Empezar el año es siempre una buena ocasión para plantearse
nuevos propósitos e ilusionarse con nuevos retos. Si pensamos “a lo grande” y
en los desafíos a los que se enfrenta nuestro planeta, resulta difícil no haber
escuchado hablar a estas alturas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 17 ambiciosos objetivos de la ONU para “transformar
nuestro mundo” entre los que se incluyen la eliminación de la pobreza, el
combate contra el cambio climático, la educación, la igualdad y el diseño de
nuestras ciudades.
El objetivo 3 es el que hace referencia a la salud y
pretende “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en
todas las edades”.
Persigue, entre otros fines, reducir la tasa mundial de
mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos y lograr la
cobertura sanitaria universal y el acceso a servicios de salud esenciales de
calidad y a medicamentos y vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad
para todos.
Todos los gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales
y otros agentes se han puesto manos a la obra para cumplir la Agenda 2030 y, en
esta línea, la Organización Mundial de la Salud ha identificado
la salud digital como una de las palancas para avanzar en los ODS. En
una resolución adoptada en mayo de 2018, la OMS destaca el potencial de la
salud digital para apoyar a los sistemas sanitarios de todo el mundo en promoción
de la salud y prevención de la enfermedad, así como para mejorar tanto la accesibilidad como
la calidad de los servicios sanitarios.
Resulta interesante echar un vistazo a su reciente
publicación Estrategia
Global en Salud Digital 2020-2024, donde se pone
de manifiesto que estamos ante una gran oportunidad puesto que la gran
evolución de las nuevas tecnologías respaldadas por los sectores público y
privado ha creado nuevas oportunidades de interacción social y ha
permitido la aparición de nuevos modelos de negocio contribuyendo al
crecimiento económico. Y todo indica que esto seguirá teniendo un papel
fundamental en la consolidación de la sociedad y la economía digital del siglo
XXI.
En este sentido, a nadie se le escapa que la continua aparición
de startups dedicadas a la salud digital y la entrada de grandes
empresas tipo Amazon en el sector sanitario (que acaba de lanzar Amazon Care, un servicio de atención
médica virtual a sus empleados) supondrán una gran competencia para empresas
establecidas de telemedicina o crearán nuevos modelos de negocio, por ejemplo,
en el ámbito asegurador. En Barcelona, la asociación Barcelona Health Hub, situada en el Hospital de Sant Pau, pretende promover la
innovación en salud digital y su transferencia al sector mediante la
interrelación de startups, organizaciones sanitarias, empresas e
inversores.
En cualquier caso, la OMS identifica tres grandes ámbitos donde
la salud digital contribuirá a los Objetivos de Desarrollo Sostenible:
·
Acceso a la atención primaria y a la cobertura
sanitaria universal: las tecnologías facilitarán el diagnóstico y
tratamiento, optimizarán la asignación de recursos, favorecerán el acceso a
historias clínicas y permitirán la predicción y monitorización de la
propagación de enfermedades. Además, la OMS destaca el potencial del internet
de las cosas (IoT) y de la inteligencia artificial para mejorar la eficiencia,
los diagnósticos, los tratamientos y el autocuidado.
·
Emergencias sanitarias: las tecnologías
permitirán las alertas precoces, la predicción de brotes, una mejor respuesta a
las epidemias, la coordinación de respuestas inmediatas y la conexión de
expertos en este ámbito.
·
Mejora de la salud y el bienestar: empoderamiento
de las personas para la toma de decisiones informadas gracias a una mayor
alfabetización en salud a través de la educación y de campañas de ámbito
mundial.
La visión de esta estrategia
global de la OMS es “mejorar la salud de las personas en todo el mundo
acelerando el desarrollo y la adopción de soluciones de salud digital
apropiadas”. Para conseguirlo, plantea los siguientes objetivos estratégicos:
1.
Promover la colaboración global y avanzar en la
transferencia de conocimiento en salud digital.
2.
Avanzar en la implementación de estrategias
nacionales de salud digital.
3.
Reforzar la gobernanza para la salud digital a
escalas global y nacional.
4.
Apostar por sistemas sanitarios centrados en las
personas y facilitados por la salud digital.
El ámbito de trabajo que con
todo ello se abre es enorme, aunque puede que parte de los esfuerzos se queden
en algunos despachos de Ginebra y del resto del mundo. No obstante, me parece
muy positivo que la OMS abandere una apuesta global por la salud digital porque
puede facilitar la aparición de marcos regulatorios favorables y, sobre todo,
la apuesta por soluciones con buena relación coste-efectividad y basadas en la
evidencia.
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