(Los acentos fueron 
            obviados por cuestiones tecnicas)
              Un 
              laboratorio recibe de sus clientes los farmacos en sus envases 
              primarios y les hace el acondicionamiento secundario: los guarda 
              en estuches y les imprime los datos con que se hace su seguimiento 
              hasta el comprador.

              
              “Apuntabamos a multinacionales, pero nuestro mayor volumen 
              proviene de laboratorios locales”, dice Matias Cornell.
              Matias 
              Cornell y sus actuales socios eran compañeros de trabajo en un 
              laboratorio multinacional cuando decidieron emanciparse para 
              encarar el proyecto propio: una boutique que ofreceria el servicio 
              de acondicionamiento secundario para farmacos y cosmeticos.
              Cuando 
              iniciaron operaciones, no podian prever que justo ese año –2009– 
              se desataria la pandemia de gripe A, y que su primer cliente seria 
              justo el laboratorio que ganara la licitacion para fabricar casi 
              tres millones de unidades de la unica droga con la cual, por 
              entonces, se podia tratar la enfermedad. “Tuvimos que tomar gente 
              eventual para que trabajara en eso un mes y medio, dos”.
              De 
              este modo, Slanger –tal el nombre de la firma– experimento desde 
              el principio un viraje respecto de su plan inicial, que era el 
              posicionamiento boutique para dar servicio a los laboratorios que 
              pusieran mas foco sobre la calidad, y que ellos pensaban que iban 
              a ser los multinacionales. Para eso obtuvieron la certificacion 
              GMP (buenas practicas de manufactura). Pero, para su sorpresa, 
              resulto que “en el top ten de ventas de productos medicinales, hay 
              un sola multinacional, que es Pfizer”, explica Cornell. Asi, 80% 
              de los farmacos con los que trabaja Slanger es de factura local.
              El 
              proceso de reacondicionamiento secundario al que se dedica la 
              firma es un servicio de nicho. En su planta de Villa Lynch 
              (partido de San Martin, provincia de Buenos Aires), reciben los 
              medicamentos –y tambien algunos cosmeticos– en sus envases 
              primarios, es decir, los que estan en contacto con el producto: 
              blister, sobre, frasco. “Lo que hacemos es guardar ese envase 
              primario en su envase secundario, que es el estuche, la cajita”, 
              indica Cornell. Se le agregan los datos productivos –numero de 
              lote y fecha de vencimiento– y los de trazabilidad, para lo cual 
              se le asigna a cada unidad un numero de serie particular. Se trata 
              de un icono irrepetible que se le transfiere al PAMI, que lo da de 
              alta, segun las disposiciones de la Administracion Nacional de 
              Medicamentos, Alimentos y Tecnologia Medica (ANMAT).
              A las 
              solapas se las cierra con unas etiquetas inviolables, se imprime 
              un codigo datamatrix, se lee el numero de serie y, si esta bien 
              codificado, se transfiere al PAMI. “La ANMAT dispuso este sistema 
              para evitar la falsificacion de los medicamentos, sobre todo en 
              los productos caros”, sostiene Cornell. “Es como ponerle al 
              producto un GPS para poder hacer el seguimiento y chequear el 
              camino que realizo a nivel logistico, de modo de asegurarse de que 
              no fue adulterado. Se decidio usar la base de datos del PAMI, que 
              es moderna y apta para procesar esta informacion.” Slanger 
              mantiene el estandar al haber generado un grupo de trabajo 
              profesionalizado, en el que se emplea a varios farmaceuticos. 
              “Hace poco nos tecnificamos y sumamos equipos de produccion para 
              trabajar en mayor cantidad, sin bajar el plantel”, dice el 
              emprendedor. “Son equipos semiautomaticos, que requieren 
              participacion humana”.
              Para 
              este año, la empresa planea asociarse con una compañia de 
              logistica y distribucion de medicamentos, para dar un servicio mas 
              integral: recibir productos para hacer tambien el 
              acondicionamiento primario (sobres, blisters, frascos), el 
              secundario y luego la distribucion.
              
               “Agregaremos un eslabon atras y otro adelante”, sintetiza Cornell. 
              A este fin, transferirian su planta a Mataderos, en la provincia 
              de Buenos Aires. En este momento, buscan la figura mas adecuada 
              para crear la sociedad.
              Otro 
              plan es abrir una filial en Uruguay, en Parque de las Ciencias, un 
              parque industrial orientado a la industria farmaceutica y 
              cosmetica. La idea es atender alli a laboratorios argentinos y 
              uruguayos que quieran exportar desde una zona franca. “Eso les va 
              a resultar competitivo para llegar a toda la region”, asegura el 
              emprendedor.
Fuente: Diario Clarin
 

 
 
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