Diseñan un sensor que permite detectar bacterias. Es mas rapido, sencillo y barato que lo que se utiliza actualmente.
El dispositivo necesita solo un par de gotas. En apenas quince minutos, puede detectar si la muestra contiene componentes de bacterias que si ingresaran en el organismo por el torrente sanguineo causarian peligrosas reacciones inflamatorias.
Se trata de un sensor mas rapido, barato y sencillo que los metodos actualmente empleados en el mundo para este fin y fue diseñado tras ocho años de estudio por investigadores argentinos. El mecanismo ya sorteo con exito las pruebas de la etapa experimental, pero para que pueda utilizarse rutinariamente, tendra que superar aun mas examenes.
El equipo cientifico centro su mirada en detectar de modo mas simple y veloz las endotoxinas o pirogenos, que "representan uno de los mas peligrosos contaminantes de origen microbiologico en soluciones acuosas que entran en contacto con la sangre, como las infusiones parenterales o las soluciones de hemodialisis", explican los doctores Fernando Battaglini, Jorge Yanez Heras y Diego Pallarola, del Instituto de Quimica Inorganica, Analitica y Quimica Fisica (Inquimae) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, en la revista Biosensors and Bioelectronics.
Las endotoxinas o pirogenos integran el grupo de las bacterias Gram-negativas, y por si solas inquietan. "Cuando ingresan en el torrente sanguineo, producen una grave reaccion inflamatoria que genera alta fiebre y posibles daños al organismo. Por ello resulta muy importante detectar su presencia en los productos que tienen contacto con la sangre, como las drogas inyectables o el agua utilizada en hemodialisis", explica Battaglini. De hecho, en el mundo se realizan a diario estos controles con metodos complejos.
Uno de los sistemas consiste en inyectar a un conejo una muestra del producto por evaluar y luego medir si aumenta la temperatura corporal del animal. Otro, el mas habitual, requiere extraer un componente -la linfa- de un particular cangrejo que habita unicamente en las costas de Japon y del este de los Estados Unidos. "Estos metodos son de delicada aplicacion y bastante caros", compara Battaglini, a quien siempre lo obsesiono reemplazar los tests que involucran el uso de animales por analisis quimicos.
"La prueba actual demora una hora; en cambio, este ensayo requiere solo quince minutos. Al sensor se le aplica una señal electrica y su respuesta se analiza por metodos estadisticos. No solo es capaz de detectar pirogenos, sino tambien otros contaminantes provenientes de las bacterias Gram-negativas, como su ADN, los que hoy dia la comunidad medica sospecha que cuando se introducen en el organismo tambien podrian producir fiebre", relata Battaglini, desde su laboratorio en Ciudad Universitaria.
Rapidez, ya que requiere solo un cuarto del tiempo que hoy insume el metodo convencional, simpleza, pues no necesita agregar reactivos ni usar animales, y mayor diversidad a la hora de detectar contaminantes son algunas de las ventajas de este sensor que se halla en etapa experimental. "El dispositivo funciona para la bacteria Salmonella minnesota y hay que probarlo con otras bacterias", apunta el cientifico.
Por ultimo, el especialista subraya otra posibilidad para el futuro: "El dispositivo se puede miniaturizar y automatizar completamente. Esto es importante para que pueda ser incorporado en equipos de aplicacion medica o en la linea de produccion de medicamentos. De este modo, seria posible medir directamente si la concentracion de endotoxinas se halla dentro de los limites permitidos por las autoridades sanitarias".
CUALES SON LAS APLICACIONES
Este sensor puede asegurar, de modo mas veloz y simple que el actual, la ausencia de peligrosos contaminantes en el agua usada para dialisis en enfermos de riñon. "En la Argentina hay 25.600 pacientes en hemodialisis, y unos 1000 en dialisis peritoneal, segun datos del Sistema Nacional de Informacion de Procuracion y Trasplante de la Republica Argentina", precisa Battaglini.
Centro de Divulgacion Cientifica de la Facultad de Ciencias Exactas, UBA
Fuente: Cecilia Draghi , Para LA NACION