Entidades de 11
provincias expresaron su preocupación en un comunicado. Afirman que la consulta
presencial es fundamental. La
respuesta de empresas y obras sociales.
La telemedicina ya
está entre nosotros. Cada vez más prepagas, clínicas y
hospitales atienden a sus pacientes a la distancia, a través de
aplicaciones, plataformas digitales, o redes sociales. Pero lo que muchos
presentan como un avance y como "la salud del futuro", también
tiene sus opositores.
La Federación de
Entidades Médicas Colegiadas (Confemeco) -integrada por los Colegios y Consejos
médicos de 11 provincias, incluida Buenos Aires- difundió en un comunicado
su "preocupación" por esta forma de atención
que "pone en alerta a los médicos".
Quirófano del Hospital Clinic de Barcelona (España), que esta semana
presentó un proyecto común con el Mobile World Capital (EFE).
“El acto médico es presencial y requiere
de la
interacción del profesional con el paciente en forma personal,
en un ámbito adecuado y respetando todas las implicancias ético-legales que
rigen la profesión en nuestro país", explica Mauricio Eskinazi, presidente
de la Federación.
"No estamos en contra de la tecnología
-sigue Eskinazi- solo queremos reforzar el hecho de que la consulta presencial es
fundamental". Destaca la importancia del análisis "a
través de la historia clínica y del examen físico adecuado, que solo se logra
de manera presencial”.
Sin embargo, para
sus promotores, la telemedicina brinda resultados exitosos. Un caso
paradigmático es el Hospital Garrahan, que tiene más de 300 Oficinas de
Comunicación a Distancia (OCDs) en diferentes provincias. En 2018 atendieron
10.347 consultas y realizaron 1.083 videoconferencias.
Su propuesta es
intermedia: incluye tecnología, pero el paciente nunca queda solo. "La
gran diferencia que tiene este proyecto (del Garrahan) respecto a otros que se
están desarrollando en el ámbito privado es que siempre hay un médico
en forma presencial al lado del paciente", cuenta a Clarín Antonio
Luna, coordinador de redes y comunicación a distancia del hospital.
Programa de telemedicina en el Hospital Garraham.
¿Cómo funciona? El
objetivo es tener una segunda opinión calificada. Por ejemplo, un nene visita
a un cardiólogo en el Hospital de Niños de Jujuy. Ese médico se puede
contactar -en forma remota- con el jefe del Servicio de Cardiología del
Garrahan en Buenos Aires. Entre los dos analizan el caso y debaten cómo
tratarlo.
Por su parte, la
empresa de emergencias Vittal ofrece un servicio de videoconsultas que en
2018 tuvo un incremento mayor al 100%. Las usan para los casos que no son
urgencias ni emergencias, como gripes, resfríos o seguimientos
posquirúrgicos.
Telemedicina en el hospital Nicklaus de Miami, Estados Unidos.
"Es
innovador y eficaz", dice a Clarín la
directora médica, Valeria El Haj. Sobre el comunicado de la Confemeco,
opina que "el trato personalizado no se pierde" porque
a través de una pantalla "estás viendo al paciente: si está pálido,
si está sudoroso, si tiene problemas para hablar". Incluso, le
pueden pedir que abra la boca o levante los brazos.
"Hay que
sacarse la careta. Cuando un paciente va por una banalidad, los médicos
ni lo tocan. Me parece que en una videoconsulta de 40 minutos te
atienden mucho mejor que a los pacientes de PAMI que, pobrecitos, van al médico
y tienen 15 minutos de atención", remata El Haj.
En Vittal atienen pacientes a través de aplicaciones para celulares
(Ruben Digilio).
Es punto es,
juntamente, uno de los principales beneficios para los usuarios de los
servicios de salud, ya que en muchos casos hay meses de demora para conseguir
un turno personal con un especialista, y cuando lo consiguen pueden tener
largas esperas para ser atendidos.
En el caso de
Osde, el servicio más destacado es la Unidad de Asistencia Remota (UAR) que
permite a las empresas que se encuentran en sitios remotos y hostiles consultar
a especialistas. "En dos años llevamos realizados más de 1.000
eventos a través de la UAR con resultados muy satisfactorios",
cuentan a Clarín los voceros de la empresa.
Para Héctor
Garín, secretario general de la Asociación de Médicos de la Actividad
Privada (AMAP), lo de las prepagas "no es medicina, es negocio". En
una columna que compartió con este medio, menciona su "ganancia
maximizada" porque "reducen costos y multiplican ingresos
económicos". Dice que los médicos son los perdedores: "les pagan por
cuatro teleconsultas lo mismo que antes les abonaban por una atención personal
y adecuada".
Consultados sobre
un posible ahorro de costos, los voceros de Osde responden que con la
telemedicina "se reducen exclusivamente los costos indirectos:
traslados inútiles, demoras, dificultad de acceso o disponibilidad de
especialistas que provoca movilidad de los pacientes".
"No creo que
sea para abaratar costos", opina Luis Maria Degrossi, presidente de la
Asociación de Empresas de Medicina Privada (ADEMP). Considera que la
telemedicina es "algo nuevo del mercado" y que
apunta a seducir a los millennials. "Las entidades de
medicina privada y las obras sociales no pueden quedar afuera de esta
innovación tecnológica porque los jóvenes lo requieren. Ellos quieren
concurrir lo menos posible a un lugar físico", señala.
Distinto es el
caso de los más grandes. Para Degrossi, "hay mucha gente que todavía
prefiere sentarse en un escritorio, generalmente son los mayores de 35 o 40
años". Como en todo período de adaptación, los cambios descolocan,
incomodan, y dividen las aguas. En eso estamos.
Las guardias
"virtuales", otro debate
"¡Ahorre
tiempo! Reserve un turno para atención en guardia externa", promociona el
Instituto de Diagnóstico IADT en su página Web. Mientras que la obra social
Swiss Medical, en su versión mobile, da la posibilidad de reservar un lugar
para algunas guardias.
La novedad es
rechazada por muchos médicos. Según lo que pudo
averiguar Clarín, sostienen que, desde hace tiempo, se venía
desvirtuando la función de la guardia, que es atender urgencias. Dicen que
ahora la gente va por cualquier cosa. Y aseguran que este tipo de
"apps" contribuyen a desvirtuarlo aún más.
"Además del
propósito histórico que es la urgencia, las guardias también están cumpliendo
lo que se llama 'atención a la demanda'", dice Degrossi. Explica
que el sistema está saturado, con obras sociales que tienen turnos a 90 o 120
días. Entonces la gente opta por ir a las guardias y las instituciones
implementaron la atención a la demanda. Se puede concurrir sin turno o,
vía medios digitales, conseguir un turno inmediato.
Por VANESA LÓPEZ