La relación de los pacientes con el sistema de salud está
cambiando. Con la adopción de herramientas digitales,
costumbres como ir al médico con una carpeta llena de estudios y el
almacenamiento de gran cantidad de papeles y recetas, están quedando atrás. La
introducción de la historia clínica electrónica (EHR, por sus siglas en inglés) demanda trabajar
continuamente sobre la generación, extracción, procesamiento y análisis de
grandes volúmenes de datos y preguntarnos qué podemos y queremos hacer con la
información.
¿Cómo trabajamos?
Desde el Área de Gestión de la Información en el subsistema
público de salud de la Ciudad de Buenos Aires, tenemos como objetivo asistir y
fortalecer la toma de decisiones basadas en el uso de información oportuna
y de calidad. Trabajamos en la generación de circuitos de
inteligencia sanitaria, promoviendo
una gestión de la salud crítica e informada en datos. Por esto consideramos que compartir nuestra experiencia y
estos consejos es atractivo para una multiplicidad de usuarios: aquellos
equipos que desarrollan tareas similares, para quienes desde puestos ejecutivos
necesitan y demandan datos para decidir sobre asuntos de gestión y de políticas
públicas, para profesionales que basan decisiones clínicas en la información
disponible, para todos aquellos que desean investigar y para la comunidad en
general. Transparentar los procesos de generación, extracción, procesamiento y análisis de los
datos redunda en un beneficio para
todos los involucrados y en la posibilidad de ajustar y mejorar continuamente
los procesos.
Los sistemas de información y la gestión de datos son en la
actualidad dos
de las dimensiones principales a la hora de pensar en cómo construimos
conocimiento y tomamos decisiones. Aplicado al ámbito de la
salud, los desafíos,
responsabilidades y aprendizajes vinculados a trabajar con
datos son inagotables y evolucionan constantemente.
¿De qué hablamos cuando hablamos de gestión de la información?
La transición del formato papel al electrónico es un gran punto
de inflexión respecto al modo de trabajar con los datos y requiere desarrollar
nuevas estrategias y aptitudes. Aun así, la necesidad y demanda de información
por parte de los usuarios no
se detiene durante la transición y maduración de los sistemas de información.
Los equipos que gestionan la información deben involucrarse,
impulsar y orientar los procesos respondiendo
a demandas permanentes en un ciclo ya establecido, y poder a su vez generar y
aprovechar una ventana de oportunidad para impulsar un
nuevo modo de vincularnos con la información.
Un buen primer paso es plantear (dentro de los equipos de
gestión de información y con los tomadores de decisiones) una serie de
interrogantes:
¿Qué pregunta/s queremos responder? ¿Qué información queremos y
necesitamos para hacerlo? ¿Por qué? ¿Qué queremos representar? ¿En qué formato?
¿Cómo leemos esa información? ¿A quién/es está dirigida?
Esto nos pone ante el desafío y la oportunidad de frenar
inercias y disminuir incertidumbres respecto a cómo se trabaja con los datos y
pensar en lo que queremos y podemos hacer realmente con la información.
¿Qué pueden hacer los equipos que gestionan información para
mejorar el vínculo con los datos?
Desde nuestra experiencia en el Área de Gestión de Información
en Salud y Estadística del Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires compartimos aquí 10
sugerencias a la hora de trabajar en la gestión de información en salud – válidas
para cualquier equipo – y que nuestra experiencia hace que las asociemos a un
mejor ambiente de trabajo, mejor predisposición de los usuarios, mejor calidad
de los datos y mejores resultados:
·
Conformar
equipos multidisciplinarios. Esto
enriquece los contenidos y perspectiva desde la que se abordan las líneas de
trabajo y objetivos. Complementar visiones y conocimientos, entendiendo que la
complejidad de los datos sobre salud demanda un amplio abanico de aptitudes y
disciplinas. Nuestro equipo cuenta con profesionales y estudiantes de distintas
áreas de conocimiento
·
Involucrarse en
todas las instancias del ciclo de vida de la información. Es menester conocer en qué hay “detrás de cada tabla y base de datos” con
la que se trabaja:realizar relevamientos para conocer los procesos que luego se
traducen en datos a extraer. Cómo funcionan los establecimientos sanitarios, en
qué condiciones se da la atención, quienes intervienen.
·
No dar por
sentado que las necesidades de información y conocimiento son homogéneas. Tener siempre en cuenta que intervienen y participan múltiples
y diversos usuarios con distintas
trayectorias, niveles de conocimiento y dominio de herramientas para tratar con
la información. Según los roles variarán la forma de vincularse
con los datos y las necesidades; algunos médicos necesitarán disponer de datos
desagregados mientras que en las direcciones de los establecimientos sanitarios
necesitarán tener una visión más global y orientada a datos de gestión y
producción.
·
Eliminar
“fantasmas” alrededor del uso de la información y “humanizar” los procesos. Que los usuarios conozcan quienes son los que intervienen
en la gestión de la información deshace tensiones o incertidumbres. Los equipos
que trabajan en gestión de la información no deben ser un núcleo aislado “por
fuera” del sistema donde se generan los datos con los que trabajan. En el
ámbito de la salud, abrir las puertas de los espacios de trabajo y así saber
que quienes gestionan los datos se involucran y conocen los procesos y
poder “asociarlos
a una cara” mejora notablemente la predisposición de los
usuarios.
·
Mantener un
contacto fluido con los actores y áreas que intervienen y necesitan información. Conocer con precisión las necesidades demanda a su vez acompañarlos en la adquisición de
herramientas para trabajar con los datos de forma amigable
y productiva. La actitud de quienes gestionan la información nunca debe parecer
que desestima
a los usuarios, mostrarse inaccesible, innecesariamente
complejo o esperar que los mismos actúen, reaccionen o utilicen la información
como ellos quieren o esperan. Deben tener la capacidad de entender como es
el vínculo
de los usuarios con los datos y para esto compartir
diálogos, espacios y desarrollar estrategias acordes a entender que la dinámica
de trabajo en los establecimientos sanitarios puede ser muy adversa, que
cambiar o ajustar ese vínculo es un proceso y que lleva tiempo.
·
Consensuar y
poner en disponibilidad la información en formatos amigables. De nada sirve confeccionar y brindar un reporte, gráfico o
informe que el
receptor no pueda leer, interpretar o utilizar. Los gestores de
información deben trabajar en lograr un equilibrio entre el formato “ideal” y
el “real”. Un buen ejercicio es proponerle
al usuario que imagine el reporte o resultado de lo que solicita:
¿cómo se vería? ¿es una tabla, un gráfico? ¿cuáles son sus columnas, filas?
·
Simplificar procedimientos
eliminando redundancias y brindando transparencia. Detectar las oportunidades que brinda el uso de EHR para
descartar círculos viciosos de información sin destinatarios claros y
estandarizar procesos para no realizar numerosas veces el mismo trabajo.
Gestionar información en salud esta atravesado por la responsabilidad de preservar la
seguridad, confidencialidad y privacidad de los datos como
así también de garantizar
la transparencia de los procesos y poner en disponibilidad todo aquello que
puede publicarse.
·
Conocer y
participar activamente en la definición de normativas que
regulan los circuitos de información. En 2015, según el Observatorio Global de
eSalud de la Organización Mundial de la Salud, solo 21 (17%) de los 125 Estados
Miembros encuestados informaron tener una política o estrategia que regula el
uso de grandes datos en sus sectores de salud. Los vacíos o incertidumbre
normativa alrededor del uso de los datos demandan que los gestores de
información se involucren activamente en este aspecto.
·
Capacitación y
formación continua para la
adopción y actualización de aptitudes y habilidades que mejoren el desarrollo
de las tareas personales y grupales. No sólo estructurar las instancias de
formación en cursos, talleres o formatos formales, sino también compartir
experiencias en mesas de diálogo o habilitando y generando espacios e
instancias de encuentro entre el equipo.
·
Establecer
canales y procesos de comunicación claros y fluidos con los usuarios que solicitan
información. Esto permite a los
analistas que procesan la información y a los usuarios realizar un seguimiento
de los pedidos. Contar con un espacio de registro del proceso de construcción
de la información evita confusiones, desorganización y se corresponde con la
necesidad de formalizar y oficializar circuitos y procedimientos para un mejor
desarrollo del trabajo.
Tomarnos un momento para pensar en estos puntos, formular estos
interrogantes y presentárselos a los tomadores de decisiones constituye una
buena aproximación a pensar en “una mejor toma de decisiones” como un objetivo o camino a
construir, donde las áreas de gestión de información tienen y
tendrán un rol fundamental.
¿Conoces otros ejemplos de equipos trabajando en gestión de
datos en salud? Déjanos un comentario ó mencionanos en @BIDgente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario