La
automatización y estandarización en los quirófanos representan una oportunidad
tangible para mejorar la seguridad del paciente, reduciendo el impacto de la
sobrecarga cognitiva en los anestesiólogos.
La seguridad del paciente es un objetivo
prioritario en cualquier entorno hospitalario, especialmente en los quirófanos,
donde la precisión y la toma de decisiones rápidas son esenciales. Los
anestesiólogos enfrentan desafíos únicos, que van desde el manejo simultáneo de
múltiples variables clínicas hasta el control de situaciones críticas en
segundos. La automatización tecnológica no es solo una herramienta útil,
sino una necesidad para garantizar una atención segura, eficaz y menos propensa
al error humano.
El estrés cognitivo en
anestesiología: una amenaza silenciosa
Ser anestesiólogo implica trabajar bajo
presión constante, tomar decisiones en milisegundos y lidiar con múltiples
fuentes de información al mismo tiempo. Este entorno altamente demandante
expone a los profesionales a una carga cognitiva elevada, donde el margen
de error puede tener consecuencias graves para el paciente.
Durante su presentación en la Conferencia
Stoelting de la Fundación para la Seguridad del Paciente de Anestesia 2024, la
Dra. Joyce Wahr enfatizó la necesidad urgente de implementar soluciones que
reduzcan esta carga cognitiva. Basándose en los aportes del psicólogo y premio
Nobel Daniel Kahneman, explicó cómo el cerebro humano funciona con dos sistemas
de pensamiento: uno rápido e intuitivo (Sistema 1) y otro más lento, analítico
y deliberado (Sistema 2). Ambos están en constante competencia por una
reserva limitada de esfuerzo mental, y es precisamente cuando esta reserva se
ve superada que aumentan las probabilidades de cometer errores.
Tecnología automatizada: una
aliada contra el error humano
Frente a esta realidad, la automatización
del quirófano se perfila como una solución concreta. Herramientas como los
lectores de códigos de barras, jeringas precargadas, infusiones
estandarizadas o sistemas inteligentes de monitoreo pueden reducir significativamente
la necesidad de decisiones complejas en tiempo real.
La Dra. Wahr subraya que confiar
únicamente en una mayor capacitación o en pedirle al personal que “se esfuerce
más” es ineficaz. En cambio, propone que las instituciones de salud inviertan
en tecnología que limite la exposición del profesional al error, permitiéndole
enfocarse en lo realmente crítico.
Estandarización y soluciones
listas para usar: el camino a seguir
Una de las propuestas más concretas de la
Dra. Wahr fue la estandarización de las concentraciones de medicamentos de alta
alerta y la implementación de formas listas para usar, como jeringas e
infusiones ya preparadas. Este tipo de estandarización no solo disminuye
el margen de error durante la administración de medicamentos, sino que también
libera al profesional de pasos intermedios que aumentan la carga mental.
Además, la especialista hizo un llamado a
que estas medidas no se descarten por consideraciones presupuestarias. “Si la
tecnología o los materiales aprobados previamente pueden reducir la carga,
deben utilizarse, incluso si no son rentables”, afirmó.
Una cultura que promueva el
aprendizaje y la seguridad
Más allá de la tecnología, la Dra. Wahr
también insistió en la importancia de fomentar una cultura institucional que
incentive la notificación de errores y el aprendizaje colectivo. Promover
espacios seguros para compartir experiencias y lecciones aprendidas fortalece
la prevención de errores futuros y mejora la práctica clínica en todos los
niveles.
Asimismo, propuso ampliar la formación en
el uso de tecnologías específicas en anestesiología, asegurando que los
profesionales puedan integrar eficazmente estas herramientas en su práctica
diaria.
Implicaciones para América
Latina y Colombia
Para los sistemas de salud de América
Latina, y particularmente en Colombia, donde la infraestructura tecnológica en
los quirófanos aún presenta brechas importantes, este llamado representa una
oportunidad de transformación. Las inversiones en automatización,
estandarización de procesos y cultura organizacional orientada a la seguridad
no solo mejoran los resultados clínicos, sino que también optimizan recursos al
reducir eventos adversos y litigios por mala praxis.
La automatización no reemplaza al
anestesiólogo, sino que potencia su capacidad de respuesta y reduce los
factores que lo predisponen al error. Adoptar estas estrategias en la
región requerirá voluntad política, apoyo financiero y una visión clara sobre
los beneficios a mediano y largo plazo.
Fuente: El Hospital
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