. Lo
novedoso del nuevo tratamiento biológico, un anticuerpo monoclonal desarrollado
por el laboratorio Lilly y aprobado recientemente en la Argentina por la
Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT)
para el tratamiento del psoriasis, es lograr que la mayoría de los pacientes
logren resultados por encima de PASI 90 al cabo de doce semanas, y que un
porcentaje significativo elimine por completo las lesiones de su piel (PASI
100).
“Esto significa sencillamente que la enfermedad prácticamente deja de
afectar a su calidad de vida en la medida en que pueda seguir el tratamiento,
con todo el impacto que esto tiene en la vida social, laboral y afectiva de la
persona”, subraya el
especialista.
Esta nueva terapia había sido aprobada en Estados Unidos en marzo de
2016 para casos de psoriasis moderada a severa en los que otros tratamientos
sistémicos no habían dado resultado. En los ensayos clínicos, realizados en
dicho país, el tratamiento resultó altamente eficaz con resultados superiores a
PASI 75 entre el 87% y el 90% de los pacientes. Pero entre el 68% y el 71% de
los casos, logró eliminar en 12 semanas más del 90% de las lesiones en la piel
(PASI 90), y en un 35% al 42% de los pacientes, la placa psoriásica remitió
completamente (PASI 100).
Ir directo a la causa
No hay una edad límite para la aparición de la psoriasis. Lo más común
es que aparezca después de los 25 años, pero se han encontrado casos en niños
–extremadamente raros– y casos de primera aparición en adultos mayores de 60.
Su diagnóstico es clínico, y el médico dermatólogo puede hacerlo en pocos
minutos con una técnica sencilla.
Pero no es un problema superficial: “La piel es una ventana del
organismo”, sostiene el Dr. Galimberti, “y lo que se observa en
ella es una expresión de procesos internos”. Aunque en el 90% de los casos
se manifiesta en forma de lesiones cutáneas, la psoriasis es una enfermedad
compleja que tiene su origen profundo en el sistema inmunológico.
La predisposición genética a padecer
psoriasis está
relacionada con unas células llamadas linfocitos T. Ante un posible
factor desencadenante –una infección, un estado de estrés u otro– los
linfocitos T liberan sustancias pro-inflamatorias –llamadas citoquinas–
que afectarán fundamentalmente a las células de la piel, aunque en ocasiones
también actúan sobre endotelio vascular, al hígado, las articulaciones o al
aparato respiratorio. “Por eso decimos que la psoriasis es más de lo
que vemos: es una enfermedad sistémica”, describe el
especialista.
Por esta razón, cuando las placas psoriásicas afectan a más del 10% de
la piel, los tratamientos tópicos (locales) dejan de ser suficientes y el
especialista tratante, debe administrar un tratamiento sistémico con el
objetivo de que el paciente se vea afectado lo menos posible y pueda llevar una
vida normal.
“Hasta hace unos quince años sólo contábamos con tratamientos poco
específicos, tales como quimioterápicos y otras sustancias que muchas veces no
daban el resultado buscado y pueden producir importantes efectos
secundarios”, recuerda
el Dr. Galimberti en referencia a las terapias sistémicas convencionales. En
cambio, los tratamientos biológicos de última generación –basados en los
anticuerpos monoclonales, cuyo descubrimiento le valiera el Premio Nobel de
Medicina al científico argentino César Milstein– apuntan directamente a la raíz
del problema ya que inhiben las sustancias generadoras de inflamación
producidas por los linfocitos T. “Por eso, además de inhibir el proceso
que genera las lesiones cutáneas, permiten evitar las demás comorbilidades que
suelen acompañarlas”, sostiene Galimberti“.
Lo primero que desaparece con el tratamiento –describe– es el prurito. Para el
paciente es una verdadera tortura porque le impide dormir y facilita el
desarrollo de infecciones al rascarse. Luego se busca la
desaparición de otros síntomas: inflamación, eritema, escamas. Con esto, el
paciente vuelve a tener la piel normal. El paciente recupera su calidad de vida
y su ánimo, porque deja de padecer esa problemática que afecta tan seriamente
su actividad cotidiana. Puede tener una vida de pareja normal, reunirse con su
familia y sus hijos, estar en su ámbito de trabajo sin sentir rechazo”.
Una nueva vida es posible para el
paciente con psoriasis
Como sucede con la mayoría de las enfermedades complejas, no existe una
cura definitiva para la psoriasis, y el objetivo de los diferentes tratamientos
apunta a eliminar los síntomas. La remisión total o casi total de éstos gracias
a nuevos tratamientos implica una reducción en gran medida de los costos
ocultos de la psoriasis para el sistema de salud, así como un cambio decisivo
en la calidad de vida de los pacientes, que se sienten habilitados para gozar
de una mejor vida social y laboral: “Los tratamientos para la psoriasis
son de por vida o por lo menos prolongados”, sostiene el Dr. Galimberti.
El mejoramiento de la calidad de vida también tiene un impacto económico.
Desde el punto de vista social, por las complicaciones que hacen
que sea una verdadera discapacidad, el ausentismo y el tiempo que los pacientes
suelen pasar de consultorio en consultorio hasta dar con un diagnóstico
adecuado y un tratamiento eficaz, la psoriasis es una enfermedad con altísimos
costos ocultos, tanto para la persona como para el sistema de salud y a nivel
laboral.
Mientras la investigación busca soluciones cada vez más eficaces y
seguras para las enfermedades, aún queda a la sociedad remover buena parte de
sus prejuicios acerca de las enfermedades que afectan a la piel a las que
muchos aún consideran equivocadamente como un problema cosmético. “Como
primera medida, es muy importante que la población sepa que ante la aparición
de cualquier lesión espontánea en la piel tiene que consultar a un médico
dermatólogo, que es el único profesional capaz de brindarle una respuesta
autorizada, hacer un diagnóstico adecuado y suministrarle un tratamiento
eficaz”, remarca el Dr. Galimberti.
Vivir
con psoriasis
La necesidad de cubrirse permanentemente aún en los días de más calor
para no dejar expuestas las lesiones en la piel, una intensa picazón que
dificulta tanto la vigilia como el sueño, el dolor de tener la piel en llamas,
el temor a la aprehensión ajena por las ulceraciones en los lugares más
visibles, la reticencia al contacto físico o incluso visual, y una consiguiente
tendencia al aislamiento; suelen ser los principales padecimientos que sufren
día a día las persona con psoriasis.
“Cuando una persona tiene lesiones eritematosas que le arden y la
obligan a rascarse el cuerpo constantemente dejando escamas que son necesarias
de barrer, notamos que la calidad de vida de los pacientes que sufren psoriasis
es muy dolorosa. Es necesario contar con un tratamiento que revierta la
enfermedad y posibilite al paciente, contar con una vida normal para que pueda
realizar sus actividades como cualquier otra persona. El padecimiento no es
sólo físico, sino también psicológico”, explica el Dr. Ricardo Galimberti, médico dermatólogo (M.N.
N°43879) y titular de la Cátedra de Dermatología de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Buenos Aires (UBA).
De acuerdo a una encuesta recientemente realizada por la Asociación
Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO), 8 de cada 10 pacientes sostienen
que tuvieron que modificar su forma de vestir por la enfermedad y que 4 de cada
10 pacientes desecharon actividades sociales o de ocio por el doloroso estado
de su piel. Se observan además mayores proporciones de ideas de suicidio,
problemas en el trabajo, estudio y en sus relaciones personales.
Aunque no hay estadísticas certeras a nivel local, se estima por
extrapolación de datos de estudios hechos en el exterior, que un 2% de la
población argentina padecería psoriasis. Cómo afecta la vida cotidiana, es algo
que sólo quien la padece puede conocer. Pero los especialistas cuentan con una
forma objetiva de evaluar su impacto mediante el Índice de Severidad
del Área de Psoriasis o PASI, según sus siglas en inglés. El puntaje
PASI va de 0-72 y se evalúa en función del grado de eritema, induración y
descamación en el área de piel afectada, según explica el Dr. Galimberti.
A mayor puntaje indica mayor severidad de la enfermedad. La respuesta PASI
permite medir el porcentaje de mejora alcanzado (0-100%) respecto de la
puntuación del score PASI basal en un determinado período de tiempo.
Fuente: AEPSO y Laboratorios Lilly
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