Con la participación de más de 800
asistentes, el pasado 10 de octubre se realizó en la ciudad de Córdoba el XXV
Congreso Internacional CAES, que este año tuvo como eje de debate “Innovación y
Equidad”. La cita tuvo lugar en el Hotel Holiday Inn de la capital mediterránea
y fue organizado por la Asociación de Clínicas de Córdoba.
Este año la novedad fue la realización, el
día previo al Congreso, del Primer Encuentro Nacional de Clínicas, Sanatorios,
Hospitales e Institutos de la República Argentina, convocado por la CONFECLISA.
El mismo contó con destacados conferencistas y dirigentes del Sector Salud, y
dará como resultado un documento con “Propuestas para el nuevo ciclo de
Gobierno”.
Compartimos el Discurso de Apertura del XXV
Congreso CAES, realizado por su Presidente, Norberto Larroca:
“Hemos elegido esta hermosa e importante
Córdoba, provincia mediterránea, el centro de la República, y nos hemos apoyado
en su historia: “la Docta”, donde muchos argentinos y extranjeros se formaron.
¡Qué lindo es cumplir 25 años! Para
conmemorarlos hicimos lo que yo denomino “el libro revista”, que condensa los
25 congresos que hemos realizado en nuestro país.
Hace 30 años ya pensábamos que había que
reformar el sistema.
Un sistema que se apoya en la solidez de la
seguridad social, la dadora de la posibilidad de atención de los enfermos de
todo el país. Esa fue una expresión individual de un sector y nosotros nacimos,
crecimos, nos desarrollamos al influjo de esa demanda.
Iniciamos la innovación y la plasmamos hace
25 años en nuestros congresos, planteándola en público, con los mejores
pensadores y disertantes nacionales y extranjeros.
La salud en la Argentina no es una Política
de Estado. No lo es porque es un país decadente que no resuelve los problemas de
la evolución de la sociedad. Es contestatario de las presiones que ejercen los
diversos sectores en función de los intereses personales, y no sobre la
planificación estratégica de lo que merecen y necesitan las naciones.
Es decadente porque no promueve la
ciudadanía. Es decadente porque no se inspira en Sarmiento para la educación y
porque no defiende la Constitución como lo hizo Alberdi. Es decadente porque no
produce la evolución en base a sus valores.
Nosotros planteamos que en la Argentina
tenemos un sistema de atención de la enfermedad con múltiples cajas de
financiamiento.
Es un sistema injusto porque no pensó nunca
ser proyectado desde los determinantes sociales. El Estado enferma y después no
siempre atiende bien. Hay miles de patologías que se generan por las
condiciones insalubres. No hay sistema de salud sin agua potable, sin cloacas,
sin acceso a la educación y a la alimentación. No hay ciudadanos capaces de
poder cambiar este país si las madres no pueden alimentarse bien en su
embarazo, si los niños no comen como corresponde para desarrollar sus neuronas.
No hay un sistema de salud si no hay consenso en la preservación del hombre
como eje del sistema para la evolución.
No tengo un planteo pesimista. Hemos
trabajado mucho y bien. El capital de una clínica es trabajo acumulado, no es
capital financiero. Hay que pagar los impuestos y cada día es más difícil
cobrar adecuadamente. Este es un problema de los argentinos, porque si nos
quedamos sin la atención de este sector virtuoso no va a haber servicio de
atención de la enfermedad porque el Estado no lo puede cubrir.
Sin salud no hay educación y si no hay
educación no hay porvenir. Reclamemos una política de Estado que racionalmente
ponga las cosas en su lugar.
La innovación en la Argentina podría ser
desarrollar las capacidades que tiene el hombre.
Soy optimista. Tenemos que ser la masa del
sector, que en este momento tan difícil presione para que se instale a la salud
en la agenda y discutir con el próximo gobierno la reforma. El sistema debe
atender a toda la gente de forma equitativa sin exclusiones.
El cambio de paradigma es instalar que la
gente no se enferme. Desde la escuela primaria, secundaria y universitaria.
Formando profesionales orientados a preservar la salud.
La vida es una sucesión de expectativas.
Las buenas expectativas pueden hacernos mejores.
En nuestro país hay mucha politiquería y
casi nada de filosofía. La filosofía es el diagnóstico de la vida. La política
no es otra cosa que transformar la realidad, pero con bases filosóficas, porque
si no puede ser muy riesgoso.
Este sector tiene grandes valores desde sus
cimientos. Es imprescindible y tiene que sentirse orgulloso porque sacamos a la
gente de la cola interminable para acostarla en una cama confortable de un establecimiento
digno. Construyamos algo que es difícil en nuestro país: la buena fe.
Voy a dar por iniciado nuestro 25 Congreso
Internacional CAES, con el calor de esta tierra, envuelto en la celeste y
blanca”.