Nadie duda de que el futuro pasa
por la salud digital, por la extensión del uso de las herramientas tecnológicas
que faciliten la detección y control de las enfermedades y el mantenimiento de
la salud, como los dispositivos wearables, aplicaciones móviles, la
teleconsulta o el big data.
Según la definición de la
Fundación Tecnología y Salud, se entiende como salud digital el conjunto de
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que se emplean en el
entorno sanitario en materia de prevención, diagnóstico, tratamiento,
seguimiento y gestión de la salud, actuando como una palanca de cambio de los
sistemas sanitarios que permite el ahorro de costes y la mejora de su
eficiencia.
Este tipo de herramientas
permiten una personalización de los cuidados, una mejora de la gestión del
tiempo, una optimización de los recursos y la posibilidad de medir resultados.
La digitalización también contribuye a aumentar la seguridad del paciente, hace
más accesibles los servicios sanitarios a la población, mejora la relación
médico-paciente e implica a este último en el cuidado de su propia salud.
La importancia de la
digitalización de la sociedad y la economía es tal que constituye una de las
diez prioridades que se ha fijado la Comisión Europea, con la vista puesta en
la creación de un mercado digital único, concediendo especial importancia al
ámbito de la salud. Trabajar por la transformación digital en este terreno es
uno de los objetivos primordiales de la CE, al entender que supone un beneficio
para los ciudadanos, por las mejoras que comporta en el tratamiento, la
prevención y el diagnóstico precoz de enfermedades, al tiempo que contribuye a
disponer de sistemas sanitarios más sostenibles.
Transformación más
lenta en el sector salud
Sin embargo, la digitalización está
entrando en el sector salud a un ritmo más lento que en otros. Así quedó
plasmado en la Jornada que, bajo el título ’10 clips sobre Salud Digital’,
organizó la Asociación Salud Digital (ASD). Su presidente, Jaime del Barrio,
considera que, si la sociedad se transforma, los profesionales dedicados al
mundo de la salud no pueden seguir prestando los mismos servicios. “Nosotros
también tenemos que cambiar, y los sistemas sanitarios deben adaptarse a este
entorno global y conectado”, señaló. En su opinión, la salud digital es un
cambio cultural y una forma diferente de sentir todo lo que rodea a la salud.
“Nuestro objetivo es que desaparezca el apellido ‘digital’ y que, cuando
hablemos de salud, ese concepto ya esté integrado”, subrayó.
Desde una perspectiva europea,
Octavi Quintana, presidente de la Fundación PRIMA (Partnership for Research and
Innovation in the Mediterranean Area), también corrobora el retraso del ámbito
de la salud en la introducción de este tipo de herramientas. Según indicó en la
mencionada jornada de la ASD, en su ponencia ‘E-health en Europa’, “la
digitalización ha penetrado muy bien en algunos sectores como el financiero, el
de viajes y transporte, pero lo ha hecho de manera mucho más dispar en salud y
con una penetración peor”.
Sobre el hecho de que el sector
salud incorpora los avances en este campo de forma más lenta, desde la Sociedad
Española de Informática de la Salud (SEIS) apuntan que la tecnología
disponible, la nueva cultura digital y los avances científicos están provocando
un cambio en la forma de prestar los servicios de salud, la aparición de nuevos
y la desaparición de otros. Según datos de esta entidad, el porcentaje de gasto
en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) sobre el gasto global
sanitario fue del 1,22 por ciento en 2017, lo que supone una consolidación de
la tendencia a la baja iniciada el año 2014. “Estos datos indican que el sector
sanitario no prioriza el aprovechamiento de los recursos tecnológicos
disponibles”, señalan desde la SEIS, para añadir que el coste real de no
invertir en proyectos de innovación en el sistema de salud es muy superior al
de la inversión.
En la misma dirección, una
encuesta realizada por la compañía líder en redes y tecnología de la
información (TI), Cisco, revela que el 45 por ciento de las compañías aún no
ven a la disrupción digital como algo que les deba preocupar. Según este
estudio, únicamente el 25 por ciento de empresas de este sector considera estar
dispuesta a transformarse digitalmente para competir. “A juzgar por estas
cifras, las firmas de salud están desaprovechando los miles de millones de
dólares en valor económico que se generará en los próximos diez años”, subrayan
desde Cisco.
Profesionales y
pacientes quieren compartir datos
El Eurobarómetro del año 2017
indica que el 52 por ciento de pacientes quiere tener acceso a sus historias
clínicas, pero solo el 9 por ciento de hospitales lo posibilita y, en la
mayoría de los casos, de forma parcial. En cuanto al intercambio de información
entre hospitales, solo se da entre el 33 y el 39 por ciento.
Por otro lado, también según
datos del Eurobarómetro, el 70 por ciento de los pacientes están dispuestos a
compartir sus datos clínicos siempre que la infraestructura digital sea segura,
mientras que solo el 18 por ciento de los ciudadanos pueden hacer uso on line
de sus datos médicos sin ir al centro de salud.
En la misma línea, según la
encuesta Diabe+, el 86 por ciento de las personas con diabetes considera que
las soluciones tecnológicas que ofrece Internet pueden ayudar a mejorar su
calidad de vida. Los resultados de este estudio, elaborado por la ASD, la
Sociedad Española de Diabetes (SED), la Federación Española de Diabetes (FEDE)
y Abbott Diabetes Care, también revelan que el 43 por ciento de estos pacientes
hace un uso regular de estas soluciones digitales, porcentaje que se encuentra
por encima de la media de la población general (33 por ciento).
El “pequeño” big data
del SNS
La Administración también es
consciente de la necesidad de incorporar este tipo de herramientas. Al menos,
así lo expresó el que fuera secretario general de Sanidad, José Javier
Castrodeza, que también participó en la jornada de la ASD. “La digitalización
va a aportar valor a los pacientes, los profesionales y al Sistema Nacional de
Salud”, aseguró. Como muestra de los esfuerzos que se están realizando en
España en torno a la interoperabilidad, afirmó que, mientras en 2012 había seis
millones de personas que tenían algún dato en la historia clínica digital, en
2017 esta cifra alcanzaba los 37 millones. Igualmente, destacó que hay 14
comunidades autónomas con un sistema de receta electrónica interoperable
(únicamente carecen de ella Madrid, Baleares y Andalucía), y que el 90 por
ciento de prescripciones que se realizan en España son electrónicas.
En cuanto a la apuesta de España
por este ámbito, afirmó tener el propósito de “dar un salto desde la gestión
tecnológica a la gestión del conocimiento”. En este sentido, avanzó que el
Portal de la Transparencia del Sistema Nacional de Salud (SNS), denominado
Sanidad en Datos, va a permitir ofrecer a cualquier usuario (incluidos los
ciudadanos de a pie) un importante abanico de datos actualizados del sistema
sanitario español (un pequeño big data, según Castrodeza), para que cualquier
profesional o colectivo científico pueda realizar estudios, intercambiar
información electrónica a gran escala, planificar acciones, plantear hipótesis,
analizar decisiones tomadas, hacer benchmarking o comparar resultados entre
centros.
Retos de la salud
digital
La CE desveló en octubre de 2017
los resultados de una consulta pública sobre la digitalización, basada en las
opiniones de 1.500 de profesionales e instituciones, la mayoría sanitarias, de
35 países. Las principales problemáticas que se identificaron en este ámbito son
la privacidad de los datos, la calidad de los mismos, la ciberseguridad y la
interoperabilidad de los sistemas electrónicos.
Otro de los retos
actuales de las TIC en salud es que su
introducción sea aceptada y asumida por los profesionales sanitarios, cuya
colaboración se hace imprescindible. Para que esto sea posible, las
herramientas tecnológicas deben ser adecuadas a las necesidades de los
profesionales y permitir ampliar el conocimiento y mejorar la calidad, la
seguridad y, en definitiva, la atención sanitaria. Así quedó manifiesto en el
XXI Congreso Nacional de Informática de la Salud, SEIS, celebrado del 13 al 15
del pasado mes de marzo. “Nadie mejor que los profesionales sanitarios para
conocer las medidas necesarias para incorporar nuevos procedimientos y
servicios en el sistema de salud, siendo vital su implicación en la innovación
del sector”, afirmó el presidente del comité científico de dicho encuentro, José
Luis Monteagudo.
Esta opinión es compartida por
Jaime del Barrio, que considera que la transformación digital en salud tiene
que ser liderada por los profesionales sanitarios. Para ello, ve imprescindible
que hagan una apuesta decidida por incorporar estas herramientas: “Creo que
somos capaces de aprender y formarnos en competencias ligadas al mundo
digital”, señaló.
Una de las amenazas que se cierne
sobre el sector salud es la entrada de las grandes compañías de la información
digital ajenos a la salud y con una gran potencia económica. “Nos preocupa la
irrupción de agentes no tradicionales del sector, sobre todo ligados a la
economía de los datos, como Google, Microsoft, Amazon o Facebook, con un valor
económico y social mayor que muchos estados”, señala el presidente de la ASD.
Prioridad para la
Unión Europea
La CE tiene previsto
publicar una comunicación donde dará a conocer los tres pilares en los que
trabaja en torno a la salud digital, según explicó
Quintana durante la mencionada jornada de la ASD. Uno de ellos es lo
relacionado con las historias clínicas electrónicas, para garantizar que el
acceso a las mismas sea seguro, potenciar su extensión y que se puedan compartir
entre países. El segundo eje es el relativo a la infraestructura de los datos y
el manejo masivo de los mismos para la mejora de la investigación, la
prevención y la Medicina personalizada, haciendo especial énfasis en tres
áreas: enfermedades raras, infecciosas y complejas.
El tercer bloque de prioridades
de la CE en torno a la digitalización es la relación entre los proveedores de
salud y los pacientes. “No consiste tanto en tratar la enfermedad sino en la
mejora de la calidad de vida y hacer una Medicina centrada en el paciente,
empoderándolo”, subrayó Quintana. En esta área se enmarca la potencialización
de las herramientas tecnológicas para la gestión de las enfermedades crónicas y
la evaluación de resultados en salud. Tal y como precisó el presidente de la
Fundación PRIMA, la CE promoverá acciones para cumplir todos estos objetivos, a
través de la otorgación de incentivos económicos, la elaboración de directivas
y mecanismos de cooperación entre países.
Vías de mejora
Según quedó plasmado en el Congreso
Nacional de Informática de la Salud, a pesar de la ralentización de la
digitalización en salud, en 2017 se observó un aumento de la inversión en
cuanto a servicios, posiblemente debido al mayor uso de los proyectos
existentes, según expresa José Luis Monteagudo. “Se aprecian mejoras
sustanciales en torno a la historia clínica electrónica, el acceso desde
Atención Primaria a los datos de especializada, el incremento de la
digitalización de pruebas diagnósticas y la receta electrónica”.
Para hacer posible una inmersión
decidida del ámbito de la salud en lo digital, el sector de tecnología
sanitaria, sociedades científicas y asociaciones de pacientes demandan una
estrategia nacional de salud digital. Así quedó reflejado el pasado mes de
marzo durante el V Encuentro de la Fundación Tecnología y Salud. La secretaria
del patronato de dicha entidad, Margarita Alfonsel, destacó que la
digitalización de la Sanidad representa una oportunidad, por lo que se hace
necesaria una estrategia impulsada desde la Administración.
Esta reivindicación es compartida
por Carlos Royo, presidente de la Comisión de Salud Digital de Asociación de
Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y
Contenidos Digitales (AMETIC), que opina que la definición, ejecución y
seguimiento de dicha estrategia debe ser responsabilidad de un centro directivo
al máximo nivel político dentro del Ministerio de Sanidad.
Desde esta asociación, se ve
necesaria la creación de un centro nacional para la salud digital, como entidad
de carácter técnico, y una comisión permanente para la salud digital en el seno
del Consejo Interterritorial del SNS que coordine e impulse esta estrategia.
Estas medidas que es necesario impulsar para el desarrollo de la salud digital
fueron recogidas en un documento elaborado por AMETIC, junto a SEIS y la
Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (FENIN) en 2016. Estas
organizaciones apuestan por el desarrollo de “macroproyectos tractores” en
áreas en las que la digitalización suponga una transformación profunda de los
modelos actuales, liderados por la industria y que cuenten además con la
implicación del sector público.
La potencialidad y
los riesgos del Big Data
Gracias a la implantación de
sistemas de información en las organizaciones sanitarias a lo largo de los
últimos años, se dispone de grandes cantidades de datos. Por otra parte, los
avances científicos están recogidos en múltiples publicaciones disponibles en
formato digital. El conocimiento que, gracias al uso de las tecnologías de Big
Dada y Analítica, se genera de toda esta información, tiene un gran potencial
para la mejora de la salud y bienestar de los ciudadanos. Por este motivo,
“existe la responsabilidad social de utilizar estos activos”, arguye el
presidente del comité científico del Congreso Nacional de Informática de la
Salud (SEIS), José Luis Monteagudo, que considera que “este conocimiento
permite transformar la forma de tomar decisiones en el ámbito de la gestión y
en el clínico gracias a la información disponible y a las capacidades
tecnológicas existentes para tratarla y ofrecerla a los decisores”.
Para aprovechar todas las
capacidades del Big Data, este experto ve imprescindible que todos los agentes
del sistema avancen de manera colaborativa y solidaria. “Es un tema complejo,
pero, si se cuenta con el apoyo de todas las organizaciones sanitarias, será
posible transformar la forma de prestar servicios de salud a los ciudadanos, la
toma de decisiones clínicas mediante sistemas de soporte a la decisión, la
investigación, la gestión y la planificación sanitaria, incorporar nuevos
modelos de financiación y la salud pública, así como abordar una Medicina
predictiva, personalizada y de precisión”. Además, en su opinión, un proyecto
colaborativo permitiría que este conocimiento esté disponible de forma
generalizada y homogénea para todo el sistema de salud, lo que incrementaría la
equidad, la seguridad y la calidad de la atención sanitaria.
En el tratamiento de los
volúmenes ingentes de datos, una de las grandes preocupaciones es la privacidad
de los mismos. Octavi Quintana, presidente de la Fundación PRIMA (Partnership
for Research and Innovation in the Mediterranean Area), ve diversos aspectos
críticos, como la manera en que deben se anonimizados los datos de las historias
clínicas. También cree necesario ponerse de acuerdo en definir claramente cuál
va a ser el uso de dicha información. Otro punto que debe ser resuelto es el
relativo al consentimiento por parte del dueño de los datos. “La regulación
sobre la privacidad en el campo de la salud es muy estricta, en cambio, no hay
normativa en torno a los datos sociales, que pueden decir mucho más de nuestra
privacidad que los clínicos”, señala.
Con él coincide el presidente de
la Asociación Salud Digital (ASD), Jaime del Barrio: “Nos preocupa la
protección de datos y la seguridad en el campo de la salud, cuando hay agentes
entrando en el sector de manera muy agresiva”, señala, en referencia a los
gigantes de la información digital.
Lucía Gallardo
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