¿Debo vacunarme si ya
tuve coronavirus? ¿Cuánto dura el efecto de inmunidad? ¿Una dosis o dos? Todas
las respuestas explicadas por expertos.
El COVID-19 es
una enfermedad producto de la irrupción del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que
originó la actual pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud
(OMS).
A pesar de la llegada
de las primeras vacunas, los científicos siguen están aprendiendo del
comportamiento del COVID-19 y su evolución, mientras el mundo registra más de
107 millones de infectados y 2,3 millones de fallecidos desde su origen en
la ciudad china de Wuhan, en diciembre de 2019.
En ese
sentido, las vacunas que actualmente son desarrolladas por varias
farmacéuticas son herramientas en las que muchos han puesto sus esperanzas para
proteger a la población y evitar que más personas sigan muriendo a causa
del SARS-CoV-2, el virus que provoca la enfermedad.
No obstante,
alrededor de estas surgen un sinnúmero de dudas. Una de ellas es la que
plantean quienes ya han sufrido la enfermedad que, en algunos
casos, consideran que ya no necesitan la vacuna porque es probable que no
vuelvan a infectarse.
Pero ¿qué
sabemos acerca de cómo la inmunidad de una infección previa se compara con la
protección que dan las nuevas vacunas? La respuesta corta: no
mucho. Pero las vacunas para el COVID-19 han prevenido la enfermedad de
manera predecible, y son una apuesta mucho más segura, dijeron los expertos.
“Es difícil predecir
quién sobrevivirá ileso a una infección”, dijo en diálogo con The New York
Times Jennifer Gommerman, inmunóloga de la Universidad de Toronto.
Dadas todas las incógnitas -como la capacidad hospitalaria de una región o la
fuerza de la respuesta inmune de una persona- elegir la enfermedad en
lugar de la vacuna es “una decisión muy mala”, afirmó. “La principal
ventaja de una vacuna es que es predecible y segura. Ha sido diseñada
de forma óptima para generar una respuesta inmune efectiva”, agregó.
“Las vacunas hasta
ahora han demostrado que generan una respuesta inmune mayor que la
enfermedad natural. Por otro lado, los primeros datos de eficacia muestran
que la vacuna es eficaz aún en personas que ya han tenido la enfermedad. En la
campaña de vacunación no será un criterio para no vacunar a alguien el haber
tenido la enfermedad”, aseguró en diálogo con Infobae el
doctor Pablo Bonvehí, médico infectólogo (MN: 62.648), jefe de la Sección
Infectología y Control de Infecciones del CEMIC.
“No hay nada perjudicial
en obtener un estímulo para una respuesta inmune que ya se ha tenido
antes”, reafirmó Marion Pepper, inmunóloga de la Universidad de
Washington en Seattle. “Podrías obtener una respuesta inmune aún mejor al
aumentar la inmunidad de la primera infección con la vacuna”. La idea de la
especialista se refuerza con la noticia del fin de semana que indica que dos
estudios científicos demostraron que las personas que ya se han infectado por
coronavirus necesitarían una sola aplicación para alcanzar la inmunidad, lo
cual genera una gran importancia por la posibilidad de cambiar los criterios de
inmunización para hacer frente a la escasez de inyecciones, según los expertos.
En un nuevo
estudio los investigadores encontraron que las personas que habían
sido infectadas previamente con el virus informaron fatiga, dolor de cabeza,
escalofríos, fiebre y dolor muscular y articular después de la primera
inyección con más frecuencia que aquellos que nunca habían sido
infectados. Los sobrevivientes de la enfermedad también tuvieron
niveles de anticuerpos mucho más altos después de la primera y segunda dosis de
la vacuna.
Según estos
resultados, dicen los investigadores, las personas que han tenido COVID-19
pueden necesitar solo una inyección. “Creo que una vacuna debería ser
suficiente”, aseveró Florian Krammer, virólogo de la Escuela de
Medicina Icahn en Mount Sinai y autor del estudio. “Esto también evitaría
a las personas un dolor innecesario al recibir la segunda dosis
y liberaría dosis adicionales de la vacuna”, agregó.
¿Cuál es el riesgo de
reinfección?
El riesgo de
reinfección parece ser bastante bajo según los expertos. Los Centros para el
Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) afirman
que el riesgo de reinfección es ‘bajo’ dentro de los primeros 90 días después
de haberse infectado con COVID. “Igualmente, en base a lo que sabemos de virus
similares, se espera que haya algunas reinfecciones”, señalan los CDC en
su sitio web.
“En algún momento
tendremos que averiguar si 90 días es el número correcto”, dijo Yvonne
Maldonado, quien representa a la Academia Estadounidense de Pediatría en
las reuniones del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización. Pero por
ahora, “las personas que tienen evidencia de infección recientemente probablemente no
deberían estar en la primera línea de la vacunación porque hay muy pocas
vacunas disponibles”.
Sin embargo, en
otros casos, se cree que una infección natural es más poderosa que una
vacuna. Por ejemplo, el hecho de contraer paperas -que en casos raros
puede causar problemas de fertilidad en los hombres- genera inmunidad de por
vida, pero algunas personas que han recibido una o dos dosis de la vacuna
siguen contrayendo la enfermedad.
En el caso de
coronavirus, la inmunidad natural que provoca es afortunadamente bastante
fuerte. La gran mayoría de las personas infectadas producen al menos
algunos anticuerpos y células inmunes que pueden combatir la infección.
Y la evidencia hasta ahora sugiere que esta protección persistirá por
años, lo que prevendrá enfermedades serias, si no la reinfección.
“En la mayoría de los
casos, una infección produce una respuesta inmune mayor y más
duradera. Esto es porque las vacunas, por lo menos las más antiguas, eran
virus atenuados y la infección es caudada por el virus completo. En principio,
cuando uno ya tuvo una infección, como la respuesta inmune es mayor que la
vacuna no tiene mucho sentido vacunarse. Salvo en aquellos casos donde la
inmunidad no persiste. Tendrá que pasar tiempo para que podamos saberlo con
certeza”, señaló en diálogo con este medio la doctora Cristina
Freuler, médica infectóloga y jefa del Departamento de Medicina Interna
del Hospital Alemán.
Pero hay un “rango
dinámico masivo” en esa respuesta del organismo, con una diferencia de 200
veces en los niveles de anticuerpos. En las personas que están levemente
enfermas, la protección inmunológica capaz de prevenir una segunda
infección puede disminuir en unos pocos meses. “Esas personas podrían
beneficiarse más de la vacuna que otras”, afirmó Bill Hanage, epidemiólogo
de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
Consultado por este
medio sobre el tema de reinfecciones, el doctor Francisco
Nacinovich, jefe de infectología del Instituto Cardiovascular de
Buenos Aires y miembro de la comisión de vacunas de la Sociedad
Argentina de Infectología, indicó: “Aun habiendo contraído la
enfermedad es recomendable vacunarse. Es la indicación de nuestra
autoridad sanitaria. No se sabe cuánto duran los anticuerpos por la infección
natural. Se cree que duran entre noventa y cien días, en algunas personas menos
y no todos tienen anticuerpos protectores. En general, las vacunas estimulan el
sistema inmunológico evitando los efectos adversos.
¿Qué sucede con las
variantes nuevas?
Alrededor del mundo
se detectaron múltiples variantes del SARS-CoV-2 en los últimos meses. “En
general cuando el virus contagia se replica, y esa posibilidad es la que hace
que el virus pueda llegar a mutar”, explica a Infobae el médico
infectólogo Hugo Pizzi (M.P. 54.101). “Por eso pedimos por varias
razones epidemiológicas que la gente se cuide, porque cuantos más casos haya,
más riesgo hay de que haya mutación. Al principio creíamos que las
mutantes que estábamos viendo eran más contagiosas, pero menos letales. Sin
embargo, Patrick Vallance, asesor jefe científico del Reino Unido, ya dijo -y
está publicado- que es más letal. Él hace un cálculo que muestra que el
coronavirus antes mataba 10 personas sobre 1000 personas, y ahora 13. La
variante brasileña no escapa a ese hecho. La prueba evidente está que tiene
colapsada a Manaos con más de 1000 muertes diarias”.
Según declaraciones a
este medio del inmunólogo Jorge Geffner, “hay preocupación por todas las
variantes. La que más preocupa de las de Brasil tiene que ver con el desastre
que ocurrió en Manaos. En base a esa experiencia, se piensa que tiene más
transmisibilidad, es decir que es más contagiosa”. Una pesquisa preliminar
del centro de investigación médica Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) indicó que
esta nueva variante es un “fenómeno reciente”. Probablemente se desarrolló
en diciembre y evolucionó a partir de variantes que se encontraban en
circulación en Amazonas.
Para Anthony
Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades
Infecciosas de Estados Unidos, existe la “necesidad de seguir de cerca las
variantes y de acelerar los esfuerzos de vacunación antes de que surjan nuevas
mutaciones incluso más peligrosas. La mejor manera de evitar que un virus siga
evolucionando es impedir que se replique y eso se consigue vacunando a la gente
lo más rápido posible”.
¿Debo ir a vacunarme
si enfermo ahora?
La recomendación
médica indica que si uno está cursando la enfermedad no es conveniente
vacunarse hasta tanto concluyan los síntomas y la persona sea dada de alta. Igualmente,
no hay una recomendación de tiempo mínimo entre la infección y la vacunación.
Además, no hay datos
de seguridad sobre personas que hayan recibido una terapia con anticuerpos o
plasma convaleciente para tratar una infección por COVID-19. Dado que la
reinfección parece ser poco común en los 90 días posteriores a la infección
inicial, los CDC recomiendan como precaución que la persona espere al
menos 90 días.
¿Necesito ambas dosis
de la vacuna?
Todas las vacunas
lanzadas hasta ahora se componen de 2 dosis con 21 o 28 días de diferencia
para alcanzar una alta inmunidad. Actualmente se recomienda que las
personas sigan ese calendario de vacunación hasta que se realicen más
investigaciones y los funcionarios de salud hagan otra recomendación.
“Se ha planteado el
concepto de administrar una sola vacuna de refuerzo a quienes han tenido una
infección natural como forma de preservar el suministro limitado de vacunas y
ponerlas a disposición de quienes nunca desarrollaron la infección por COVID”,
según el estudio médico citado precedentemente.
Fuente: Infobae
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